Uno de los temas que la pandemia ha vuelto a sacar a la palestra es la conciliación. ¿Es teletrabajo igual a conciliación? ¿Qué medidas tienen que impulsar tanto administración como empresa para asegurar que se pueda compaginar de una manera efectiva la vida personal y laboral? Estas fueron algunas de las preguntas a las que trató de dar respuesta la mesa redonda ‘Conciliación: un reto frente a la pandemia’.

Adaptación al teletrabajo

Elvira Velasco, portavoz de Sanidad del PP en el Congreso de los Diputados.

“No esperábamos que nos tocara de repente empezar el teletrabajo, era un sistema que no estaba organizado”, señalaba Elvira Velasco, portavoz de Sanidad del PP en el Congreso de los Diputados. En el caso de la política, explicaba, se toparon con un gran número de problemas. “Las comparecencias del Gobierno eran semanales, se creó el comité de seguimiento de COVID… no había días ni horas; esto interrumpe tu vida personal y familiar” aseveraba. Además, añadía la parlamentaria, “tampoco en todos los casos se dispone de despacho en casa o la infraestructura que hay en el lugar de trabajo”.

Susana Moll Kammerich, vocal de la comisión de Sanidad en el Senado por el PSOE, afirmaba tajante que “es muy complicado conciliar, más en política”. Entre los problemas que han afectado más a las mujeres, Moll apuntaba a que “en el control del trabajo tienes que partir de una relación de confianza, confiar en que los trabajadores van a cumplir su función… luego está la flexibilidad horaria, pero hay que llegar a acuerdos para que no suponga una disponibilidad completa y se rompa la línea entre vida privada y laboral”.

En estos mismos problemas abundaba Esther Ruiz, diputada de Ciudadanos Madrid y Secretaria Tercera de la Mesa de la Asamblea de Madrid. “Con frecuencia no contamos en nuestras casas con un espacio destinado a lugar de trabajo, con características de luz, técnicas… en el plano de la organización, dedicar el mismo espacio para todo ha tenido consecuencias para todos, difuminando la línea entre vida laboral y personal”, ilustraba. Además, aquejaba que a pesar de que exista legislación en esta materia, todos estos puntos han motivado que “teniendo en cuenta el espacio y el tiempo ha habido una omisión absoluta al derecho a la desconexión digital”.

Responsabilidad sobre los cuidados

Susana Moll Kammerich, vocal de la comisión de Sanidad en el Senado por el PSOE.

María del Río, diputada autonómica por el grupo Sí Podemos Canarias y secretaria de la Comisión de Sanidad del Parlamento de Canarias, aludía a la necesidad de contar con una legislación sólida en materia de conciliación. “Cuando se levanta el confinamiento y se sigue teletrabajando, aumenta esta responsabilidad sobre los cuidados; todo eso nos pone en riesgo, hay que hablar mucho y legislar ya que el teletrabajo conlleva ventajas, pero hay que regularlo bien para que no se convierta en una trampa para las mujeres”, advertía.

También se expresaba de manera contundente Fina Lladós, directora general de Amgen. “Los primeros meses no fueron teletrabajo, fueron supervivencia e intentar organizarnos para responder a una pandemia que además por ser el sector que somos nos tocó de lleno”, afirmaba. Con la vista en el presente y el futuro señalaba que “lo crítico será como desescalamos esta situación; como la regularizamos y como las instituciones conceptualizan el aprovechar lo mejor del teletrabajo y la presencialidad”. “Debería ser un modelo híbrido en los sitios que sea posible pero igualitario entre hombres y mujeres, porque si no, nos puede perjudicar más que favorecernos”, indicaba.

Importancia de la flexibilidad

Esther Ruiz, diputada de Ciudadanos Madrid y Secretaria Tercera de la Mesa de la Asamblea de Madrid.

Más allá de problemas como el tiempo o el trabajo, Olga Salomó, directora de Recursos Humanos de Boehringer Ingelheim, ponía el foco sobre otro asunto. “Ha sido importante la flexibilidad, pero lo que veíamos es que con las personas que había en casa era imposible que la gente estuviera ni concentrada ni contenta”, explicaba. Por ello, concretaba que “cuando se preguntó, nos pidieron máxima flexibilidad horaria y confianza; por ello se formó a los managers para dejar el control de lado y dar la oportunidad a las personas de que fueran eficientes sin control”. “Tenemos que hacer un buen balance, entre el teletrabajo y la gestión del tiempo, tanto para personas como compañías”, concluía.

“Esta pandemia ha traído un impulso a la digitalización y flexibilización”, consideraba Mercedes Benítez del Castillo, directora del Departamento Legal en Rovi. Además de la adaptación llevada a cabo en Rovi para dar facilidades en el teletrabajo sin comprometer el suministro, Benítez del Castillo opinaba que “el objetivo es crear una cultura de compromiso a distancia basada más en la confianza q en el control”. Otro de los puntos que ponía sobre la mesa es que “el hecho de que la conciliación sea corresponsable va a ser un factor clave”.

Solución de problemas

María del Río, diputada autonómica por el grupo Sí Podemos Canarias y secretaria de la Comisión de Sanidad del Parlamento de Canarias.

Una vez fue pasando el tiempo, se pusieron más medios para favorecer la conciliación y el teletrabajo. “El confinamiento duro fue más difícil pero luego en Amgen se dio herramientas a las personas que están en la compañía como ordenadores o material ergonómico; también se diferenció un horario core para las reuniones, dejando espacios para la flexibilidad y la conciliación y fuera de este horario. De esta manera todo el mundo debería poder organizar su vida laboral y profesional en función de sus necesidades”, exponía Fina Lladós.

Coinciden en algunas de estas medidas en Boehringer. Olga Salomó manifestaba que “dentro de la flexibilidad hay unas horas core y fuera de ellas no se pueden mandar correos; ya teníamos estipuladas un horario de 9:30 a 16 horas para convocatorias, y 48 horas de antelación para montar una reunión o conferencia”. Desde el punto de vista de Salomó, “hay que tener una buena gestión del tiempo para beneficiar a todos”.

Fina Lladós, directora general de Amgen.

En el caso de Rovi, “se ha puesto en marcha un programa de apoyo para el teletrabajo, en el que se incluyen temas tales como el modo de organizar la jornada laboral, cómo coordinarse con el equipo, maneras de monitorizar el trabajo individual y de equipos u otros aspectos relevantes para favorecer un buen teletrabajo en casa; este proyecto ha tenido muy buena acogida”, concretaba Benítez del Castillo.

Impulso de medidas

Esther Ruiz ponía una idea sobre la mesa: “el teletrabajo no es un instrumento de conciliación en sí mismo”. Lo definía como “una herramienta de organización del trabajo”. También expresaba su preocupación porque “en poco tiempo probablemente se vea que, como consecuencia del teletrabajo, la brecha de género aumente, por lo que habrá que reforzar las políticas en este sentido”. Para paliar esta problemática, Ruiz indicaba que “empezar un diálogo con todos los agentes sociales es la única manera de llegar a un acuerdo”. Uno de los puntos clave según Ruiz es “que la empresa entienda que la corresponsabilidad mejora la competitividad y mejora el clima laboral”.

Olga Salomó, directora de Recursos Humanos de Boehringer Ingelheim.

Respecto al trabajo parlamentario, Elvira Velasco señalaba que es un área con menos margen de maniobra. “En todas las cámaras se ha realizado el seguimiento y votación de manera telemática, haciendo una pequeña modificación del reglamento; eso nos ha hecho avanzar porque no se puede alcanzar todavía la presencialidad de manera total”, señalaba. Con todo esto, planteaba que “hay que buscar un buen marco regulatorio que llegue para quedarse y no solo se aplique en situaciones como la pandemia”.

Implicaciones del teletrabajo

Mercedes Benítez del Castillo, directora del Departamento Legal en Rovi

“Es muy importante que se tenga en cuenta lo que implica el teletrabajo, que son muchas transformaciones como que haya redes accesibles y que funcionen bien y que no afecten a las comunidades más vulnerables, sobre todo atendiendo a la brecha digital”, subrayaba María del Río. También incidía en que “al llegar el teletrabajo, sus partes ventajosas se pueden convertir en perjudiciales para las mujeres; hay que legislar muy bien en horarios o salarios entre otros, para que se favorezca la igualdad de condiciones y no recaiga más trabajo sobre las mujeres”.

Y es que, uno de los principales problemas derivado de esta desigualdad lo explicaba Susana Moll. “Hay que incidir en la doble jornada de las mujeres; hay un tema que es el de la culpa, por lo general las mujeres se sienten más culpables de no llegar a todo lo personal y lo laboral”, indicaba. Así, hacía referencia a la necesidad de “trabajar en la psicología de las mujeres, rebajando esta culpa y cambiando la mentalidad de la sociedad para alcanzar la corresponsabilidad”.


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