Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 02 de diciembre de 2016 h |

“Es como una lluvia fina que sin darte cuenta te engancha”. Es el mensaje de Gabriel Heras, intensivista del Hospital Torrejón y creador del proyecto HU-CI diseñado para humanizar las Unidades de Cuidados Intensivos. Su iniciativa fue una de las puestas en común durante la segunda mesa redonda de la Jornada Interautonómica de Humanización. Un ejemplo de que es posible pasar de la teoría a la práctica.

Para Heras, este concepto es “pararse a pensar y mirar si hacemos las cosas como soñábamos que se tenían que hacer cuando estudiábamos”. Sus objetivos también tienen en cuenta a los profesionales: “Buscamos remotivar y recuperar las vocaciones profesionales, se pide mucho cambio de actitud, pero la motivación hay que recultivarla”. En este sentido, el intensivista abogó por “h-invertir” en humanización, planteando la opción de “poner más humanos” o redistribuirlos, aunque aclaró que “no todo es monetizable, pero sí tiene retorno”. Según su experiencia, el 30 por ciento de las actuaciones necesarias requieren inversión económica, “el 70 por ciento son gratis y dependen de la actitud, que es donde estamos”, indicó.

Otra de las experiencias ya en marcha es la Escuela de Salud de Aragón, desde la que se da respuesta a una realidad regional, la dispersión de la población en esta comunidad. La directora general de Derechos y Garantías del Departamento de Sanidad de Aragón, Rosa Mª Cihuelo, explicó su enfoque particular, ya que han decidido que la escuela nace “para poner en pie al ciudadano, para darle instrumentos para que afronte la salud y la enfermedad desde el principio de autonomía”.

Actualmente han iniciado varias actividades piloto, como charlas transversales sobre los fármacos e internet, los derechos y deberes de los usuarios y los documentos de voluntades anticipadas. Cihuelo afirmó que hablar de humanización es hablar de conceptos éticos, y “la ética es una manera de entender la vida y relacionarse con los demás”. Lo que más une a las comunidades que han empezado a trabajar en este proyecto conjunto, indicó.

Los costes de humanizar

“La humanización sí tiene costes. Lo tienen, por ejemplo, las puertas, cortinas o biombos necesarios para aportar intimidad”. Con esta frase, Rosa Castro, coordinadora del Plan Dignifica de Castilla-La Mancha, matizó la idea equivocada de que no es preciso emplear recursos adicionales para este fin. La responsable explicó que el objetivo fundamental de este plan regional es desarrollar un marco común sobre este tema en el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, que refuerce el empoderamiento del paciente.

Una aportación sustancialmente distinta sobre este tema a la del propio viceconsejero madrileño, Manuel Molina, que sobre este punto aseguró durante la clausura de la jornada que “los presupuestos son importantes, pero la humanización tiene que ser un añadido a esa inversión”, aunque aclaró que “no es que no cueste dinero”.

Por su parte, Maribel Santos, subdirectora general de Humanización de la Asistencia del Servicio Murciano de Salud, expuso el funcionamiento de las comisiones especiales impulsadas las áreas de salud de la comunidad que integran atención primaria y hospitalaria. Estos órganos suponen un recurso cultural específico de humanización en cada área, y su función, afirmó Santos, consiste en “analizar, identificar, coordinar y evaluar actuaciones en esta materia y recoger las mejores prácticas”, con el objetivo de que se puedan extender a la organización e integrar en la planificación anual de actividades.

La experiencia de los pacientes corrió a cargo de Claudia Tecglen, presidenta de Convives con Espasticidad, una asociación que ha puesto en marcha la Escuela de Afrontamiento Activo. “El verdadero reto de la asistencia sanitaria pasa por incorporar a los pacientes y a sus familiares en equipos transdisciplinares de trabajo”, insistió, dirigiéndose así al público: “Tenéis que ser nuestros aliados, porque el objetivo del profesional es el paciente y su entorno”. Para concluir, Tecglen puso el acento en la importancia de que la investigación sea humana, al igual que sus objetivos.