El déficit de profesionales sanitarios viene estando marcado en rojo como una de las tareas más acuciantes a resolver. Con el Ministerio de Sanidad en funciones y una proyección de acción limitada, la mirada se torna hacia las comunidades autónomas, muchas de ellas con nuevos inquilinos en sus ‘casetas’ sanitarias y con un papel también vital en el ecosistema descentralizado que impera en España; no en vano, cada territorio vive situaciones particulares que hacen que esta casuística tenga matices multifactoriales, por lo que ahondar en fórmulas concretas ajustadas a cada realidad precisa de análisis y esfuerzos individuales dentro de cada región.

Este es el caso de Baleares, cuya condición de insularidad y demografía plantea desafíos propios. En este sentido, se ha aplaudido la rápida acción llevada a cabo por la su nueva consellera, aterrizada en el Govern a principio de julio y que trae la lección aprendida tras toda una vida dedicada a la profesión médica. Así se lo han reconocido organizaciones sindicales y pacientes en estas páginas, donde se ha alabado la celeridad a la hora de acotar problemas urgentes.

Hablamos del recientemente aprobado decreto ley para captar y fidelizar sanitarios en zonas de difícil cobertura, que viene a incentivar las condiciones retributivas en territorios como Ibiza —llegándose a triplicar los complementos—, con unas insostenibles circunstancias en la prestación de la asistencia oncológica. “En un servicio en el que tendría que haber cuatro o cinco oncólogos, actualmente hay uno; ha habido una pérdida progresiva de oncólogos, no se ha sabido fidelizar y se han ido”, denunciaba el sindicato médico balear, SIMEBAL. Una situación urgente que se une a las ya de por sí alarmantes cifras que registra el cáncer tras superarse la etapa aguda de la COVID-19, protagonista también de forma paralela en el marco de la Reunión de Alto Nivel celebrada por la Presidencia española del Consejo de la UE.

Baleares ha completado una acción decidida para la articulación de elementos que incentiven la contratación de sanitarios

También se ha acotado la eliminación del requisito lingüístico para facilitar la llegada de profesionales a la región insular, lo que completa una acción decidida a contribuir en la disipación de elementos disuasorios en la contratación. Por ello, y no es para menos, el sector lo reconoce. Como resultado se espera conseguir un impacto positivo que redunde necesaria —y equitativa— continuidad asistencial del cáncer en la isla pitiusa, pero también en otras como Menorca o Formentera.

Y es que escuchar siempre ha sido una de las grandes recetas en sanidad; la pionera definición de plazas de “muy difícil cobertura”, propuesta sindical, lo demuestra. Esto es un buen comienzo y un gran ejemplo.