Más allá de su implicación en el mantenimiento de la salud general -regulación de hasta el tres por ciento de los genes, sistema inmune, inflamación, salud muscular, diferenciación y proliferación celular, apoptosis y angiogénesis son numerosos los estudios epidemiológicos que han relacionado la deficiencia de la vitamina D también con la salud ocular.

Inés Villafruela, jefa de Servicio de Oftalmología del Hospital del Tajo, en Aranjuez

En concreto, existe evidencia de la presencia de calcifediol, calcitriol y de enzimas metabolizadoras de la vitamina D en regiones complementarias del cuerpo ciliar, el epitelio pigmentario retiniano (EPR) y la retina neural, lo que sugiere la existencia de actividad local y la necesidad de mantener unos buenos niveles de 25(OH)D para el mejor control de ciertas enfermedades oculares como la miopía, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma, la retinopatía diabética, la uveítis o el retinoblastoma. 

En el caso del glaucoma, por ejemplo, la deficiencia de esta hormona se ha descrito como un posible factor de riesgo, debido a sus efectos antioxidativos y antinflamatorios en las vías del estrés oxidativo, que puede ser una de las causas de esta enfermedad. De hecho, estudios in vivo han demostrado que esta vitamina mejora los efectos del estrés oxidativo y de la toxicidad en células humanas del epitelio pigmentario retinal. Por su parte, en relación con la degeneración macular asociada a la edad, un extenso estudio de cohortes observó que una dieta rica en vitamina D se asociaba con un 40% menos de riesgo de progresar hacia la DMAE avanzada.

Otros estudios también han aportado evidencia de una relación estadísticamente significativa entre la retinopatía diabética y la vitamina D. De hecho, un metaanálisis concluyó que esta hormona tenía un efecto significativo en la regulación de la resistencia a la insulina y que existía una asociación inversa significativa entre los niveles séricos de 25(OH)D y la resistencia a la insulina. Otros estudios prospectivos mostraron un menor riesgo de retinopatía diabética con niveles de 25-hidroxivitamina D > 30 ng/ml.

La Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (SEIOMM) establece como valores óptimos generales, para el buen funcionamiento del organismo, unas concentraciones séricas de 25(OH)D a partir de 25 ng/ml para la población general. Por debajo de estos índices, unos niveles menores de 10 ng/ml se considera deficiencia grave y se establece como una deficiencia moderada o insuficiencia cuando estos niveles se mantienen entre 10 y 25 ng/ml.

Siempre se aconseja una nutrición adecuada, ejercicio y actividad al aire libre para mantener unos buenos niveles de vitamina D, que se obtiene de forma natural por la síntesis cutánea (80-90 por ciento) y la dieta (10-20 por ciento). Solo cuando esto no es suficiente, debemos emplear suplementos.