Buscar la innovación cada vez que se ofrece una alternativa de formación es clave para satisfacer las necesidades de los estudiantes. Sin embargo, incorporar el impacto ambiental de las iniciativas no es una tarea que esté presente en muchas agenda a la hora de organizar unas jornadas. Este ha sido el aspecto diferenciador de un”V360-Curso de Simulación Vascular”, impulsado por el Servicio de Angiologia, Cirugía Vascular y Endocascular del Hospital Universitario Vall d’Hebron, que ha decidido medir la cantidad de toneladas de dióxido de carbono (CO2) que se corresponden con la huella de carbono del curso con el objetivo de compensar la contaminación y el gasto energético.

El jefe del servicio y responsable de la iniciativa, Sergi Bellmunt, defiende considerar la salud de la población ante las emisiones producidas por el sector salud y tener “cierta responsabilidad social” a la hora de impulsar jornadas médicas. El objetivo es calcular la huella de carbono del curso para compensarlo en un proyecto medioambiental.

“Intentamos que sea carbono neutro, por lo que medimos el impacto y pretendemos reducir el gasto de carbono en las próximas ediciones y compensarlo en la medida de lo posible”

Sergi Bellmunt, jefe del servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Universitario Vall d’Hebron y responsable de la iniciativa

Un modelo híbrido de presencialidad

A la hora de crear nuevas conferencias o jornadas de formación, el especialista propone impulsa cambios innovadores tanto en los contenidos de las mismas como en la logística. En este contexto, Bellmunt ha dado mucha importancia a la presencialidad del curso. Así, es una formación que reúne a 20 personas y consta tanto de módulos telemáticos como algunos presenciales que “justifican el desplazamiento”.

“No queríamos invitar a muchas personas para no ser costosos a nivel ambiental, debemos concienciarnos y estar al tanto de estos detalles”, insiste.

El curso se ha dividido en dos partes, una primera desarrollada telemáticamente en marzo a través de Simoons, una plataforma dirigida a profesionales sanitarios que permite hacer simulaciones digitales a través de un metaverso donde los asistentes pueden hacer competiciones, evaluar capacidades e interaccionar entre ellos y con los contenidos.

La parte presencial ha incluido simulaciones quirúrgicas, talleres de impresión 3D, “Scape rooms” formativos y de coordinación, además, de simulaciones con actores que se hacían pasar por pacientes que acudían a urgencias.

Ejemplo para otros hospitales

Consolidar un cambio en la formación era un hecho que estaba presente en los proyectos de Bellmunt pero, con la llegada de la pandemia, la iniciativa tuvo que posponerse.

“Impulsamos actividades diferentes e innovadoras” explica Bellmunt en un contexto en el que se inauguró el Centro de Simulación Clínica Avanzada, integrado en el propio hospital, con el objetivo de situar al Vall d’Hebron como uno de los hospitales de referencia en la simulación de programas de entrenamiento.

En el camino de mejorar la responsabilidad social y corporativa que supone la puesta en marcha de estas mediciones de emisiones, Bellmunt indica que este modelo de impacto cero pretende ser referente para otros hospitales. De hecho, el experto ha mencionado esta iniciativa y ha compartido el modelo con la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) para empezar a generar un primer contacto con el valor ambiental. “Tenemos muchos congresos médicos y es necesario tener conciencia antes de que sea demasiado tarde”.

“Cuando acabemos con la evaluación de gasto de CO2, veremos la forma de compensar las emisiones porque tenemos el compromiso de todo el equipo, valoraremos todas las opciones, incluso no descartamos el voluntariado”, ha subrayado.

Innovación en contenidos y en logística

Las máquinas implicadas en las simulaciones, los materiales utilizados o el gasto asociado al taller de impresión de 3D son otros de los aspectos que han medido para ver la correlación con las emisiones de CO2. Bellmunt ha explicado que una persona de su equipo hospitalario está trabajando con la empresa de medición para computar todo el gasto en CO2 a través de normas estandarizadas.

Durante la organización del encuentro y el desarrollo del mismo, el equipo de Bellmunt, junto a una empresa externa contratada, han analizado a través de una ‘check list’ elementos como la presencia de plásticos, la contaminación generada por los participantes en los desplazamientos o el impacto de los productos de conservación en los catering contratados, entre otras.

Sin embargo, el experto indica que la sociedad aún no está preparada para hacer eventos que valoren todos los impactos ambientales. Así, destaca la actitud por parte de los participantes -que buscaban los vasos de papel en lugar de utilizar las botellas de material reciclado y bambú proporcionadas en el curso, o los proveedores -que aceptaban no usar plástico pero lo utilizaban en el transporte de alimentos-. De la misma manera, Bellmunt destaca que tuvo problemas para encontrar transporte sostenible ya que las empresas no disponían de suficiente flota eléctrica.

Para optimizar los cálculos de impacto del curso, los análisis han llegado incluso a valorar las emisiones del envío de emails asociados.

“Todo suma, si consideramos desplazamientos, un viaje de La Coruña a Barcelona son 100 kilogramos de CO2”

Sergi Bellmunt, jefe del servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Universitario Vall d’Hebron y responsable de la iniciativa

En el camino hacia una mejor sostenibilidad en el hospital, Bellmunt ha desvelado que se pretende impulsar una Comisión Ambiental en la institución sanitaria para poder compartir conocimiento entre departamentos e impulsar las políticas medioambientales en el centro. “Debemos plantar la semilla y hacer difusión de los valores ambientales para continuar trabajando en base a conseguir un menor impacto en el planeta”, concluye.


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