Esta semana el Ministerio de Sanidad ha sumado otra medida en la lucha contra el tabaquismo, que cada año causa en España más de 56.000 muertes. O lo que es lo mismo, 1.000 muertes cada semana, según los datos que maneja la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

El Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto que equipara la regulación del tabaco calentado a la de los cigarrillos tradicionales. Por otro lado, prohíbe también los productos aromatizantes que se añaden a filtros o papelillos de fumar. De este modo, lo que ha hecho el Gobierno es transponer una Directiva europea que retira determinadas excepciones aplicadas a los productos de tabaco calentado. La norma entrará en vigor en un plazo de tres meses desde su publicación en el BOE.

Sin duda, se trata de un primer paso muy importante, pero lo que se espera es que el Ministerio avance con otros aspectos de vital importancia como son el alza de precios o la ampliación por ley de los espacios sin humos. ¿Qué pasará con las terrazas de los bares? ¿Y con los vapeadores? Finalmente, ¿estará prohibido fumar en las playas o en el interior de los coches privados? Son aspectos que todavía se desconocen sobre una futura Ley Antitabaco que el Ministerio, liderado por Mónica García, prometió rescatar poco después de llegar al cargo.

“Seguimos avanzando en las medidas de regulación del tabaco”, dijo el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla. “Hoy incorporamos, en consonancia con Europa, la regulación del tabaco calentado, uno de los productos que pujan con más fuerza para ocupar el lugar de los cigarrillos”, escribió en su cuenta de Twitter.

Aunque la medida ha sido recibida con los brazos abiertos, lo que se espera es que se siga avanzando en una nueva norma que implemente más medidas del Plan Integral de Prevención y control del Tabaquismo. Una nueva ley significaría, aseguran los expertos, reducir de forma significativa la mortalidad atribuida de manera directa al tabaco.

No hay que olvidar, recuerdan desde SEPAR, que el plan proponía la subida de los precios del tabaco, la ampliación de los espacios libres sin humo o el empaquetado genérico. Todas estas medidas buscan desnormalizar el consumo de tabaco en la población española. Una nueva ley, significará reducir la prevalencia del tabaquismo, evitando la incorporación de nuevos fumadores, y también proteger a los no fumadores.

Una revisión reciente, ha insistido SEPAR, “demuestra el riesgo para la salud de la exposición al humo de tabaco en terrazas, especialmente en la población más sensible: embarazadas, enfermos crónicos o de edad avanzada, y trabajadores de la hostelería”. Por eso, hay que seguir legislando y eso es lo que se le pide al Ministerio.

Sacar del cajón la Ley Antitabaco. “Retomar la única medida que más años y calidad de vida pueden aportar a la sociedad, que es dejar de fumar”, así de claro lo dijo la ministra Mónica García, en un encuentro informativo con periodistas a comienzos del mes de diciembre. Revisar la ley que se quedó en el limbo la pasada legislatura y utilizar todos los estudios y consensos disponibles para que “las generaciones que vienen sean generaciones sin tabaco”.


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