A propuesta de la Ponencia de Vacunas, la Comisión de Salud Pública ha estudiado la necesidad de poner una segunda dosis de recuerdo de la vacuna contra la COVID-19. Concretamente lo ha hecho focalizada en su inoculación en personas vulnerables, mayores de 60 años y personal sanitario y sociosanitario. No obstante, aún queda por definir el momento para hacerlo en función de la evidencia científica y de la situación epidemiológica.

Tal y como destaca el órgano, “es importante recordar a la población que inicie o complete, según cada caso, la pauta de vacunación recomendada para su edad”.

Precisamente, la ministra de Sanidad desvelaba en su última comparecencia en la Comisión de Sanidad la estrategia de su departamento en cuanto a la administración de nuevas inyecciones de recuerdo. En este sentido, precisó que los expertos y la propia Comisión de Salud Pública creían que, aunque sería necesario administrar una segunda dosis de recuerdo -tal y como ahora piden ECDC y EMA-, debería “establecerse el momento más adecuado según la situación epidemiológica con la llegada de nuevas vacunas adaptadas a variantes”.

A este respecto, Darias indicó que la última propuesta de la Ponencia de Vacunas se basaba “en la situación actual epidemiológica y en la valoración de la situación de la población más vulnerable sobre todo en los mayores de 80 años”.

Por otro lado, la Comisión ha avanzado en el Sistema de Información de Vacunaciones e Inmunizaciones (SIVAIN) que registrará de forma centralizada todas las inoculaciones administradas en el marco del Sistema Nacional de Salud (SNS). El plazo aproximado para el desarrollo es de dos años, según han comunicado.

Criterios preexposición en Monkeypox

Asimismo, también se ha revisado la estrategia de vacunación contra la viruela del mono recomendando la profilaxis preexposición en varios supuestos, entre ellos, en personas que mantienen prácticas de alto riesgo.

La Comisión también lo aconseja para contactos estrechos de casos confirmados, “sobre todo aquellos con alto riesgo de enfermedad grave (población infantil, las embarazadas y las personas con inmunodepresión)”. En última instancia también aboga por esta recomendación para personal sanitario y de laboratorio con contacto con casos confirmados y que hayan tenido alguna incidencia en el uso de EPI.


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