Las enfermedades neurológicas tienen un potente impacto en la población. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2020, las altas hospitalarias en valores absolutos fueron 99.940 para el conjunto de las enfermedades cerebrovasculares; 18.114 para la epilepsia, 13.172 para isquemia cerebral transitoria; 3.578 para la Enfermedad de Alzheimer y 1.626 altas hospitalarias para la esclerosis múltiple.

De acuerdo con estos datos, brindar unos cuidados de calidad a estos pacientes es fundamental para acelerar su recuperación y mejorar su calidad de vida. En este sentido, el Consejo General de Enfermería junto a su Instituto de Investigación Enfermera y la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (SEDENE) han lanzado el Marco de actuación enfermera en el ámbito de los cuidados neurológicos. Un documento que busca establecer los criterios profesionales, deontológicos y formativos para garantizar la calidad y la competencia profesional y, en consecuencia, el desarrollo del derecho a la salud y la mejora de la atención sanitaria en este ámbito.

El documento pone de manifiesto el trabajo que realizan las enfermeras de cuidados neurológicos, tanto en la fase aguda como crónica, mediante un seguimiento continuo de la persona y basando sus intervenciones en la evidencia científica. Con este objeto, el profesional conoce y asesora a la persona sobre los síntomas, la correcta implementación de los tratamientos y sus cuidados, la mejora en el estilo de vida, fomentando el autocuidado y facilitando la sinergia entre el equipo interdisciplinar que precisa el paciente, siendo la familia uno de los miembros destacados de dicho equipo.

Marco de actuación

De acuerdo con Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería, “las enfermeras que prestan cuidados neurológicos, por las características particulares y especificidad de estos cuidados, precisan de formación y competencias avanzadas concretas. Este documento recoge los conocimientos, habilidades y actitudes más específicas de los cuidados enfermeros neurológicos, impulsando alcanzar el mayor grado de capacitación para garantizar unos cuidados excelentes y seguros a las personas con alteraciones neurológicas, familia y/o cuidador”.

Las enfermedades neurológicas afectan en todas las etapas de la vida, aunque su frecuencia aumenta especialmente en las etapas más avanzadas. Por ello, el aumento de la esperanza de vida supone un incremento de las mismas. Conociendo esta circunstancia, el organismo considera imprescindible avanzar en la definición de este perfil profesional.

“Este marco de actuación da visibilidad a las enfermeras que se dedican a los cuidados neurológicos en todos sus ámbitos y etapas vitales. Supone un paso más para el reconocimiento profesional con competencias justificadas y evidenciadas. Esto puede ayudar a poner en valor a la enfermería neurológica y que se le devuelva el hueco profesional que se le retiró con la supresión que se llevó a cabo de la especialidad de enfermería neurológica creada en el Real Decreto 3192/1970, de 22 de octubre”, explica Alejandro Lendínez, presidente de la SEDENE.


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