Las tres sociedades científicas de médicos de atención primaria participan de forma activa en las Jornadas Europeas por la Eliminación de la Hepatitis C que se celebran del 9 al 20 de abril en Madrid. Durante su presentación, la plataforma de pacientes que las ha impulsado, la Plafhc, ha destacado la necesidad de que la atención primaria disponga de formación y medios para desarrollar las políticas de prevención, cribados y prescripción. Elementos que, bajo la perspectiva de los pacientes, ayudarían a acelerar la eliminación de la enfermedad.
Desde las sociedades médicas, los profesionales recogen el guante. Para José María Molero, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), hay tres claves fundamentales.
Una de ellas pasa por lograr la implicación de los médicos de familia para evitar nuevos casos, actuando sobre hábitos y actividades de riesgo (consumo de drogas, prácticas sexuales con riesgo de sangrado, técnicas que incluyan punción, etc.). La segunda clave es el diagnóstico, continúa, extremando la atención a los pacientes que pueden estar infectados. “Con una simple pregunta sobre antecedentes y hábitos de riesgo se puede facilitar. Debemos estar alerta también cuando a veces indicamos una punción hepática por otras causas y nos salen alteradas”, indica.
Información sobre la enfermedad
El tercer aspecto que destaca está relacionado con la proximidad al paciente y a su familia. En este sentido, subraya que es fundamental proporcionar información sobre la enfermedad, perspectivas de tratamiento, etc., una labor esencial que el médico de familia ya realiza en otras enfermedades.
El portavoz de Semfyc incide en que la participación de la atención primaria es fundamental para lograr los objetivos de la eliminación de la hepatitis C en España y a nivel mundial. El papel está centrado fundamentalmente en distintos aspectos, prevención primaria para evitar nuevos contagios, por ejemplo. Se han identificado claramente los grupos de riesgo y son grupos que habitualmente asisten a los centros de salud, pacientes a los que los médicos de familia y enfermeros pueden realizar actividades de promoción y prevención relacionados con el contagio.
En esta línea, Pedro Javier Cañones, responsable del grupo de Trabajo de Enfermedades Digestivas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), coincide en que como en cualquier otra patología, el médico de atención primaria puede intervenir en cualquiera de las fases del abordaje.
En prevención primaria, con la difusión de información a la población sobre medidas sanitarias para evitar el contagio, como conocimiento de las vías de transmisión y de las prácticas de riesgo que pueden dar lugar a la infección. En secundaria, prosigue, con el diagnóstico precoz de individuos susceptibles o sospechosos de haber contraído la enfermedad, mediante la determinación de datos serológicos y de la PCR en su caso.
Además, en prevención terciaria, con el tratamiento exhaustivo de los pacientes conocidos mediante las diferentes pautas de fármacos antivirales.
Prevenir la progresión
Por otra parte, Molero añade que otra labor importantísima tiene que ver con la prevención de la progresión de la enfermedad. “Los tratamientos actuales curan la enfermedad, pero muchos pacientes ya tienen un alto grado de fibrosis y aunque se ha curado la enfermedad, si hay otros factores como obesidad o consumo de tóxicos, se puede agravar la enfermedad que ha quedado detenida y que puede empeorar. Aquí el médico de familia tiene mucho que hacer y un papel fundamental en prevenir la reinfección”, puntualiza.
De igual modo, el portavoz de Semfyc admite que es cierto que los nuevos tratamientos han su puesto un cambio en el manejo clínico de la hepatitis C, conocida por los profesionales. “Se necesita actualizar qué suponen los nuevos tratamientos en eficacia clínica, pronóstico y posibilidades que se ofrece al paciente para mejorar calidad de vida y expectativas que estaban más limitadas”, remarca.
Con respecto a la posibilidad de implantar un cribado universal en hepatitis C, los especialistas consultados remarcan que en este momento no hay recomendación de hacerlo extensivo a todos. No obstante, Molero indica que están pendientes de un estudio de seroprevalencia del Ministerio y que, llegado el caso, podría estar justificado en un grupo de población, entre los 45 y 65 años, si se confirma que este puede ser un grupo en el que se concentren casos no detectados. A partir de ahí, una estrategia podría ser entrar en esta cohorte de edad de forma universal, informando a este grupo sobre la conveniencia de realizarse una analítica.
José María Molero
“Es fundamental lograr la implicación de los médicos de familia para evitar que haya nuevos casos”
Pedro Javier Cañones
“El médico de atención primaria puede intervenir en cualquiera de las fases del abordaje”
Cribado parcial
Los resultados de un estudio de seroprevalencia podrían indicar la conveniencia del cribado entre los 45 y 65 años