La inmunoterapia ha transformado el enfoque del tratamiento del cáncer con la aprobación de casi 100 nuevas indicaciones para 24 tipos de tumores distintos en los últimos 10 años.

Sin embargo, durante esta década se han aprobado únicamente 12 nuevos fármacos, de los cuales siete comparten el mismo mecanismo de acción (anti-PD-1). En total, se han introducido solo cinco enfoques farmacológicos de inmunoterapia diferentes,

En este contexto, y durante la reunión anual de ASCO, Emiliano Calvo, director de Investigación Clínica de la Unidad de ensayos clínicos START Madrid-CIOCC (Centro Integral Oncológico Clara Campal), presentó una ponencia sobre los agentes de inmunoterapia de próxima generación “Existe una necesidad actual no cubierta en el desarrollo de fármacos inmunoterápicos para aquellos pacientes que han progresado tras el tratamiento con inmunoterapia convencional”, especificó.

En este sentido, Calvo presentó tres trabajos sobre nuevos fármacos que se enfocan en activar el sistema inmune innato y primario de los pacientes en lugar de centrarse en la respuesta inmune antitumoral específica y adaptativa, a diferencia de las inmunoterapias que se han estado desarrollando en los últimos 10 años.

“Es fundamental buscar nuevas moléculas y nuevos targets para poder atacar el tumor que no es sensible a la inmunoterapia convencional, ya sea porque se trata de tumores “fríos” que no atraen a las células defensivas del paciente, o porque no responden al tratamiento”, manifestó el oncólogo.

La inmunidad innata es el primer nivel de defensa del organismo contra infecciones y otros agentes invasores, incluyendo las células cancerosas. Esta respuesta inmediata e inespecífica se activa rápidamente ante la presencia de señales de peligro, como moléculas liberadas por células tumorales dañadas. La inmunidad innata incluye diversas células, como los macrófagos, células dendríticas y ‘células natural killer’ (NK), que pueden reconocer y destruir células cancerosas.

Tres fármacos en fase 1

En concreto, la presentación ha mostrado cómo el fármaco ATRC-101 se dirige a células dendríticas y macrófagos, que activa a través de un complejo de ribonucleoproteína tumoral con dicho anticuerpo monoclonal. Por su parte, SHR–2554, además de ser un fármaco epigenético, también modula las NK, activando esas células asesinas naturales, y promueve la presentación de antígenos. Por último, DF-1001 es el primer anticuerpo que activa y direcciona las NK hacia las células tumorales.

Los estudios de fase 1 de estas moléculas han arrojado resultados prometedores en términos de actividad preliminar. “En particular, SHR-2554 ha demostrado ser especialmente significativo en pacientes con linfoma de Hodgkin refractario y en progresión, incluso después de recibir diversos tipos de terapias de inmunoterapia y fármacos epigenéticos”, continuó Calvo.  En cuanto a los otros dos fármacos, “se han observado respuestas positivas en el tratamiento del cáncer de pulmón y cáncer de mama”.

Es importante destacar que estos resultados son preliminares y los estudios se encuentran en etapas iniciales. Será necesario llevar a cabo investigaciones adicionales en ensayos clínicos de fase avanzada para confirmar la eficacia y seguridad de estas moléculas en una población más amplia de pacientes con cáncer.

“En definitiva, la actividad antitumoral de los tres agentes presentados aborda necesidades terapéuticas no cubiertas en el campo de la inmunoterapia. Estos agentes se consideran muy apropiados para combinarse con anti-PD-1 u otros medicamentos, no solo debido a su buen perfil de tolerancia, sino también porque podrían activar eficazamente tanto el sistema inmunitario innato como el adaptativo del paciente de manera simultánea”, concluyó el especialista.


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