Ruth Vera, coordinadora del Grupo de Trabajo de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) de Largos Supervivientes del Cáncer, destaca una realidad cada vez más evidente: el número de pacientes que sobreviven al cáncer está en constante aumento. Gracias a los avances en programas de cribado, prevención y nuevos tratamientos, el cáncer se está convirtiendo en una enfermedad crónica y en una de las más importantes a nivel europeo. Ante esta realidad, Vera subraya la necesidad urgente de desarrollar estrategias efectivas para el manejo integral de estos pacientes.

Concepto de largo superviviente

En este sentido, César A. Rodríguez, presidente de SEOM explica que actualmente el concepto de largo superviviente ha sufrido un cambio respecto a lo que se consideraba históricamente en Oncología. “No existe un concepto tan rígido, entendemos que es un proceso continuo en el que hay supervivientes tempranos, otros que están en transición después de haber finalizado el tratamiento y, además, están los largos supervivientes, que generalmente consideramos a partir de los cinco años libres de enfermedad”, asegura el presidente de SEOM. 

Asimismo, añade, “hay que tener en cuenta otro tipo de largo superviviente no curado y con enfermedad avanzada que puede permanecer períodos muy largos de tiempo con buen control de la enfermedad y excelente calidad de vida y que, al igual que el resto, tiene una serie de necesidades que requieren ser abordadas de manera eficaz”. En definitiva, en el contexto actual, el concepto de superviviente de cáncer está evolucionando, una persona se convierte en un superviviente desde el momento que se diagnóstica hasta el final de su vida.

Esto pone sobre la mesa una serie de retos que es fundamental abordar y conocer. Además, este grupo de pacientes es extremadamente heterogéneo, por lo que sus necesidades y características varían según el paciente. Por ello, la especialista considera crucial un correcto conocimiento de las fases por las que pasa cada paciente independientemente del tipo de cáncer o las características que tenga la persona, ya que abarcan desde la detección hasta la ‘curación

Fases

En primer lugar, el paciente pasa por una fase de detección, que implica la identificación del cáncer, generalmente a través de programas de cribado y exámenes médicos regulares. Después, está la fase aguda, que incluye el periodo de tratamiento activo ya sea una cirugía, quimioterapia, radioterapia u otras intervenciones terapéuticas. Una vez el paciente ha superado el tratamiento inicia la fase extendida que hace referencia al tiempo posterior al tratamiento inicial, donde el paciente puede o no tener presencia de la enfermedad, pero no está en tratamiento activo. Y, por último, la fase permanente en la que el paciente no presenta evidencia de cáncer y ha pasado un periodo considerable sin recurrencias.

No obstante, independientemente de la fase en la que se encuentre el paciente tiene una serie de necesidades que deben de ser abordadas para mejorar la calidad de vida de los supervivientes de cáncer. Normalmente, estas necesidades siempre se asocian con necesidades físicas, pero son mucho más amplias y complejas, y es fundamental que los profesionales las conozcan y sepan manejarlas. No en vano, estas necesidades son las más comunes dado que pueden ser causadas por el propio tumor o por los efectos secundarios del tratamiento (dolor, insomnio, fatiga, falta de concentración etc.) y es crucial abordarlas directamente para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Secuelas psicológicas

Por otro lado, las necesidades psicológicas que suelen ser las grandes olvidadas y, de hecho, uno de cada cinco supervivientes de cáncer sufre ansiedad o depresión y no reciben la atención adecuada en las consultas médicas, a pesar de ser una de las grandes preocupaciones tanto para los supervivientes como para sus familiares. De hecho, estas secuelas psicológicas muchas veces vienen motivada por la perdida de calidad de vida, el miedo a la recurrencia del tumor o la detección de nuevos tumores. Los pacientes que ya han tenido cáncer presentan un mayor riesgo de desarrollar nuevos cánceres o experimentar recaídas. Por ello, Vera hace hincapié en la importancia de la vigilancia continua y los exámenes regulares.

Asimismo, señala que este seguimiento permite establecer en los supervivientes hábitos saludables que van a tener un papel protagonista en el abordaje de necesidades físicas, así como en materia de prevención evitando la recurrencia o la aparición de enfermedades cardiovasculares o metabólicas.

Por último, otra de las necesidades que hace referencia la especialista son las sociales y emocionales. Con la aparición del cáncer la vida del paciente se para y pone en jaque todo lo establecido hasta entonces, lo que saca a relucir la necesidad de un apoyo social y emocional para afrontar este cambio tan drástico. De hecho, los pacientes mayores de 65 años son los que más requieren de este apoyo social y emocional fruto de ese ‘impasse’ vital propio de la edad, que provoca un terremoto en su concepción social, por lo que es fundamental abordarlas correctamente. Además, este es un grupo que está creciendo notablemente año tras año, por lo que es crucial que los profesionales conozca estas necesidades sociales y emocionales y como afrontarlas.

Abordaje multidisciplinar

En este sentido Vera, apuesta por un enfoque multiestamental e interdisciplinar, donde los médicos de atención primaria tengan un papel fundamental en el seguimiento del paciente y en la coordinación de los recursos sanitarios. “La asistencia a los largos supervivientes es un trabajo que no puede ser realizado desde un especialista, sino que implica a diferentes profesionales, tanto médicos como enfermeros psicólogos, trabajadores sociales, así como diversos niveles asistenciales como atención primaria o especializada”, asevera Vera.

En definitiva, la creciente población de supervivientes de cáncer presenta un desafío significativo para los sistemas de salud, donde la definición y comprensión de las fases de la enfermedad, junto con el reconocimiento de sus diversas necesidades, son pasos cruciales para desarrollar estrategias de manejo efectivas. Por ello remarca la importancia de que los pacientes que han tenido cáncer no solo sobrevivan, sino que también disfruten de una vida de calidad, libre de recaídas, gracias a un enfoque integral y personalizado en su atención.


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