El fármaco inmunomodulador tiragolumab arroja nuevos datos relevantes en combinación con atezolizumab y bevacizumab para el tratamiento del hepatocarcinoma, el tumor primario de hígado más frecuente. Este tratamiento pertenece a la familia de TIGIT, un nuevo inhibidor de los checkpoint. En el estudio fase 1b/2 MORPHEUS, que sepesentó en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), la molécula se combinó con atezolizumab y bevacizumab y demostró que mejoraba de forma muy significativa la supervivencia libre de progresión y que el perfil de seguridad era aceptable.

Esta combinación posiblemente en un futuro pueda ser el estándar de tratamiento de hepatocarcinoma“, explica a GACETA MÉDICA Alejandro Forner, vicesecretario de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) y experto en oncología hepática, quien matiza que, a excepción de ese tratamiento, “no se ha presentado nada significativo en ASCO relativo a tumores hepáticos“.

Aunque de hepatocarcinoma no ha habido ningún ensayo clínico en fase III que cambie la práctica habitual, en ASCO también se presentaron datos de la combinación tremelimumab y durvalumab (pauta STRIDE), aceptado como tratamiento en primera línea frente al hepatocarcinoma, donde se demostró que aquellos pacientes con efectos adversos inmunomediados tenían mucho mejor pronóstico que aquellos que no presentaban dichos efectos secundarios.

En lo que se refiere al colangiocarcinoma, el tumor hepático menos frecuente, Forner afirma que “existe mucho interés en estudiar el perfil molecular de los tumores y en dar tratamientos personalizados de acuerdo a la presencia de una mutación específica”. Para este tipo de tumor, en ASCO presentaron una nueva molécula: RLY-4008. Se trata de un inhibidor que tiene una acción más potente y que podría ser eficaz en pacientes que han fracasado a tratamientos previos con otros inhibidores del FGFR2. “Es un estudio fase II en el que se han incluido a 116 pacientes y sugiere que un 64 por ciento de ellos experimentaron una reducción significativa del tamaño tumoral”, dice el experto en oncología hepática.

Forner también destaca un análisis de la calidad de vida del estudio KEYNOTE-966, publicado en la revista Lancet. “Ese estudio demostró que añadir pembrolizumab a la quimioterapia estándar confirmaba que no solo aumentaba la supervivencia, sino que también lo hacía la calidad de vida de los pacientes”.


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