El asma es una enfermedad crónica del sistema respiratorio que afecta a los bronquios, que son los conductos que llevan el aire dentro y fuera de los pulmones. En las personas con asma, los bronquios se inflaman y se estrechan, lo que dificulta la respiración y provoca síntomas como sibilancias, dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019 alrededor de 262 millones de personas tenían asma y 455.000 fallecieron como consecuencia de esta patología.

Las causas del asma pueden variar según el individuo, pero factores como la genética, la exposición a alérgenos ambientales, como el polen, el polvo o los ácaros; la contaminación del aire, las infecciones respiratorias virales y el tabaquismo pasivo pueden desempeñar un papel importante en su desarrollo. En este sentido, Carolina Cisneros, responsable de la Unidad de Alta Complejidad de Asma del Hospital La Princesa de Madrid, explica a Gaceta Médica que “la clasificación por gravedad en el asma se establece precisamente según la necesidad de medicamentos que el paciente precisa para conseguir el control de la enfermedad. Por ejemplo, un asma leve sería aquella que se controla con un inhalador a dosis bajas y una grave precisará de múltiples fármacos y a dosis mayores para poder alcanzar dicho control o incluso, no conseguirlo a pesar de un tratamiento intensivo”.

Para comprobar la función pulmonar existen diversas pruebas que proporcionan datos indispensables del paciente. “La prueba fundamental que nos aporta información y está mejor estandarizada es la espirometría con prueba broncodilatadora, que nos ayuda en el diagnóstico y nos informa sobre el grado de obstrucción bronquial de los pacientes en cada visita de seguimiento”, explica Cisneros. “Pero, además utilizamos otras muchas como la provocación bronquial inespecífica que nos ayuda a descartar asma cuando el diagnóstico no está claro o la fracción exhalada de óxido nítrico (FENO), que detecta si existe una inflamación de tipo II en la vía respiratoria del paciente”, añade la especialista.

Manejo integral del asma

El tratamiento de esta patología respiratoria habitualmente es igual tanto para personas adultas como para personas en edad pediátrica, sobre todo a partir de los seis años. “Si bien en niños se tiene un especial cuidado en no utilizar tratamientos a dosis altas si no son estrictamente necesarios. No obstante, hay que cumplir siempre con las indicaciones de la ficha técnica de los diferentes medicamentos empleados para el asma en esta población”, puntualiza la neumóloga del Hospital La Princesa.

Por otro lado, las intervenciones no farmacológicos también son clave para obtener la mejor respuesta terapéutica. “La más importante de estas intervenciones es evitar el consumo de tabaco o cualquier tipo de sustancia por vía inhalatoria”, subraya Cisneros. En este sentido, seguir una dieta sana, realizar ejercicio regularmente para evitar el sobrepeso y la obesidad, que es una de las causas que conlleva a que el paciente no mejore la sensación de ahogo y complica el manejo de la enfermedad. “También es necesario un adecuado abordaje psicológico, ya que juega un papel importante en estos pacientes, especialmente en los más graves”, apunta la especialista.

Sin embargo, en el asma, como en otras patologías crónicas, el abordaje del paciente debe ser individualizado, por lo que realizar un seguimiento adecuado de cada persona para conocer las características concretas de cada tipo de asma es esencial para poder adaptar la mejor terapia en cada caso.

Avances en investigación

Los últimos avances en investigación que se han experimentado en esta patología han estado enfocados en nuevos tratamientos monoclonales. “En los últimos años se han desarrollado tratamientos, denominados biológicos, frente a diferentes dianas que contribuyen al proceso inflamatorio que acontece en la pared bronquial, que han revolucionado el abordaje de esta enfermedad en los casos más graves y que han cambiado la vida de muchos pacientes”, asegura la neumóloga del Hospital La Princesa. La especialista además destaca que “se están desarrollando estudios que evalúan el papel que juegan los tapones mucosos que se forman en las ramas bronquiales más periféricas en el asma y como puede mejorar el fenómeno de la hiperrespuesta bronquial cuando administramos estos nuevos tratamientos biológicos”.

En esta línea, un estudio realizado por la Universidad de La Laguna y publicado en The Journal of Allergy and Clinical Immunology, sugiere que la conexión entre los ataques de asma, la respuesta a los tratamientos médicos y las comorbilidades de esta enfermedad podría estar vinculada a la composición genética de las personas y su microbioma.

Unidades de Asma de Alta Complejidad

El desarrollo de las Unidades de Asma de Alta Complejidad han supuesto un avance muy importante en el abordaje de esta patología, sobre todo en los casos más graves.  Según Cisneros, “estas unidades están coordinadas por especialistas con amplia experiencia en asma y en ellas se realiza un diagnóstico adecuado, tanto del asma como del resto de enfermedades asociadas, es decir, de las comorbilidades que a menudo complican su manejo y la respuesta a los diferentes tratamientos”. Cuentan con equipos multidisciplinares que incluyen neumólogos, alergólogos, enfermeras especializadas, fisioterapeutas, y otros profesionales de la salud.

Estas unidades también suelen ser centros de referencia para casos complejos de asma, donde se pueden aplicar tratamientos innovadores, como la inmunoterapia específica para alérgenos o terapias biológicas dirigidas a moléculas específicas involucradas en la inflamación del asma. “Se realiza un abordaje multidisciplinar para categorizar adecuadamente a los pacientes y se consensuan los tratamientos más adecuados en cada caso concreto. El paciente siempre se podrá beneficiar tanto de la experiencia de los profesionales como de los medios disponibles y de la investigación que se lleva a cabo en dichas unidades acreditadas”, subraya la especialista.

Principales desafíos en el abordaje del asma

Los especialistas coinciden en que uno de los retos a los que se enfrentan en la actualidad, aunque se lleva arrastrando años, es la falta de adhesión de los pacientes al tratamiento. Garantizar que los pacientes sigan adecuadamente el plan de tratamiento prescrito, incluyendo la toma regular de medicamentos y la adopción de medidas de prevención, puede ser difícil. “La baja adhesión al tratamiento inhalado por parte de los pacientes siempre ha estado presente”, indica Cisneros. “Ningún tratamiento puede ser eficaz si no se cumple y se realiza de manera adecuada”, concluye.


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