“Se trata de un libro que va más allá del ejercicio correcto de la psiquiatría, quiere explorar el alma humana. Después de leerlo te invade un sentimiento de profunda bondad, es una obra que habla de la vida de una mujer frente al dolor propio y al dolor ajeno. El psiquiatra también sufre”, explicó el poeta y escrito, ganador del Premio Planeta, Manuel Vilas, durante la presentación de “Felices los normales”, la primera obra narrativa escrita por la psiquiatra Mercedes Navío Acosta, gerente asistencial de hospitales en Servicio Madrileño de Salud, coordinadora de la Oficina Regional de Salud Mental y Adicciones y responsable del Plan Contra el Suicidio de la comunidad.
Navío considera que reconocer nuestras propias debilidades es el primer paso para salir del bucle en el que muchas personas entran tras un momento doloroso o traumatizante. “La negación de la fragilidad nos disocia de nosotros mismos. No nos permite ser auténticos y hace que no podamos llegar a nuestras fortalezas desde el sufrimiento”, comentó la psiquiatra durante la presentación de su obra en la sede de la Fundación Manantial, en la que también han estado presentes Fátima Matute, consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid y Ana Dávila-Ponce de León Municio, consejera de Familia, Juventud y política social.
“Es imprescindible que el paciente no este solo”, explicó Navío a GM, “que lo sepa, y que conozca sus fragilidades, ya que en ellas esta la fuente de su fortaleza, que no nos neguemos, que nos conozcamos”, añadió.
Considera que a los profesionales deben importarles los pacientes, que cada uno es único, no un numero más. “Si alguien nos tiende la mano de una forma autentica será más fácil salir de situaciones dolorosas. Ese es el momento en el que configuran los vínculos genuinos personales que hacen que esa persona no se sienta sola, que sienta que importa”, indicó Navío, que cree firmemente que el psiquiatra debe ser un importante agente de este cambio.
Como en los juegos infantiles, este libro es ‘por mi y por todos mis compañeros’, para realizarlo tuve que hacer memoria y configurar un diálogo con aquellos casos que tocaron una parte de mí, una parte de mi propia novela familiar y mi vida”, comenta Navío sobre el sentido de ser de su obra. La psiquiatra la definió como una crónica del descubrimiento de la identidad propia y el hallazgo del sentido de la existencia a través de la comprensión del sufrimiento ajeno de sus pacientes y el de ella misma. “No he visto sufrir a nadie como sufren los familiares de una persona que ha consumado su suicidio, ese dolor me llevó a intentar acabar con esta lacra”.
Asimismo, la experta mencionó que “el victimismo es la antítesis de la autenticidad”, asegura que en ocasiones algunos pierden la palabra dado su situación de sufrimiento radical y que quienes aún la conservan no deben instrumentalizarla ni falsificarla en un ejercicio narcisista de autocomplacencia, sino usarla para buscar en sí mismos, para encontrar esas vulnerabilidades en las que tanto incide este libro, en reconocerlas y aceptarlas.
Cuando se sufre una experiencia traumática, el ser humano se pierde puentes consigo mismo y con la concepción del mundo, muchos sienten que no pertenecen al mismo. “No quiero que nadie sienta que no pertenece a la sociedad”, indicó la autora.
Navío recordó la importancia que tiene la lucha contra el estigma, al que define como “Contagioso y vergonzante. Nadie quiere contagiarse con la fragilidad de los demás”.
“Todos somos vulnerables y reconocerlo no debería ser algo bochornoso. Antes reconocer nuestras debilidades era arriesgado, pero ahora vivimos en un espacio sociocultural en el que es más fácil luchar contra el estigma”, comentó Vilas.
Por su parte, Matute mostró su plena disposición y la de la consejería, ante todos los profesionales ahí presentes, para luchar contra el suicidio. “Queremos trabajar de una forma colaborativa, es un orgullo estar rodeada de equipos tan preparados. Juntos podemos conseguirlo”, afirmó la consejera madrileña.
