“Médica, madre, mujer”. Esta es la carta de presentación que se puede leer en el libro ‘Política sin anestesia’ de la ya nombrada ministra de Sanidad Mónica García, licenciada en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y anestesióloga del Hospital 12 de Octubre. Tres ‘emes’ que se transformaron en eslogan electoral y que acabaron por consumar el sorpasso al PSOE en los comicios de 2021, convirtiendo en aquel entonces a una desconocida profesional de la salud en la líder de la oposición de la Asamblea de Madrid.
García aterrizó en el parlamento regional en 2015 de la mano de Podemos, compaginando durante distintas etapas la vocación de cargo público con su profesión. Llegó a la institución aupada por su papel como activista en las protestas que la Marea Blanca organizó contra la gestión de Javier Fernández-Lasquetty (PP) al frente de la Consejería de Sanidad, y lo hizo siendo portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM). Un ciclo que finalizó en 2019, momento en el que abandonó Podemos y decidió integrarse en la lista de Más Madrid de Iñigo Errejón.
Las razones para asumir el abrupto cambio de mundo tienen que ver, según rezan sus motivaciones públicas, con su “compromiso con la sanidad pública y el bien común”. Así lo perfiló en su participación en la última edición del ‘Cuaderno Violeta’ (2021), donde defendió el papel de las mujeres en el ámbito sanitario y denunció la brecha de género en los puestos de mayor responsabilidad. “Necesitamos poder ser nosotras mismas en libertad, ya sea ser madres, o profesionales, o políticas, o para estar en las altas esferas de poder y decisión empresarial”, afirmaba por aquel entonces, completamente ajena a que una cartera ministerial le estaba esperando. “Deberíamos enfocar los esfuerzos en conseguir que todas esas formas de ser mujer en la vida pública sean realidades visibles, perfectamente asumibles, conciliables con nuestras vidas y valoradas positivamente por la sociedad”.
Una de las grandes sorpresas que deja el acuerdo de gobierno entre PSOE y SUMAR, más allá de las medidas programáticas anunciadas, los discursos de la sesión de investidura, algunas reacciones desde la tribuna del Congreso de los Diputados o incluso la propia configuración ministerial son, contra todo pronóstico, las manos en las que ha caído finalmente la cartera de Sanidad: Mónica García será desde hoy mismo la titular.
Algo que muy pocos vaticinaban, salvo una excepción, un jurista. Según cuenta la propia García a Gaceta Médica, “en el año 2012, desde la Marea Blanca, buscando un bufete de abogados para denunciar la privatización de los hospitales de la sanidad pública madrileña, un abogado con el que nos reunimos me dijo: tú vas a acabar de ministra de Sanidad. No nos llevó el caso por conflicto de intereses pero parece ser que no le faltó intuición”, explica.
Y así ha sido. Los socialistas han terminado por acceder a las peticiones de los magenta en materia sanitaria, desvelándose finalmente lo que ya adelantó Gaceta Médica, que pudo confirmar hace unas semanas el interés de SUMAR en ostentar el cargo ministerial.
Las razones por las que los de Pedro Sánchez han cedido un ministerio nunca antes encabezado por otra formación política que no fuera el Partido Popular (PP) o el PSOE no han trascendido públicamente. Sin embargo, los últimos resultados electorales del pasado 28 de mayo pueden servir de indicio: Juan Lobato, actual dirigente socialista en la Comunidad de Madrid, no consiguió arrebatarle a Mónica García el liderazgo de la oposición, por segunda vez consecutiva y a pesar de las encuestas, que ya auspician la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso.
La ejecutiva madrileña de Ferraz asiste desde los comicios de 2019 a una pérdida sistemática de voto. Un voto que, por el contrario, sí ha conseguido capitalizar Más Madrid tras su irrupción en el panorama político regional en ese mismo año. Tampoco se recuerda socialista la presidencia de la región capitalina desde Joaquín Leguina, hace ya 28 años. Con este movimiento lo que sí logran conseguir los de Lobato es eliminar de la Asamblea a su principal rival, abriendo una ventana de oportunidad para el socialismo madrileño.
Más Madrid cuenta con poco menos de cuatro años para reconfigurar sus liderazgos, mientas tanto, la ministra afronta esta nueva etapa “con la responsabilidad de continuar ese compromiso”, en palabras de García. “Lo hice en la Marea Blanca, en el hospital durante la pandemia y ahora toca hacerlo desde el Gobierno de España. Cuando me hice médica me comprometí con una vocación férrea de servicio público, con la que he defendido cada día de mi vida la sanidad pública”.