J. V. Madrid | viernes, 02 de diciembre de 2016 h |

En la década de los setenta, la mediana de supervivencia de las mujeres con cáncer de cérvix avanzado era de 12 meses. Ahora, tras la aprobación de bevacizumab —el primer tratamiento antiangiogénico aprobado para un proceso oncológico— esta cifra aumenta hasta los 17 meses.

En concreto, como subraya Annarita Gabriele, directora médico de Roche España, la indicación autorizada es en combinación con quimioterapia (QT), bien paclitaxel más cisplatino, bien paclitaxel más topotecan, en caso de que la paciente no pueda recibir platino, en mujeres con cáncer persistente, recurrente o metastásico.

“El ensayo clínico GOG-0240 —realizado con 452 pacientes con cáncer de cérvix recurrente o metastásico— ha facilitado la autorización de bevacizumab en España y Europa al demostrar un aumento significativo de la supervivencia global (SG) entre las mujeres tratadas con bevacizumab en combinación con QT versus aquellas que fueron tratadas solo con QT”, explica Gabriele, al tiempo que precisa que, concretamente, el aumento de la mediana de la SG fue de cerca de cuatro meses, pasando de 13,3 meses a 17 meses.

En este sentido, Ana Oaknin, oncóloga del Hospital Vall d’Hebron y vicepresidenta del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Ovario (Geico), añade que cuando se incorpora esta terapia biológica al tratamiento convencional con QT, la reducción del riesgo de fallecer por esta enfermedad es de hasta un 30 por ciento. “Pasamos de una supervivencia media de un año a 17 meses. Esos cuatro meses impactan de una forma muy llamativa en nuestras pacientes”, indica la oncóloga, quien recalca que al tratarse de supervivencia media, hay pacientes que viven “mucho más”.

De hecho, en el último análisis que han realizado en relación con la SG a 50 meses, se ha visto que hay pacientes que están vivas y que tienen una vida normal. “Algo impensable hace unos años”, destaca. No obstante, no puede proporcionar más datos sobre esa cifra porque, como asegura, todavía se está estudiando. “Según los datos observados hasta el momento, se intuye que en torno a un 20 por ciento de las pacientes siguen vivas a 50 meses”, concluye.

El papel del VPH en el cáncer de cérvix

A su vez, Lucas Minig, jefe del Servicio de Ginecología de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología, incide en que, prácticamente, el cien por cien de las pacientes con esta patología tienen infección por el virus del papiloma humano (VPH). “Esta asociación es de las más fuertes y consistentes que existe en cualquier tipo de cáncer”, expone Minig, quien añade que, sin embargo, es importante saber que la infección por el VPH es “un factor necesario pero insuficiente”. Se necesitan otros cofactores para desarrollar cáncer de cérvix, como cualquier estado inmunodepresivo —la infección por el VIH o el VHC y la diabetes descompensada—.

En cualquier caso, el especialista recuerda que ocho de cada diez mujeres sexualmente activas se infectarán por el VPH, pero en torno al 95 por ciento lo van a eliminar “espontáneamente” a lo largo de los siguientes tres años gracias a su sistema inmune.

En este punto, los expertos hacen hincapié en el papel de la prevención y esta pasa, como dice Minig, por que las mujeres de entre los 25 y los 65 años se sometan a una citología del cuello de útero de forma periódica. “La medicina nos ha permitido hacer prevención secundaria, gracias a medidas como la determinación del VPH. Antes de hacer una citología, se debe hacer una tipificación viral para ver si la mujer tiene algún tipo de VPH y si es así, entonces se realiza la citología, la colposcopia, etc. Aparte, la ciencia también ha avanzado y ahora se puede hacer prevención primaria con la vacuna contra el VPH aprobada en 2008”.