Por Salvador Tranche (Presidente de SemFYC).

Sin ninguna duda, en el resumen sanitario del año 2019 la atención primaria ha sido uno de los temas estrella. Así ha sido reconocido e incluido, por primera vez, en el riguroso y prestigioso análisis que periódicamente realizan Vargas, Pomés y Riesgo sobre la situación sanitaria de nuestro país y que publicaron recientemente con el título de “Diez temas candentes de la sanidad española en 2019”.

Las manifestaciones, huelgas y reivindicaciones que se han venido produciendo, prácticamente en todo el territorio y a lo largo de los últimos meses, son la expresión del continuo y mantenido malestar sobre las condiciones laborales, organizativas y profesionales que afectan a este ámbito asistencial (toda la atención primaria) pero muy especialmente a las y los médicos de familia. Aunque la situación es bien conocida por gestores y políticos, todavía hasta la actualidad —lamentablemente— no se ha contado con el respaldo suficiente o no ha generado la presión o el interés suficiente, para que ninguna iniciativa relevante y con calado se haya puesto en marcha durante este período a nivel autonómico.

Es obligado reconocer que un proyecto interesante fue la puesta en marcha, por parte del Ministerio de Sanidad, del Marco Estratégico de Atención Primaria, que contó con la participación de profesionales, sindicatos, asociaciones de pacientes, Comunidades Autónomas y sociedades científicas, y que culminó con la celebración del primer Consejo Interterritorial Monográfico sobre Atención Primaria. Este proyecto ha tenido continuidad con la creación de una Oficina de seguimiento.

Es innegable que este Marco ha permitido situar la atención primaria en el ámbito político y hacerla visible, pero la percepción es que se ha logrado poco más. No dotado de memoria económica puede ser útil, como mucho, como elemento dinamizador para las CCAA —que son, en realidad, las que realmente gestionan la Atención Primaria en sus territorios—.

Es cierto que algunas CCAA (como Navarra, Canarias o Murcia) han elaborado planes muy ambiciosos que, al margen de los diferentes contenidos y las prioridades que establecen, tienen en común que disponen de memoria económica y un presupuesto asignado. Por el contrario, el resto de CCAA, que lamentablemente son la mayoría, únicamente disponen de documentos más o menos teóricos, sin ningún respaldo económico. Lo destacable es que, en el momento de iniciar el 2020, ninguno de estos planes ha iniciado su andadura.

Medidas propuestas

El año 2020 tiene que ser un año para pasar a la acción: No necesitamos más documentos de análisis, sino a políticos y gestores que tomen decisiones que puedan modificar el panorama actual, que inicien cambios de arriba abajo y que promuevan y faciliten iniciativas de abajo arriba.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) ha elaborado un documento titulado Jornadas de Reflexión para un nuevo modelo de Atención Primaria, construido con las aportaciones de una sesentena de médicos de familia que desarrollan su actividad en todos los ámbitos de la Atención Primaria: la gestión, las unidades docentes, la investigación y la asistencia. En dicho documento se recogen treinta medidas concretas para construir un nuevo modelo de Atención Primaria que atañen aspectos que van desde la atención universal a la organización, la financiación, la investigación o la Universidad, entre otros.

  • Entre estas, si tuviera que proponer cinco medidas urgentes diría que la primera sería la necesidad de mejorar la financiación de la Atención Primaria. Absolutamente todo el mundo del sector reconoce la infrafinanciación de la Atención Primaria y el impacto que sobre ella ha tenido la crisis. La propuesta de la semFYC consiste, ni más ni menos, en recuperar lo perdido antes y durante la crisis, por lo que estimamos que se precisa una inversión de 3.200 millones de euros en 4 años (2.500M, en personal; 1.250M, en inversión y mejora de infraestructuras en el período 2020-2030, y 50M al año más para adquisición de equipamiento y tecnología).
  • La segunda medida propone revertir algunas dinámicas de gestión de los profesionales. Es necesario dimensionar adecuadamente las plantillas para dar respuesta a las necesidades sanitarias de la población (más envejecida y con mayor complejidad); a través de una cartera de servicios óptima, que es más amplia; y con longitudinalidad. Para eso se precisan plantillas estables con contratos prolongados y asignados a uno o dos equipos. Y simultáneamente se debe incentivar la cobertura, dotación y desempeño en el ámbito rural —la sanidad no debe dar la espalda a la España vaciada— sin olvidar la sobresaturación y sobrecarga de los cupos urbanos.
  • La tercera medida pasa por la recuperación de estructuras de Atención Primaria: las gerencias únicas y unificadas para atención hospitalaria y AP han acrecentado la brecha entre ambo ámbitos. Para nosotros es imprescindible recuperar la gerencia de Atención Primaria y sus equipos directivos autónomos, con sistemas de información adecuados y capacidad de decisión.
  • La cuarta medida incluiría la descentralización de la gestión real de los Equipos de Atención Primaria (EAP). Somos conscientes que mejorar la dotación de personal no es suficiente, y esta debe ir acompañada de cambios profundos en la organización y gestión de los EAPs. Deben existir directores de centro, se debe potenciar el principio de subsidiaridad y se deben introducir innovaciones en la gestión.
  • Finalmente, en quinto lugar, se debe prestigiar la especialidad de la Medicina de Familia y Comunitaria, y eso pasa no sólo por un desarrollo en la Universidad y por las mejoras de las condiciones laborales sino también por la no contratación de médicos sin especialidad en los en los ámbitos en los que desempeñan su actividad los médicos de familia.

El año 2020, no puede ser un año de más y más análisis, debe de ser un año de realidades. Es el momento de la Atención Primaria.