El 31 de diciembre de 2019 China notificaba los primeros casos de una neumonía de origen desconocido. Siete días más tarde, las autoridades sanitarias del país identificaron la causa del brote: un nuevo tipo de coronavirus SARS-CoV-2. El 30 de enero se declara por parte del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional la emergencia de salud pública de importancia internacional, mientras que el 11 de marzo se confirmaba la pandemia. Durante su trascurso, se ha puesto en evidencia la importancia de que los países dispongan de una salud pública sólida con capacidad de vigilancia y de respuesta frente a los desafíos presentes y futuros de la sociedad.

A lo largo del tiempo ha ido adaptándose a las necesidades de la población, pero en la actualidad existen numerosos retos a los que se enfrenta, entre los que figuran la falta de sistemas de información y estructuras actualizadas y bien definidas, la preparación del sistema asistencial o la necesidad de un marco normativo. Estas fueron algunas de las cuestiones abordadas durante el National Covid Summit 2024, organizado por la Asociación Española de Vacunología (AEV), la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS) y la Sociedad Italiana de Higiene, Medicina Preventiva y Salud Pública (SItI), con el apoyo de Novavax y CaixaForum.

“Hemos avanzado en el conocimiento de la salud pública por parte de la ciudadanía y de los profesionales, pero esta sigue sin tener una capacidad de comunicación y de transmisión de todo lo que hace. Cuando hay ganancia reputacional, hay visibilidad. Hasta que no consigamos que la salud pública entre en la agenda política, la situación seguirá igual”, expresó Juan Antonio Camacho, ex director general de Salud Pública de Castilla-La Mancha. El ex cargo manchego insistió en que para avanzar en el cambio es necesario contar con unos sistemas de información que funcionen. A su vez, insistió en la importancia de preparar el sistema asistencial. “Aquí salud pública tiene mucho que decir desde el punto de vista de que va a ser estratega a la hora de plantear distribución de recursos o campañas de vacunación. Los profesionales tenemos que apoyarnos para comunicar de una manera efectiva, a la vez que es importante colaborar íntimamente con la industria farmacéutica”, matizó.

El mensaje de María Antonia Font, ex directora general de Salud Pública de las Islas Baleares, se mostró en sintonía con el de Camacho. En este sentido, confirmó que debería centrarse en el paso previo para configurar una estructura muy visible que trabaje para un buen cuadro de mando, poniendo sobre la mesa la importancia de la Agencia Estatal de Salud Pública. “Hasta que no lleguemos a este punto, no haremos un cambio importante. Tenemos que integrar los propios servicios de salud pública”, expresó Font.

Por su parte, José Fernando Díaz-Flores, director general de Salud Pública del Gobierno de Canarias, hizo un diagnóstico más pesimista e incidió en que resulta prioritario cambiar las estructuras. “Seguimos exactamente igual que hace 20 o 25 años. No hemos aprendido de la pandemia como creo que tendríamos que haber hecho. Mientras las listas de espera sigan siendo la prioridad, la promoción de la salud no será la solución. La población nos vio como aquellos entes que tomaban medidas desagradables. Ni en mi comunidad autónoma (CC. AA.) ni en el ministerio se ha hecho un cambio necesario en este ámbito”, sentenció.

Ruth Usó, directora general de Salud Pública de la Comunidad Valenciana destacó la necesidad de que se produzca una integración con la asistencia sanitaria. “Uno de los objetivos fundamentales en el trabajo es la integración con asistencia sanitaria. Pienso que estamos aislados del ámbito asistencial, por lo que es necesario reforzar la estructura y los recursos humanos. Las medidas que aportamos implican restricciones personales para un beneficio colectivo. También creo que la toma de decisiones que no son basadas en la evidencia nos quita credibilidad. Dentro de la preparación no debemos olvidar la salud mental ni la legislación para dar una respuesta rápida. Queda un camino importante por recorrer”, insistió.

Estrategia de vacunación frente a la COVID-19

A pesar de las estructuras tan cerradas que caracterizan a la salud pública, la estrategia de vacunación frente a la COVID-19 fue todo un éxito. Desde diciembre de 2020 hasta junio de 2023 se administraron en España un total de 105,8 millones de dosis. Para alcanzar esa meta, los expertos mencionaron los aspectos más destacados.

Font quiso destacar el papel fundamental de la coordinación. “Estábamos convencidos de que la vacunación supondría el cambio en la gestión de la pandemia. La clave estaba en que todos los profesionales teníamos un objetivo común y comunicábamos de la misma forma. Cada CC. AA. supo recoger el mensaje y adaptar la estrategia a su propia idiosincrasia. Por su parte, Camacho expresó que el hecho de contar con altas coberturas vacunales y con un sistema de salud que funciona bien hizo que “jugáramos con ventaja”. “La gestión de la oferta insuficiente e irregular durante el primer mes generó dos efectos. Por un lado, nos hizo trabajar a todos de una manera seria en la priorización de la cobertura de necesidades y generó una avidez por la vacunación que nunca estaba”, indicó.

Usó confirió relevancia a la rapidez y el “privilegio” de tener una estrategia de referencia común al implementar la campaña de vacunación como se hizo. “El consenso con todos fue clave, al igual que la rapidez en la autorización de vacunas. Otro triunfo fue el de gestionar la información y la desinformación existente. Tomamos muchas decisiones desde la incertidumbre”, sostuvo. “Tenemos que aprender a informar mejor, sobre todo a colectivos que tienen duda”, explicó Díaz-Flores.

En cuanto a los aspectos clave para cualquier campaña de vacunación, los expertos incidieron en la accesibilidad y en la importancia del consenso y la coordinación con las políticas de la Unión Europea. “El virus sigue con nosotros, razonablemente estable. En España la población está protegida por la administración de las vacunas, pero sabemos que la inmunidad irá disminuyendo, especialmente en grupos de población vulnerables. Todavía tenemos que tomar muchas decisiones para poder convivir con un virus que sigue con nosotros”, concluyó Elena Andradas, directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, durante su moderación.


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