Álvaro González Cantero.

El 29 de octubre se celebra el Día Mundial de la Psoriasis, un buen momento para recordar que esta patología afecta ya en nuestro país a más de un millón de personas, una prevalencia que se ha duplicado prácticamente en los 15 últimos años, pasando de tasas del 1,4 por ciento de la población al 2,3 por ciento. Además, es una buena ocasión para reconocer que estamos ante una enfermedad que va más allá de la piel y que, junto a la necesidad de incorporar avances en el tratamiento farmacológico, es preciso abrir el foco y prestar atención también a otros elementos que son también importantes.

Recientemente se ha celebrado en Madrid la segunda edición del “The Psoriasis Revolution”, un encuentro pionero que puesto en común tanto los progresos en el abordaje de la psoriasis como para conocer, de primera mano, la experiencia de los pacientes, sus inquietudes y esperanzas.

La psoriasis trasciende la piel, pudiendo asociarse a otras enfermedades, o al riesgo de desarrollarlas: artritis psoriásica, enfermedad cardiovascular, hígado graso y diabetes, entre otras. Los problemas no se circunscriben a la parte más visible de nuestro organismo; así, algunos pacientes con psoriasis presentan un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, sobre todo infartos de miocardio, pero también accidentes cerebrovasculares.

En la psoriasis, la piel se inflama (siendo esto lo más evidente y conocido), pero en muchos pacientes también se produce una inflamación interna que puede afectar a otros órganos, que inicialmente no provoca síntomas pero que con el tiempo puede dar lugar, por ejemplo, a una enfermedad cardiovascular a edades tempranas. La detección precoz de estas comorbilidades asociadas a la psoriasis puede ser determinante para su prevención y control, y es algo que muchos pacientes lo desconocen.

Recursos como la ecografía arterial femoral, aún muy poco conocido, sirven para evaluar el riesgo cardiovascular en estas personas. Se trata de una técnica moderna e innovadora. Esta técnica nos permite detectar precozmente aquellos pacientes con riesgo cardiovascular elevado, así como instaurar medidas para prevenir la enfermedad cardiovascular en estos casos.

Más allá de los tratamientos de la psoriasis con productos tópicos, contamos actualmente con la fototerapia, con una gran eficacia probada y con los tratamientos con láser para hacer frente a placas de psoriasis más resistentes, que se pueden complementar con fármacos biológicos. Sin duda, la terapia biológica ha revolucionado el tratamiento de la psoriasis, permitiendo eliminar las lesiones de los pacientes con una alta probabilidad y de una manera eficaz y segura.