La precariedad en la profesión médica sigue siendo uno de los caballos de batalla contra el que se plantan organizaciones, sociedades científicas y organismos colegiales. Con razón del especial 900 de Gaceta Médica, Tomás Cobo Castro, presidente del CGCOM, el organismo que engloba los 52 colegio oficiales de médicos españoles, expone cuáles son los problemas, las necesidades y las reivindicaciones de los servidores públicos que cargaron con el mayor peso de la pandemia.

Pregunta. Como representante de los médicos, ¿Qué noticia le gustaría leer en este 2023?

Respuesta. La primera, que no hubiese ninguna agresión durante este año, y la segunda, que se acabase con la precariedad. Tenemos a un 50 por ciento de los médicos realizando trabajos precarios y una buena noticia sería que todos los médicos tuviesen un contrato estable que les permita generar una visión de futuro.

P. El número 900 de Gaceta Médica supone 20 años de información sanitaria con el foco en los profesionales, ¿Cuáles eran las necesidades entonces y qué prioridades tiene ahora la profesión médica?

R. Las prioridades van en la línea de lo que hemos ido marcando a lo largo del tiempo. Hay tres puntos importantes: acabar con la precariedad profesional en primer lugar, también equiparar los salarios de los médicos a nuestros homólogos europeos y la falta de tiempo estructural para la formación medica continuada. Hay que añadir que, después de la pandemia, casi un 50 por ciento de los médicos en España sufre síntomas del síndrome del profesional quemado. A eso hay que sumarle las ya mencionadas agresiones que preocupan y mucho. El conjunto de la profesión médica está harta, por eso solicitamos un pacto de estado por la sanidad, para mantener este modelo sanitario que tenemos en el que los médicos somos una parte fundamental.

“Casi un 50 por ciento de los médicos en España sufre síntomas del síndrome del profesional quemado”

P. ¿Por qué resulta tan difícil afinar en la gestión de los recursos humanos del SNS?

R. Suena redundante pero es necesario gestionar a los humanos y a la hora de hacerlo la precariedad que vivimos es una tara. Hay una especialidad en la que la falta de estos recursos impacta directamente, es la atención primaria, porque la falta de personal impacta no solo a la profesionalidad, también a las familias y a la comunidad. Por ejemplo, cuando un médico reciente llegado tiene un contrato de una semana es imposible conocer a los núcleos familiares y establecer ese conocimiento de las situaciones en general.

“Una vez más volvemos a la ‘vieja anormalidad, desde las gerencias se lanzan las ideas hacia los clínicos, cuando el orden debería de ser inverso”

P. ¿Qué esperan los médicos de los gestores?

R. Tiene que haber una conexión más directa entre la gestión y la acción clínica, en estos tiempos en los que se habla de la “nueva normalidad” después de la pandemia, estamos volviendo a la “vieja anormalidad”. Con esto quiero decir que durante la pandemia se demostró la importancia del liderazgo clínico, porque los que organizaron la respuesta frente al COVID-19 fueron precisamente los profesionales sanitarios en su conjunto, liderados por los médicos. Los gerentes lo que han hecho es escuchar lo que los profesionales sanitarios necesitábamos para aguantar ese impacto. De ahí que se desarrollaran unidades altamente especializadas en días, unidades de cuidados intensivos, de alta dependencia, áreas de urgencia y emergencia… Y eso ha sido porque los gerentes han estado atentos a nuestras necesidades desde el punto de vista clínico. Eso debería de ser la tónica general, pero sin embargo volvemos a la “vieja anormalidad”, una vez mas desde arriba, desde las gerencias se lanzan las ideas hacia los clínicos, cuando el orden debería de ser inverso.

P. En alguna ocasión se ha comentado en vuestra sede que uno de los problemas fundamentales es que vuestros “vecinos” (los diputados) no son usuarios de la sanidad pública. ¿Funcionaría la sanidad pública mejor si tuvieran que esperar como el resto de la ciudadanía para recibir pruebas o diagnósticos?

R. Tenemos que distinguir la importancia de nuestro modelo universal público y gratuito. Es el eje de la justicia social y es un modelo que tenemos que defender a capa y espada y el parlamento es el que debería de promocionarlo. Además de potenciar un pacto por la sanidad que debe nacer de la mano del gobierno de la nación, quien debe de aunar esa fuerza parlamentaria y legislar para proteger nuestro modelo.  

P. Uno de vuestro caballo de batalla es la formación médica continuada. ¿Es válido el modelo actual o exige algún cambio meditado?

R. Es necesario un Real Decreto de Formación Médica Continuada y en el que me consta que la administración está trabajando. Es muy urgente, y tiene que salir adelante en las próximas semanas. Sobre todo es importante el tema de la recertificación, no desde un punto de vista punitivo ni obligatorio, sino desde un punto de vista deontológico. Queremos que la administración facilite que los médicos y profesionales sanitarios mantengamos nuestra formación, para ello necesitaremos tiempo y medios. Es algo en lo que llevamos trabajando mucho a nivel nacional y europeo, desde que soy Vicepresidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS), he percibido la necesidad de esta recertificación.

“Debemos ser conscientes de que nuestro modelo es clave para asegurar la justicia social”

P. ¿Cuál es la posición de la OMC frente a las ultimas movilizaciones que se han dado dentro del colectivo?

R. Los médicos estamos hartos, hay una sobrecarga asistencial tremenda. Es más, las últimas movilizaciones van dirigidas a esa sobrecarga que a reivindicaciones puramente salariales. Lo que pensamos es que todo lo que vaya en la línea de mejorar las condiciones del trabajador va a repercutir beneficiosamente a la población y a los ciudadanos. Con lo cual, lo que trataremos de hacer, desde la serenidad, desde el conocimiento y desde la firmeza, es demandar a la administración que la condiciones sean mejores porque eso repercutiría directamente al modelo, a la calidad asistencial y a la seguridad clínica. Sigue siendo clave insistir en la necesidad de la despolitización de nuestro modelo sanitario y alcanzar ese pacto por la sanidad de mano, principalmente, de los dos grandes partidos. Mientras eso no suceda y sigamos con vaivenes en las gerencias de los hospitales y con esa extrema politización no cambiaremos nada y todo será más difícil. Debemos ser conscientes de que nuestro modelo es clave para asegurar la justicia social o esto se ira al traste y una vez mas sucederá que los ricos tendrán una sanidad para ellos y los pobres tendrán una sanidad más deficiente. Ese es el modelo que tenemos que defender desde la profesión y la política, los que nos gobiernan deben ponerse de acuerdo para sacar esto adelante. Lo hemos dicho muchas veces, tantas que se podrían llenar toneladas de camiones con los papeles que dicen esto mismo.


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