Abandonar el tratamiento inmunosupresor o no cumplirlo adecuadamente tras el trasplante de órgano puede provocar la aparición de anticuerpos anti-HLA (conocida como rechazo humoral), que podría ocasionar la pérdida de injerto. De hecho, el rechazo humoral es la primera causa de pérdida del injerto renal y afecta a aproximadamente el 10 por ciento de los pacientes.

Con motivo de la 8ª edición de DetectAcs Anti-HLA, organizado por Astellas, Carmen Lefaucheur, codirectora del Centro de Investigación Traslacional para el Trasplante de Órganos de París, explica a GM la gravedad del rechazo humoral.

El rechazo humoral es una nueva entidad de rechazo en el trasplante de órganos. La idea global es la producción de anticuerpos Anti-HLA frente al donante que desencadenan un mecanismo en cascada dentro del órgano. Este proceso causa tanto un daño agudo como un daño crónico en el injerto cuyo resultado final es la pérdida del mismo”, explica la especialista.

“Lo que ha evolucionado en estos 20 años es que ya no considera al rechazo como un elemento agudo que emerge, sino como un proceso continuo a lo largo de todo el trasplante “

Durante los últimos años, la investigación ha logrado entender la historia o la evolución natural del rechazo humoral. “Lo que ha evolucionado en estos 20 años es que ya no considera al rechazo como un elemento agudo que emerge, sino como un proceso continuo a lo largo de todo el trasplante. La inmunosupresión es muy efectiva y ese rechazo agudo inicial se controla, pero ahora hemos comprobado que el rechazo humoral sigue siendo un proceso”, continua Lefaucheur.

El tratamiento es el gran desafío en el trasplante. Por eso, se ha llegado a un consenso internacional para definir el “goal standard” en el tratamiento de rechazo humoral.

Consenso sobre el tratamiento


Lefaucheur es la coordinadora del consenso que a nivel europeo se está impulsando para unificar el tratamiento del rechazo mediado por anticuerpos (ABMR) en los pacientes con órganos trasplantados.

“El consenso a nivel de la Sociedad Internacional de Trasplante (TTS) es muy importante, pero más importante es que en 2019 se cambió la aproximación de cómo entender y tratar el rechazo humoral”, destaca la especialista.

El consenso permite unificar el tratamiento y unificar los criterios BANFF

El consenso permite focalizarse en el tratamiento del rechazo humoral agudo y sirve para unificar los criterios de BANFF a la hora de definir el diagnóstico.
“Este consenso ha permitido reabrir un diálogo con la EMA, para ver cómo se puede tratar el rechazo mediado por anticuerpos, cómo conseguir el reembolso de los pacientes y cómo conseguir una igualdad en el tratamiento para que sea accesible”, añade Lefaucher.

Asimismo, durante el encuentro se remarcó que es fundamental la realización de ensayos clínicos con el fin de poder objetivar el potencial efecto beneficioso de los nuevos fármacos que podrían inhibir la síntesis de anticuerpos o interferir en el daño mediando por los anticuerpos sobre el endotelio del riñón trasplantado.

8ª edición de DetectAcs Anti-HLA

Necesidad de biomarcadores


Un tema indiscutible a día de hoy es la necesidad de inmunosupresión para los pacientes trasplantados. Sin embargo, la codirectora puntualiza la necesidad de tener biomarcadores fiables, conocer las condiciones del paciente y personalizar el tratamiento en cada paciente.

“La inmunosupresión para todos no es posible y un buen ejemplo es que en los últimos 10 años se ha tratado de minimizar, con lo cual han parecido más rechazos humorales que han permitido estudiar la historia natural de rechazo humoral”, especifica. Por ello, es muy importante tratar de individualizar el tratamiento “y para eso se necesitan biomarcadores subrogados de esos resultados”, añade.


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