El Hospital Clínico San Carlos de Madrid, ha sido pionero en el tratamiento del dolor crónico neuropático mediante la aplicación de ultrasonidos de alta intensidad. Se trata de una técnica precisa y no invasiva, sin incisiones ni anestesia general. De esta manera han tratado a un paciente con dolor crónico que le afectaba al nervio trigémino, una patología muy limitante y resistente a otras terapias. El paciente experimentó una notable mejoría, con una evolución positiva tras el procedimiento, y una reducción drástica del dolor, sin presentar efectos adversos.

La persona tratada había intentado más de diez líneas de tratamiento con resultados temporales e insuficientes. Los episodios dolorosos que padecía afectaban a las regiones de inervación del trigémino, ocular, mandibular y la zona maxilar del rostro. En busca de una segunda opinión, acudió al Servicio de Neurología del Hospital Clínico San Carlos. Tras una sesión conjunta entre médicos de los servicios de Radiodiagnóstico y Neurología, se le propuso el tratamiento HIFU (High Intensity Focal Ultrasound). Este trata el dolor aplicando calor por ultrasonidos de alta intensidad.

Se trata de una novedosa técnica de alta precisión, guiada por resonancia magnética de tres teslas que, como explica Miguel Yus, neurorradiólogo del hospital, “en su aplicación a los pacientes con dolor neuropático refractario, de forma muy controlada, se lleva a cabo una pequeña lesión térmica en áreas concretas de ambos tálamos, estructuras encefálicas profundas que regulan la percepción del dolor. La probabilidad de beneficio es mayor en el caso de pacientes con neuralgia del trigémino”.

Reeducando al cerebro

Es la primera vez en la sanidad pública española que se emplea ultrasonidos de alta intensidad para el tratamiento de un dolor crónico neuropático. Según Jesús Porta Etessam, neurólogo de este centro, “constituye una nueva aplicación terapéutica y un importante avance médico ya que, hasta la fecha, se empleaba para la reducción o eliminación del temblor esencial asociado al párkinson”. A diferencia de este uso, “con esta nueva aplicación se busca un proceso de neuromodulación a largo plazo que conlleva una mejoría progresiva del dolor. Es decir, conseguir una nueva sinapsis en el cerebro para que éste olvide el dolor, destruyendo el aprendizaje previo al tratamiento. Y, del mismo modo, reaprendiendo sin que haya reminiscencias del dolor anterior”, continúa Jesús Porta.

Este equipo del Hospital Clínico San Carlos también fue el primero de la sanidad pública madrileña y segundo de la española, en utilizar este tratamiento para el que se encuentra acreditado, con el que ha conseguido reducir en más de un 80% de media el temblor esencial y el temblor asociado a la enfermedad de Parkinson en más de 100 pacientes.


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