J. R-T. / C.R. Madrid | viernes, 23 de septiembre de 2016 h |

Encrucijada. Esa es la situación por la que pasan las cuentas públicas para lo que resta del año y el siguiente. La prórroga presupuestaria que asoma, unida al cierre del grifo económico que se produjo el pasado mes de julio, deja una perspectiva de incertidumbre que inunda a prácticamente todas las comunidades autónomas. La Constitución, en su artículo 134, es muy clara: aconseja presentar las cuentas antes del 30 de septiembre y obliga a la prórroga desde el 1 de enero. ¿En qué manera puede afectar a la sanidad? ¿Habrá recortes? ¿Y qué pasa con el déficit? Las respuestas a estas preguntas no permiten dibujar un panorama muy halagüeño porque la realidad a día de hoy es que las comunidades autónomas no saben cuáles serán sus estrecheces económicas.

Desde una perspectiva general, la prórroga de presupuestos junto al adelanto de cierre provoca lo que el profesor titular y responsable del Grupo I+D (Economía de la Salud) David Cantarero denomina el “efecto bola de nieve”. Además, prorrogar significa que no existirá ningún aumento de las partidas económicas el próximo año. “En el momento actual equivale a nuevos ajustes y a restricciones fuertes del gasto, incluida la sanidad, produciéndose —paradójicamente— en un 2017 donde habría crecimiento económico positivo”, añade Cantarero.

Una consecuencia sobrevenida de esta futurible prórroga presupuestaria es la falta de conocimiento de las comunidades sobre el nuevo techo de gasto o los límites de endeudamiento. “Esto puede dar lugar a que los gobierno regionales también prorroguen presupuestos, lo que impedirá que éstos puedan abordar la atención de nuevas necesidades de gasto y la puesta en marcha de nuevos programas, tanto en Sanidad como en el resto de funciones”, asegura Fernando Sánchez, profesor del departamento de Economía Aplicada de la Facultad de Economía de Murcia. Este experto no cree que la Sanidad se vaya a enfrentar a recortes como los vividos en años anteriores pero ve “plausible pronosticar que se intente reducir el gasto”, ya que este tipo de políticas no tiene un impacto inmediato en los ciudadanos.


La reforma fiscal que no llegó a abordarse durante la legislatura pasada ahonda en el déficit, según algunos economistas


Entones, ¿qué merma de recursos puede sufrir la Sanidad? Guillem López Casasnovas, profesor de la UPF y director de su Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES), considera que serán sólo las partidas finalistas. “El impacto de la prórroga presupuestaria, del mismo modo que el cierre contable, sí que afectará a partidas finalistas, inversiones directas por parte del Estado y convenios de colaboración con las comunidades autónomas”, asegura. Sin embargo, el economista resta importancia al impacto que pueda suponer que no haya presupuestos sobre estas partidas. “En los últimos años los importes han disminuido considerablemente, partiendo ya de cantidades no muy importantes. Por lo tanto, el impacto sobre los recursos sanitarios no debería ser sustancial”, añade.

Como telón de fondo a este problema nacional se encuentran las exigencias de Bruselas. Durante este verano, el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, se reunió con la Comisión Europea para evitar la multa por desvío de déficit y planear una nueva senda. El resultado de aquella cita fue una corrección de la deuda más light (que no se traducirá en realidad hasta que se apruebe en España) y que la multa cayera en saco roto. A cambio, Bruselas impuso un recorte presupuestario de 15.000 millones para los próximos tres años. “Es más que probable que una parte de este ajuste recaiga en el gasto sanitario. Además, las previsiones del Programa de Estabilidad marcan una senda de descenso de aquí a 2019 del indicador de gasto público sanitario sobre el PIB, hasta llegar al 5,74 por ciento en ese año”, afirma Rosa Urbanos, profesora titular del departamento de Economía Aplicada VI de la Universidad Complutense de Madrid.


Como telón de fondo a este problema nacional se encuentran las exigencias de la Comisión Europea


Los problemas que puedan acarrear la falta de unos presupuestos nuevos y la indefinición del techo de gasto conviven junto a una reforma fiscal que no llegó a abordarse en la legislatura pasada. Juan Oliva, profesor de Análisis Económico y Finanzas en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, señala este hándicap como el principal escollo para alcanzar un nivel de recaudación tributaria en relación al PIB que evite que aumente la brecha del déficit. “Mientras esto no se asuma sólo queda recurrir a incrementar la deuda pública (poco recomendable dado su elevado montante) o seguir presionando los gastos públicos. Salvo sorpresa, el ajuste seguirá recayendo sobre Educación, Sanidad y Dependencia en lo que queda de 2016”, afirma. Para el próximo año, al igual que Urbanos, Oliva recuerda que el Programa de Estabilidad será el principal enemigo de las partidas económicas sanitarias.

En una línea similar se pronuncia Justo Herrera, director general de Recursos Humanos y Económicos de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana. “El cumplimiento de los objetivos de déficit está muy relacionado con la situación de partida y de financiación que se vive en cada región. Desde que se llevaron a cabo las transferencias de competencias a la Comunidad Valenciana se ha producido un déficit de financiación acumulado de unos 12.433 millones de euros en períodos de total estabilidad política. Por tanto no parece este un factor determinante en la generación del déficit”, asegura.

¿Recortes indirectos?

Más allá de las dudas presupuestarias que se le avecinan a las comunidades autónomas existen otros elementos que también pueden comprometer las cuentas. Uno de ellos es el IVA sanitario. La Comisión Europea autorizó a reducir este impuesto que previamente había obligado a subir una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, causando en España un coste extra de 387 millones de euros. El problema es que en julio Bruselas recomendó a España subir el IVA para ajustar las cuentas.

David Cantarero, Universidad de Cantabria

“Lo que se está haciendo es desplazar gastos y déficit a 2017 en vez de a 2016. Es decir, el efecto ‘bola de nieve’ seguirá creciendo en las cuentas sanitarias”

Juan Oliva Universidad de Castilla-La Mancha

“No podemos olvidar que el Programa de Estabilidad 2016-2019 propone una pérdida de peso de las partidas sanitarias en relación al Producto Interior Bruto”

Fernando Sánchez, Universidad de Murcia

“Es difícil imaginar en los próximos meses nuevos recortes de visibilidad notoria como los ocurridos en años previos (reducciones salariales o aumento de copagos)”

Rosa Urbanos, UCM

“Más preocupante que la prórroga es que para cumplir con los compromisos de déficit se necesita reducir el gasto público en 15.000 millones de euros”

Guillem López Casasnovas, CRES

“La prórroga, como el cierre contable, sí afectará a las partidas finalistas, inversiones directas por parte del Estado y convenios de colaboración con las comunidades”

Justo Herrera, Consejería de Sanidad C.V.

“Desde que se llevaron a cabo las transferencias de competencias se ha producido un déficit de financiación, incluso en períodos de total estabilidad política”

La foto que todos querrían ver actualizada

Sin Gobierno no puede desarrollarse una Ley de Presupuestos y el reloj ya ha tomado una ventaja considerable: el 30 de septiembre acaba el plazo que la Constitución aconseja para tener nuevas cuentas en 2017. Ante la incertidumbre, las dudas se expanden entre las comunidades autónomas porque, entre otras cosas, no conocen el techo de gasto al que se van a enfrentar ni podrán dar visos de realidad a las promesas de incrementar la inversión sanitaria. Las opciones que se están llevando a cabo son muy diversas y pasan desde imitar al gobierno y cerrar el grifo del gasto, como han hecho el Gobierno de Canarias, Extremadura y Aragón, hasta delimitar un techo de gasto propio, como es el caso de Andalucía o Navarra. Y como telón de fondo, los 17 territorios se enfrentan a un déficit para 2017 que podría estar engordando desde este mismo otoño.