La salud mental: una pandemia silenciosa, por Sara García Espada

Por Sara García Espada, consejera de Salud y Servicios Sociales de Extremadura

144

La salud mental es una parte integral de nuestro bienestar general. Poco a poco le vamos quitando el tabú que tenía adherido para tratarla como un tema sanitario más, permitiéndonos así hablar de ella con la naturalidad que merece, sin necesidad de escondernos. Es un tema que nos concierne a todos.

En los últimos años se ha aumentado el número de diagnóstico de los trastornos mentales: una de cada ocho personas en el mundo tiene algún trastorno mental. La pandemia de COVID-19 ha supuesto una crisis mundial en salud mental, aumentando los casos de depresión y ansiedad, los trastornos más comunes, en un 25 por ciento, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Muchas de ellas lo viven en silencio por el miedo a ser juzgados o tratados con condescendencia. Pero hablar de salud mental debería ser algo tan natural como acudir a urgencias o visitar al médico de cabecera cuando notamos que algo no está bien con nuestro cuerpo.

Por otro lado, la eliminación del estigma frente a estas enfermedades unido a la transmisión de información en redes sociales ha favorecido el interés general de la población por conocer la realidad de las mismas. ¿Cómo podemos detectarlas o facilitar el día a día de aquellos que conviven con ellas?

Los factores que determinan la salud mental tienen un enfoque multisectorial, afectando a todos los ámbitos sociales en los que se mueve la persona que padece la enfermedad. Por ello, es necesario trabajarlos desde cualquier perspectiva, no sólo desde la sanitaria.

“Los factores que determinan la salud mental tienen un enfoque multisectorial, afectando a todos los ámbitos sociales en los que se mueve la persona que padece la enfermedad”

Esto hace que sea prácticamente obligatorio crear sinergias con las diferentes instituciones de nuestra Comunidad Autónoma. Destaca, en nuestro caso, la establecida con la Consejería de Educación que ayuda a poner el foco en los más jóvenes. Gracias a ella se han creado ya dos guías enfocadas en la Promoción de la Salud Mental y la Prevención de las Conductas Suicidas en el ámbito educativo.

En este sentido, es importante que la población infantojuvenil sea consciente de la dimensión del problema, ya que casi la mitad de los trastornos mentales aparece antes de los catorce años. Además, la OMS alerta que uno de cada cinco niños y adolescentes padecen algún tipo de trastorno.

Por eso, es importante que tanto jóvenes como docentes sean capaces de detectar cualquier indicio que pueda afectar a la salud mental de cualquier persona y evitar el final más trágico.

Para trabajar con este grupo, estamos creando una Red de Escuelas de Educación Emocional y Salud Mental con la que se pretenden favorecer espacios emocionalmente saludables donde se tengan en cuenta las dimensiones físicas y sociales a través de una estructura de gestión apropiada, a la que ya se han unido cincuenta y cinco centros, tanto de Educación Primaria como de Secundaria de la región.

Mejorar nuestra salud mental es responsabilidad de todos los ciudadanos. Necesitamos una sociedad comprometida que no cuestione a quien pide ayuda y en la que los trastornos mentales se traten como cualquier otra enfermedad.

Invertir en salud mental es invertir en vida y en un futuro mejor, favoreciendo, además, el desarrollo social y económico de la población. Es un beneficio para todos. Gozar de una buena salud mental nos permite reducir en gran medida el sufrimiento, así como mejorar la calidad y esperanza de vida, especialmente, en personas con trastornos mentales.