CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 14 de diciembre de 2018 h |

¿Cómo afecta la tecnología a nuestra vida diaria? ¿Y a la salud? Para la última pregunta, no hay que ir muy lejos, basta con pasar hacia tras las páginas de este periódico y ver que la ciencia y la evidencia científica avanza y lo hace gracias a la tecnología. En cuanto a la primera pregunta, nos podemos remontar a hace un par de semanas con dos noticias que recorrieron el globo y levantaron alguna que otra ampolla.

Nos vamos hasta Hong Kong, donde el científico He Jiankui de la Southern University of Science and Technology de Shenzhen, aseguró haber modificado los genes de bebés. Según explicó en una cumbre científica, logró desactivar el gen CCR5 que genera la proteína que permite al VIH entrar en las células.

Ante estos resultados, del ya conocido como el ‘Frankestein Chino’, la mayoría de los científicos criticaron los experimentos llevados a cabo por Jiankui por considerarlos demasiado arriesgados y calificarlos de experimentación humana.

Para muchos, el dilema ético que esto representa nace no solo del hecho de que el científico no consiguió aportar evidencia suficiente para un avance de estas dimensiones, sino que además llevo a cabo los ensayos sin autorización de la Universidad y sin seguir los protocolos establecidos.

La otra noticia que corrió como la pólvora fue la del primer bebé fruto del trasplante de útero de una donante fallecida, en Brasil. La madre y receptora de la cirugía, nació sin útero, debido al denominado síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser. En cuanto a la donante, fue una mujer de 45 años que había muerto de una hemorragia en el cerebro.

Hay que tener en cuenta que no es la primera vez que este tipo de intervención se realiza, aunque hasta ahora siempre se había realizado entre pacientes vivas.

El dilema ético salió a la palestra nada más conocerse la noticia. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) se mostró en contra de este trasplante de útero, dados los “enormes cuestionamientos éticos y riesgos” que implica esta técnica tanto para la receptora como para su bebé. “En trasplante de órganos como corazón, riñón o pulmón existe un riesgo quirúrgico, y también un riesgo asociado a la necesidad de tomar una terapia inmunosupresora de por vida que tiene una serie de efectos secundarios. Sin embargo, compensan con el beneficio que se obtiene: una mejora de la supervivencia y de calidad de vida. Esos pacientes no tienen otra opción para seguir viviendo o están abocados al tratamiento con diálisis. Ahí el balance riesgo-beneficio es claramente favorable”, explicó la directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, que, sin embargo, no observa lo mismo en el caso de trasplante de útero.

Lejos de hacer paralelismos, es inevitable pensar en el cine.Para muchos de los fans de la famosa serie deBlack Mirror, quizás estos avances no le queden tan lejanos. Y es que a veces la realidad supera a la ficción.

Un top ventas por Navidad…

¿Se imaginan llevar nuestro panel de genes secuenciados en un chip? Una realidad que no está tan lejos de llegar a nuestra rutina diaria. Así lo aseguran los expertos en la materia. Para que se hagan una idea, en el último Black Friday y el Cybermonday, las ventas de los test genéticos subieron como la espuma en Estados Unidos por el simple hecho de estar alrededor de los 150 dólares. Y es que, en la actualidad, cualquier persona puede acceder a su secuenciación a golpe de click, a través de las grandes plataformas tecnológicas de compra online. Según estos datos, todo apunta a que este será uno de los regalos de las navidades