J. A. R. Barcelona | viernes, 31 de marzo de 2017 h |

“Casi un tercio de los pacientes con IMC normal que han pasado por nuestro centro son obesos, y lo hemos detectado al medir su grasa corporal”, señala Javier Salvador, especialista en endocrinología y nutrición de la Clínica Universidad de Navarra (CUN). Salvador forma parte del grupo de expertos, como Antonio Lacy, jefe de cirugía gastrointestinal del Hospital Clinic de Barcelona, que defienden que habría que abandonar el IMC como criterio único y primordial para diagnosticar la obesidad.

Como señala Salvador, “la obesidad no se define como exceso de peso, que es lo que mide el índice de masa corporal, sino como exceso de grasa”. Hay varios sistemas para medir la grasa corporal, como la resonancia magnética o el escáner, “pero es complicado que se extienda su uso en este sentido, porque los radiólogos tienen una larga lista de espera con pacientes con dolor o con otros problemas”.

Medir la grasa corporal

En la CUN emplean un método que no está disponible en muchos centros y que se denomina “pletismografía por desplazamiento de aire”. En este sistema, “el paciente se introduce en una cápsula y se mide el desplazamiento de aire, lo que permite establecer la grasa corporal”, señala Salvador. La CUN realizó un estudio con casi 7.000 pacientes y publicado en 2013, en el que se vio que el “99,9 por ciento de los pacientes con un IMC de más de 30 tenían la grasa corporal aumentada —señala Salvador—. El 80 por ciento de las personas con sobrepeso, es decir, un IMC de 25-30, también tenían la grasa corporal aumentada. Pero es que el 30 por ciento de las personas con un IMC normal también presentaban grasa corporal aumentada”. Es decir, casi un tercio de los pacientes con IMC normal eran obesos.

En este sentido, Antonio Lacy añade que “hay pacientes con un IMC de 50 que pierden 50 kilos tras una intervención, pero mantienen la misma grasa corporal”. Por eso, tanto Lacy como Salvador abogan por seguir midiendo IMC pero dar mucha más relevancia a la composición corporal de los pacientes como criterio de obesidad.

Por otro lado, hay que tener en cuenta —explica Salvador— que la grasa visceral es la más relevante en el desarrollo de patologías como la diabetes o el hígado graso. En este sentido, Lacy señala que “cuando se habla de cirrosis hepática, todavía se piensa en virus y alcohol, pero el hígado graso es un importantísimo factor para el desarrollo de esta patología”.