El gasto de España en Sanidad en 2021 fue del 10,7 por ciento del PIB, una cifra inferior, aunque cercana, a la media de la Unión Europea (11 por ciento). En concreto, en este año el gasto sanitario nacional se situó en los 2.771 euros per cápita. Esta es una de las conclusiones que se extraen del reciente informe publicado por el Observatorio Europeo de la Salud y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) sobre el perfil sanitario de España.

Sin embargo, dentro del montante total de gasto sanitario, el porcentaje de financiación pública supone un 71,6 por ciento, muy por debajo de la media de la UE (81,1 por ciento). En este sentido, la inversión pública en salud fue incrementándose hasta 2019 y continuando esa tendencia durante la crisis sanitaria de la COVID-19. Pero a partir de ese año, el gasto público comenzó a disminuir y se produjo una fuerte caída del PIB en 2020.

Por otro lado, los pagos directos en sanidad representaron el 21 por ciento, un porcentaje bastante superior a la media de la UE (15 por ciento). Esto significa que uno de cada cinco euros del gasto sanitario total sale del bolsillo del ciudadano.

Gráfica incluida en el informe del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud.

Esperanza de vida necesidades no cubiertas

Según el citado informe, España tenía la esperanza de vida más alta de la UE en 2022, de 83,2 años. Aunque los españoles viven más años que otros muchos europeos, también tienen mayor probabilidad de declarar enfermedades crónicas a edades avanzadas.

Las tasas españolas de mortalidad por causas evitables y tratables se encuentran por debajo de las medias de la UE. Los bajos índices de hospitalización por insuficiencia cardíaca congestiva y diabetes en comparación con los de otros países de la Unión pueden deberse, en parte, a la solidez del Sistema Nacional de Salud (SNS).

Gráfica incluida en el informe del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud.

El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, se ha referido a este informe, y a este punto en concreto, en su perfil de X (antes Twitter) ha señalado que es “un indicador con muchas caras y donde, si en vez de medir mortalidad midiéramos discapacidad o pérdida de calidad de vida, es probable que el margen de mejora fuera mucho mayor”.

Como apunta Padilla, hay muchos ámbitos en los que existe margen para mejorar y realizar mayores inversiones. Precisamente, el informe retrata a la escasez de personal sanitario como uno de los problemas a resolver.

Las necesidades médicas no atendidas aumentaron en España durante el segundo año de la pandemia, aunque se mantuvieron a un nivel muy bajo. En el año 2022, las necesidades sanitarias insatisfechas a nivel general alcanzaron al 1,2 por ciento de la población española, un dato inferior al promedio de la UE fue del 2,2 por ciento.

Salud mental

Por otra parte, las enfermedades mentales tienen un gran impacto económico y social, ya que se calcula que en 2015 representaban el 4,2 por ciento del PIB de España. De acuerdo al informe, que recoge datos del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), más del 16 por ciento de la población española sufría algún problema de salud mental en 2019, lo que colocaba a España entre los seis países con más casos de la UE.

Como en muchos otros países de la UE, los problemas de salud mental más frecuentes en España son la depresión y la ansiedad. En 2021 España era el segundo país de la UE que más ansiolíticos recetados consumía.

Las tasas de suicidio de hombres y mujeres siempre han sido inferiores a las medias de la UE. Sin embargo, en la UE, las tasas medias bajaron entre 2005 y 2020, mientras que en España se mantuvieron más o menos constantes, y recientemente se han registrado pequeños incrementos, en el caso de los hombres desde 2018 y en el de las mujeres desde 2020.

El catálogo de prestaciones del SNS incluye el diagnóstico y el seguimiento de los problemas mentales, el tratamiento con fármacos y la psicoterapia individual, grupal o familiar, sin copago. Según las encuestas de Eurofound incluidas en el informe, en 2021 y 2022, el 18 por ciento de las personas que declararon tener necesidades sanitarias no cubiertas en España mencionaron las necesidades de salud mental, un porcentaje similar al de la media de la UE.


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