Florentino Pérez Raya.

La Pediatría, como prácticamente todo en nuestra Sanidad, es una disciplina multiprofesional -no es ni de médicos, ni de enfermeras, es de ambos-, en la que el trabajo en equipo es fundamental. Siempre hemos dicho que médicos y enfermeras son dos profesiones hermanas que trabajan codo con codo por el bien de los pacientes y de sus familias. Mucho más en un ámbito tan sensible como el de la pediatría, en el que estamos hablando de lo que más queremos: nuestros hijos e hijas. Bueno, en mi caso ya, de mis nietos. 

Sólo con este trabajo en equipo podemos dar la atención que se merece a nuestros pacientes, pero como presidente del Consejo General de Enfermería de España, para mí es imprescindible poner en valor el grandísimo trabajo que hacen las enfermeras pediátricas, tanto en Atención Primaria como en hospitalaria. Consultas programadas, urgencias y cuidados personalizados, que garantizan la salud y previenen la enfermedad en nuestros niños y niñas. 

Pero para ello, se hace necesario contar con una Sanidad fuerte y bien dotada. Afrontamos un futuro sanitario complejo y marcado por la saturación de los hospitales, las deficiencias en la prevención y educación para la salud e incluso la excesiva medicalización de la población. Hace falta apostar por la especialidad de Enfermería Pediátrica, por crear puestos específicos para estas especialistas en todos los niveles asistenciales que puedan dar una atención integral, con fomento de los hábitos de conductas saludables para que las generaciones futuras tengan más y mejor salud, y para ello es fundamental que los Gobiernos y administraciones prioricen la Sanidad frente a otros sectores, inviertan en lo más valioso que tenemos, incrementen los presupuestos en materia sanitaria y apuesten por las enfermeras.

Mucho más cuando se está planteando que, dentro de las revisiones del niño sano, según la futura ley del menor, enfermeras y pediatras, también detecten cuándo el uso de dispositivos se convierte en un abuso y cómo atajar este problema creciente de nuestra. Conforme avance la tramitación parlamentaria habría que ver más en profundidad qué papel se quiere que desempeñen las enfermeras para saber hasta qué punto eso va a comprometer aún más su labor, cuando ya hay una grave escasez de profesionales y a muchas de las que hay no se les reconoce su especialidad, así como la formación adicional que van a precisar para ello.


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