El pasado 16 de enero, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto que establecía las condiciones que deben cumplir los productos del tabaco y los productos similares para su fabricación, presentación y venta.

De esta forma, se prohíbe la venta del tabaco calentado que contiene aromas y se obliga a que en el etiquetado figuren las advertencias de que es perjudicial para la salud. Una medida tomada en consonancia con Europa.

Esta nueva restricción, aprobada por la Unión Europea (UE) en 2022, respondía a la propuesta que planteó la Comisión Europea a través de un informe el pasado junio para acabar con las ventas de ese subproducto de la industria del tabaco.

En esta normativa se retira la excepción de las obligaciones de incluir un mensaje informativo y las advertencias sanitarias combinadas. Por tanto, las unidades de envasado y el embalaje exterior de los productos de tabaco calentado deberán incluir el siguiente mensaje informativo: “El humo del tabaco contiene más de 70 sustancias cancerígenas”.

¿Qué es el tabaco calentado?

Esta clase de producto se ha popularizado en los últimos años como una alternativa al cigarrillo tradicional. Se trata de un artículo que se calienta electrónicamente a una temperatura hasta los 400ºC, sin que haya combustión, y que produce un aerosol con nicotina y otros aditivos. No contiene líquido en su interior, sino tabaco procesado, en polvo o picado.

Según el Ministerio de Sanidad, su uso supone la emisión de sustancias peligrosas, por lo que no es inocuo para las personas de alrededor de quién fuma este producto.

Además, recuerdan desde la cartera sanitaria nacional, que no sirve para “dejar de fumar”, ya que, según el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio, tiene efectos nocivos para la salud al contener sustancias tóxicas y cancerígenas.

¿Por qué Sanidad ha equiparado ambos productos?

Sanidad ha equiparado el tabaco calentado con el tradicional por varias razones, principalmente proteger la salud pública y reducir el consumo de productos del tabaco, que son perjudiciales para la salud y causan enfermedades como el cáncer y las cardiovasculares.

Otra de las razones ha sido la de transponer la normativa europea que establece requisitos mínimos para los productos del tabaco, como la prohibición de aromas o aromatizantes en sus componentes, o cualquier otra técnica que permita modificar el olor o sabor de los productos del tabaco.


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