CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 25 de noviembre de 2016 h |

Me falta espacio para escribir todas las aficiones de este urgenciólogo. Roberto Penedo es sinónimo de multitask. Coordina todo lo que puede, dentro y fuera de su profesión y siempre con una sonrisa. Su acento sugiere Venezuela, pero es leonés de pura cepa, y su historia hay que contarla desde el principio: comenzando por su faceta de guardaespaldas.

Pregunta. No suena el ‘I will always love you’ de Whitney Houston pero vendría muy a cuento para comenzar la entrevista…

Respuesta. (Risas) Emigré con mis padres a Venezuela, por lo que la carrera de medicina la hice allí. Compaginé mis estudios con algunos trabajos como portero de discoteca. En esa época trabajaba para una empresa que se dedicaba a la seguridad y les venía bien contar con alguien ‘grandote’. Un día, por casualidad, me llamaron para hacer de guardaespaldas de una artista venezolana, cantante y actriz de telenovelas, y tuve la suerte de que le caí bien a la manager y me propuso terminar la gira con ellos. A partir de ahí yo seguía estudiando, pero los fines de semana me iba de gira.

P. Requisitos para ser un guardaespaldas en urgencias

R. Calidad humana.

P. También te da por la moto, ¿se llega ‘urgentemente’ a los sitios?

R. Se llega mucho antes. Sin embargo, tampoco soy un gran apasionado de la moto como para hacer grandes rutas. Para mí es una herramienta que me permite llegar muy pronto a la consulta y sortear los atascos…

P. Ser coordinador de urgencias es ser como tu yo cotidiano: multitask

R. Sí. Lo que he intentado es aplicar todo este multitasking que tengo en mi vida a todo el servicio. Es verdad que hay muchas limitaciones. La gente piensa que el puesto de coordinador tiene mucho poder pero estamos muy atados. Creo que esas capacidades que ya traía han sido útiles: como la tecnología, otra de mis pasiones. Intento que el que trabaja aquí lo haga lo más cómodo posible. ¡Vale la pena!

P. ¿Urge reconocer la especialidad?

R. Sí, totalmente. Es una deuda con la sociedad. En los últimos años las urgencias han mejorado muchísimo como concepto, como atención, y ha sido así porque hay profesionales que han decidido que quieren ser urgenciólogos. Antes, las urgencias eran un fondo de saco donde venían a pasar el rato, con lo cual no existía esa implicación. Ahora, hemos demostrado que se puedenprofesionalizar. No tiene sentido que se sigan haciendo cambios en medicina y que las urgencias se estén dejando como algo marginal. Somos la puerta a los hospitales. Es una especialidad por derecho propio, no un capricho.

P. ¿Necesitáis casco los profesionales?

R. El gran problema que tiene el SNS es que se aborda siempre con una visión miope. Hay 17 sistemas sanitarios distintos. Cada persona que llega a un puesto directivo, probablemente lo haga con buenas intenciones, pero sólo miran su pequeña área de influencia y no hay visión a largo plazo.

P. ¿La sanidad ha escogido bien a sus guardaespaldas?

R. No conozco a la ministra, ni su trayectoria, por tanto uno se tiene que fiar de lo que lee. Creo que le tenemos que dar un voto de confianza. Alguien que entra en un puesto tan importante tiene que ser intachable. Una persona con experiencia en el área. Debería existir una meritocracia.

PÍLDORAS

Una ruta en moto. Asturias

Una persona a quién proteger las espaldas: “A mis colegas en Venezuela, que siguen salvando vidas en condiciones inimaginales.

Gastronómicamente, ¿te quedas con León o Venezuela? Indudablemente León.

¿Qué falta para que arranque la especialidad de urgencias? Voluntad política, única y exclusivamente.