“La medicina de familia lleva años cotizando a la baja”. Así lo cree Vicente Ortún, profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y economista.

En la jornada “La Atención Primaria vista desde la Economía” dentro del ciclo “Economía y políticas de salud: de la investigación a la acción”, organizado por Funcas y la Universidad Carlos III, se analizó en profundidad la situación en la que se encuentra esta especialidad.

Hay razones teóricas y fundamento empírico para afirmar que una buena atención primaria se asocia con menores costes de atención, mayor satisfacción de la población con sus servicios sanitarios, mejores indicadores de salud y menor uso de medicamentos.

En España, desde mediados de los años ochenta del pasado siglo se desarrolló una estructura de AP relativamente potente y bien situada en las comparaciones internacionales. En un proceso que ya dura años, y por diversas razones, esta especialidad viene presentando problemas, algunos agudos, que han despertado preocupación social.

El sistema nacional de salud es muy bueno, pero tiene mal pronóstico. Hemos pasado de la eficacia (hace 75 años), a la efectividad (finales de los 80) y a la eficiencia (marca del virtuosismo). Si la mayor parte de los recursos en sanidad es asignada por los clínicos en decisiones, hay que señalar que el médico de familia es el profesional que puede justificar el coste de una prueba. Es la puerta de entrada y filtro. En decisiones diagnósticas y terapéuticas”, señala Vicente Ortún.

En diferentes países, como Estados Unidos, han demostrado que los sistemas sanitarios orientados a primaria daban como resultados una mejor salud entre la población, menos costes y mejores resultados. Por tanto, “si un médico de familia puede descartar casos graves se habrían evitado muchos problemas”, añade el profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra.

Los economistas insisten en la longitudinalidad, en que no importa tanto el cuánto sino el cómo; en hacer que la medicina de familia sea parte de la solución; en evitar atraer la atención hacia las seguradoras privadas y en reivindicar a los gestores. “España ha gestionado la pandemia mejor que Holanda, mucho mejor que casi toda Europa y que Estados Unidos. Y hemos aprendido lecciones que no se aplican: que profesionales y gestores son clave para el SNS. Para ello se requiere flexibilidad gestora”, explica el especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.

Reflotar desde la economía de la salud

“Se trata de parar la hemorragia donde la haya, reflotar lo hundido, recuperar jubilados… y todo eso cuantificarlo”. Entiende Ortún que para relanzar la atención primara el programa de actuación tiene que se presupuestable. “Una parte de la solución vendrá dada por la medicina de familia, pero otra no, porque se trata de un problema de país”, indica. “Los recursos en este área se distribuyen por necesidad, por centros, deben tener en cuenta las características clínicas y sociológicas de la población. Y conviene realizar un estudio en el que las poblaciones sean homogéneas, como se hizo en los años 50 en Inglaterra”, concluye el economista.

La longitudinalidad como principio

Desde la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) creen que tenemos un buen modelo, pero sin olvidar que la atención primaria está descapitalizada y que hay que dotarla de la capacidad de realizar pruebas complementarias para llegar a todas las patologías. “Tener un médico de familia durante 15 años disminuye muchos los problemas, porque somos expertos en gestionar la incertidumbre. Podremos llevar a cabo una buena gestión cuando podamos distinguir ente las necesidades de cada paciente, desde el rigor y el uso racional de las pruebas”, sostiene Remedios Martín Álvarez, presidenta de Semfyc.

¿Está la atención primar en la UCI?

Una atención primaria débil no puede contrarrestar la ley de cuidados inversos, se incrementan las derivaciones entre los especialistas y se produce un trastorno por déficit de atención primaria con hiperactividad hospitalaria. “La atención primaria está en la UCI, en situación de emergencia”, afirma Juan Simó, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. “Desde 2002 estamos inmersos en una carrera de ‘feudalismo sanitario autonómico’, y el problema no se arregla sólo con dinero, hay que promover la innovación organizativa desde abajo puesto que con el promedio de edad de la gente que trabaja en esta especialidad no se puede hacer la revolución”.

El experto reclama un “cambio de ley general de sanidad”. Se trataría de una nueva norma que defina el SNS más allá de los 17 sistemas sanitarios que apenas existían cuando se aprobó la ley actual y con nuevos gestores que faciliten el cambio. Hablamos de una norma que refuerce el sistema del ministerio y establezca la universalización efectiva”, concluye Simó.


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