544.352 linfomas no Hodgkin y 474.519 leucemias se estima que se diagnosticarán a lo largo de 2023 en el mundo, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). En este sentido, hace unos años se desarrollaron las que serían las terapias innovadoras que cambiarían la vida de miles de personas, las terapias CAR-T. Por ello, Gilead Science ha organizado el encuentro ‘Workshop sobre Terapias Avanzadas: 5 años del Plan Nacional de Terapias Avanzadas, presente y futuro en España’, donde han participado expertos y pacientes. Y donde también se ha recalcado la importancia de realizar una actualización del Plan Nacional de Terapias Avanzadas tras cinco años en funcionamiento.

En el año 2013, las CAR-T fueron reconocidas por la revista Science como ‘El Avance del Año’. Desde entonces, no han dejado de evolucionar, cambiando el abordaje de algunos tumores hematológicos y la vida de muchos pacientes con pronóstico grave. Hace un lustro que llegaron a España posicionándonos como referente en este campo. Sin embargo, en la actualidad la situación parece haber dado un giro de 180 grados. Tal y como ha expuesto, Marc Obrador, director de la Unidad de Terapia Celular de Gilead/Kite España, en el evento, “la innovación no está llegando a los pacientes. Somos un país con un músculo investigador descomunal, el segundo país en ensayos clínicos en el mundo, sólo por detrás de Estados Unidos. Sin embargo, en la incorporación de esta innovación estamos a la cola”.

Revolución de las CAR-T

Las terapias CAR-T han sido el principal avance dentro del campo de los cánceres hematológicos en los últimos años. “Las terapias avanzadas son un rayo de esperanza”, destaca Irene Sánchez Vadillo, hematóloga del Hospital Universitario La Paz de Madrid. Aunque recalca que no se puede hablar fácilmente de supervivencia en estos pacientes, ya que hay tumores muy diferentes. “Son enfermedades que no afectan a porcentajes, afectan a personas y a familias”, subraya.

Las neoplasias hematológicas presentan una gran heterogeneidad, pudiendo afectar tanto a la médula ósea (leucemia y mieloma) como a los ganglios linfáticos (linfoma no Hodgkin y linfoma de Hodgkin). De hecho, dentro de los linfomas no Hodgkin se han descrito más de 50 tipos. Esta multiplicidad también se aprecia en los grupos de población a los que puede afectar. Dentro de las leucemias agudas encontramos que la linfoblástica afecta mayoritariamente a niños, mientras que la mieloblástica lo hace a mayores de 65 años.

Joaquín Martínez, jefe de Servicio de Hematología del Hospital Universitario 12 de octubre de Madrid, también coincide con la revolución que han supuesto estas terapias. También ha explicado que, “hay muchos mecanismos que hacen que se desarrolle el cáncer, pero hay uno muy importante que es la alteración del sistema inmune. Esto es especialmente relevante en los cánceres hematológicos. Somos la lanzadera en los nuevos tratamientos de cáncer”. El doctor ha ahondado en lo que son las terapias CAR-T subrayando que estas se llevan desarrollando mucho tiempo, desde los años 80 cuando se llevó a cabo el primer intento con linfocitos T.

A nuestro país las primeras aprobaciones de CAR-T llegaron muy rápido, “pero fue un espejismo”, señala Martínez. Hoy en día existen importantes escollos que retrasan la financiación y el acceso. Y, como los expertos señalan, estos retrasos son incongruentes con los beneficios que aporta. “En pacientes seleccionados da muy buen resultado y es ‘cómodo’ para el paciente por el corto tiempo de ingreso, de entre 15 días y tres semanas. Además de la relativa facilidad para recuperar una vida normal”.

Desafíos

Los profesionales y pacientes tienen claros cuáles son los retos actuales respecto a estas terapias:

  • Mejorar el acceso y disponibilidad para los pacientes.
  • Optimizar el proceso de fabricación.
  • Mejorar su eficacia.
  • Adelantar las indicaciones a fases precoces de la enfermedad.
  • Aumentar el perfil de seguridad, mejorando el manejo de las reacciones adversas.

En este sentido, Begoña Barragán, presidenta de la Asociación Española de Linfoma, Leucemia y Mieloma (AEAL), va más allá y recalca que el problema de los pacientes no es solo físico, algo que no se suele tener en cuenta. “El paciente cuando está enfermo no solo tiene afectado su organismo físico, también la parte emocional, social, económica y laboral de su vida. Un paciente que va a comenzar con estas terapias ya ha pasado por muchas cosas”. Por ello, reclama la importancia de tener una atención psicosocial integrada en el sistema que ayude a los pacientes. Del mismo modo, destaca que las instituciones no deberían pensar solo en el coste que supone un fármaco a la hora de financiarlo, sino en los costes indirectos que produce la enfermedad derivados de las bajas laborales o la disminución de la producción.


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