Carmen M. López Madrid | jueves, 05 de enero de 2017 h |

María Talavera, bióloga del Servicio de Genética del Hospital Universitario Ramón y Cajal, analiza una muestra al microscopio: en la pantalla de su ordenador aparecen los pares de cromosomas ordenados según un patrón. Parece un código difícil de leer para quien no tenga conocimientos de genética, sin embargo, la información que extraen los especialistas de ese dibujo cromosómico es vital para el diagnóstico de una enfermedad. El día a día de estos especialistas es, precisamente, ver más allá del ADN, es decir, buscar su punto débil.

La medicina de precisión o medicina personalizada es el mantra que pacientes, profesionales y administración no paran de repetir. Estamos en un momento en el que los avances científicos y las innovaciones en algunas patologías están llegando a su cima más alta, pero… ¿Cómo se llega a este punto? GM ha visitado el Servicio de Genética Molecular del hospital madrileño para ver los entresijos de esta cuestión. Lo que pasa desde que paciente acude a consulta hasta que le hacen el diagnóstico molecular.

Esta aproximación de la innovación no es posible sin “el trabajo integrador que ofrece el equipo multidisciplinar”. Como indica el responsable del equipo, Miguel Ángel Moreno, se trata de un servicio terciario e independiente, no sólo desde el punto de vista administrativo —hasta hace unos años solo había unidades de genética dependientes de otros servicios—, sino desde el punto de vista funcional y organizativo.

Una enfermedad hereditaria se debe a la mutación de un solo gen. Actualmente se conocen más de 5.000 genes asociados a distintas patologías, entre ellas el cáncer. Conocer exactamente los genes implicados y sus mutaciones resulta muy útil a la hora de dar con el tratamiento más efectivo. Esta es la labor del equipo, que recibe y maneja sus propios pacientes, claramente orientado al diagnóstico clínico y consejo genético de todas las enfermedades y síndromes malformativos.

Como entidad inmersa en la evolución de la práctica clínica y atenta a los avances científicos, la estructura y actividad ha ido evolucionando acorde a las innovaciones médicas y científicas, incorporando nuevas actividades asistenciales. Es el caso del diagnóstico prenatal, con el paso del tiempo, ha ido adaptándose a las necesidades de los distintos servicios clínicos, implementando nuevas técnicas de diagnóstico citogenético y molecular que “han permitido estar a la vanguardia de la genética”, asegura Moreno (Ver GM nº 627).

Están claras las dos vertientes de esta unidad. Por un lado, preventiva, donde a través del diagnóstico clínico de enfermedades hereditarias y síndromes malformativos los profesionales pueden ayudar al paciente. Por otro lado, la ayuda diagnóstica de enfermedades con componente genético para otras especialidades médicas.

El experto comenta que la actividad clínica asistencial se caracteriza por tener otras consultas específicas de dismorfología, enfermedades hereditarias, infertilidad y cáncer familiar. Tras el estudio clínico de los pacientes el diagnóstico se apoya en los laboratorios específicos del servicio: citogenética, citogenética molecular y genética molecular.

Este último laboratorio lleva en marcha desde 1990, con los avances en biología molecular la actividad ha aumentado considerablemente. Entre los diagnósticos moleculares que realiza el equipo de Moreno destaca la hemocromatosis, la poliposis hereditaria de colon, la miocardiopatía hipertrófica y los apoyos al diagnóstico de enfermedades raras como los síndromes de Prader-Willi, Angelman, Catch-22, Williams, etc. Asimismo, una parte importante del laboratorio de genética molecular se dedica al diagnóstico y seguimiento de hemopatías malignas (LMC, LANL, etc).

Paralelamente al desarrollo de las técnicas genéticas, el estudio citogenético de tumores molecular ha supuesto un área nueva de asistencia clínica. Así los estudios citogenéticos de hemopatías malignas suponen cerca del 40 por ciento de la actividad citogenética. En los 90, con el descubrimiento de genes que predisponen al cáncer, el laboratorio se orientó fundamentalmente al campo oncogenética. Años después se desarrolló un nuevo procedimiento, la hibridación in situ fluorescente (FISH), que combina técnicas citogenéticas y moleculares. En este sentido, el servicio está implicado, a través de proyectos europeos en el desarrollo de estas técnicas. De hecho, es pionero en España en la implantación y aplicación del FISH en la práctica clínica.

Secuenciación masiva

Está claro que los avances del diagnóstico molecular aplicando tecnologías de alta resolución (NGS y aCGH) han transformado este campo. La gran revolución de los últimos años ha sido la secuenciación genómica masiva para enfermedades monogénicas con alta heterogeneidad. Moreno explica que con los abordajes clásicos sería prácticamente imposible e inviable su diagnostico genético por cuestiones de coste-efectividad. Ahí es donde entra la secuenciación masiva. “Conseguimos en un único evento secuenciar todo este conjunto de genes”, subraya.

El servicio apuesta por controlar el cien por cien del proceso del paciente, pasando por la secuenciación masiva, el análisis de datos y el informe genético. “Todo eso utilizando tanto una tecnología, como unos reactivos, lo que llamamos kit”. A su juicio, ya es una realidad que las técnicas de alta resolución se están implantando en una evolución lógica, dentro de los servicios de genética en hospitales terciarios. “Estamos generando la cantidad de datos necesarios para que ahora con análisis bioinformático y estudios muy amplios se pueda acercar a la medicina de precisión, pero cada campo irá a su determinado ritmo”, matiza.

Retos…

Para Moreno es el momento adecuado donde ya se puede comenzar a hablar de medicina de precisión. “Lo importante es que veremos mucho más beneficios cuando empecemos con los análisis retrospectivos de los casos que se han ido estudiando por técnicas clásicas y como ahora las nuevas tecnologías están estratificando mejor patologías que tienen alta heterogeneidad genética y que clínicamente es difícil diferenciarlo”, indica. La genética está poniendo orden en todo esto. Es aquí hacia dónde se va porque, asegura, “una vez que sabemos el defecto genético, la proteína o sistema biológico que está alterado podremos empezar a encauzar y poner en marcha el desarrollo de las terapias que hagan falta”.