Por Francisco Kovacs. Director Red Española Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE). Unidad de la Espalda Kovacs. Hospital HLA Universitario Moncloa.

El dolor lumbar es la primera causa de discapacidad en el mundo. Una reciente revisión sistemática ha demostrado que los programas de educación sanitaria son efectivos para prevenir su aparición y para mejorar su evolución (Int J Environ Res Public Health 2022;19(2):825. doi: 10.3390/ijerph19020825).

Los factores psicosociales que influyen en el dolor lumbar son distintos en los diferentes entornos culturales, de manera que la efectividad de un mismo programa educativo puede variar de un entorno a otro. Por eso, tras detectar 1.148 artículos científicos en este campo, esta revisión sistemática analizó los nueve ensayos clínicos que habían sido realizados específicamente en el ámbito cultural hispano.

Los ensayos habían evaluado cuatro tipos de programas educativos; sobre “ergonomía e higiene postural” (enseñan cómo realizar las actividades diarias minimizando el esfuerzo y la carga para la columna vertebral); “manejo activo” (enfatizan la necesidad de evitar el reposo en cama y mantener durante el episodio doloroso el mayor grado de actividad física que permita el dolor); “ejercicio” (enseñan cómo realizar estiramientos o ejercicios para la musculatura implicada en el funcionamiento de la columna vertebral); y “neurociencia del dolor” (enseñan cómo se genera y transmite el dolor, ayudando al paciente a asumir que “dolor” no significa necesariamente “lesión” ni implica siempre una alarma).

Algunos ensayos habían comparado la eficacia o efectividad de esos programas frente a no hacer nada; otros, frente a programas que se consideraron “placebo” para el dolor lumbar (enfocados en la dieta y el peso corporal, o en la salud cardiovascular); y el resto había comparado distintos programas educativos entre sí.

Todos los programas demostraron ser efectivos para transmitir los conocimientos que pretendían difundir. Los resultados de la educación sobre “manejo activo” fueron mejores que los de la centrada en “ergonomía e higiene postural”, tanto en adultos como en ancianos, y no mejoraron significativamente cuando se añadieron sesiones de fisioterapia y educación sobre “ejercicio”. Por otra parte, el único ensayo clínico sobre “neurociencia del dolor” demostró que añadir este programa educativo mejora los resultados de un programa sobre “ejercicio”.

El programa educativo sobre “manejo activo” es el de eficacia y efectividad más comprobada, y también el más sencillo: sólo requiere una única charla grupal estandarizada de 20 minutos, y la entrega de un folleto. Dada su efectividad y sencillez, debería aplicarse sistemáticamente en atención primaria, especialmente a los pacientes con dolor recurrente o crónico.