La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha recordado que un 0,3 por ciento de la población española llegará a desarrollar neuralgia del trigémino a lo largo de su vida. Se trata de un tipo de dolor crónico que ya afecta a más de 35.000 personas, tal y como han resaltado este lunes 7, Día Internacional de la neuralgia del trigémino. Esta patología afecta con mayor frecuencia a la zona del pómulo y de la mandíbula. Solo alrededor del cinco por ciento de los pacientes llegan a experimentar dolor en la zona ocular. Asimismo, por lo general, solo suele afectar un único lado de la cara, siendo bilateral en menos del seis por ciento de los casos.

El coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la SEN, Pablo Irimia, ha explicado que «es un tipo de dolor que se origina a lo largo del recorrido del nervio trigémino. Este controla, principalmente, la musculatura de la masticación y la sensibilidad facial. Se extiende a lo largo de la zona frontal y ocular, la mejilla y la mandíbula. Provoca un dolor súbito y muy intenso, similar a una descarga eléctrica, que los pacientes suelen experimentar de forma intermitente, y que generalmente se inicia ante cualquier estímulo táctil o térmico en el rostro. Es, por lo tanto, muy habitual que se desencadene al realizar actividades tan ordinarias como masticar, hablar, sonreír, bostezar o lavarse la cara, entre otras».

El dolor facial más frecuente

La neuralgia del trigémino es el tipo de dolor facial más frecuente. Sin embargo, en la primera consulta, más del 40 por ciento de los pacientes obtienen un diagnóstico erróneo, lo que provoca un retraso de al menos un año su correcta valoración. Así, aunque puede iniciarse a cualquier edad, tanto hombres como mujeres, es más común que afecte a las últimas (en una proporción de 1,5 a 1) mayores de 50 años. En ambos sexos, la incidencia aumenta con la edad, especialmente a partir de la sexta década de la vida, tal y como ha informado la SEN en un comunicado.

Cada año se diagnostican en España unos 2.000 nuevos casos. Así, entre el 90 y el 95 por ciento de los casos se producen por el contacto anómalo de algún vaso sanguíneo con el nervio trigémino. Es lo que se denomina una forma primaria y, en la mayoría de los pacientes, el vaso responsable de esta anomalía es la arteria cerebelosa superior. Aunque de forma muy infrecuente, la neuralgia del trigémino puede ser secundaria a otras enfermedades, como lesiones que afectan al trigémino o la esclerosis múltiple. Los casos familiares son raros, pero pueden estar presentes entre el uno y el dos por ciento de los pacientes.
 
«Independientemente de si se trata de una neuralgia del trigémino primaria o secundaria, teniendo en cuenta la elevada intensidad de los ataques de dolor que pueden presentarse varias veces al día durante semanas y meses, todos los pacientes asocian a una disminución importante de su calidad de vida», tal y como ha resaltado Irimia.

Impacto en la capacidad laboral

Según la SEN, los últimos estudios realizados al respecto apuntan que la neuralgia del trigémino supone un importante impacto sobre la capacidad laboral en un 34 por ciento de los pacientes. Así, más del 50 por ciento de los estos enfermos tienen limitaciones laborales. Además, la incidencia de la depresión y la ansiedad en pacientes con neuralgia del trigémino es casi tres veces mayor que en la población general y se relaciona con la intensidad del dolor y la duración de la enfermedad. Otras manifestaciones que pueden acompañar a la enfermedad son un bajo rendimiento en las actividades de la vida diaria, aislamiento social, alteración del sueño, fatiga o problemas alimentarios. Por todo esto, es importante considerar una aproximación terapéutica multidisciplinar junto a profesionales de salud mental a la hora de abordar a estos pacientes.
 
“En todo caso, el tratamiento inicial de la neuralgia del trigémino es el farmacológico. Con los fármacos actuales se estima que cerca del 80 o 85 por ciento de los pacientes quedan libres de dolor a largo plazo. Sin embargo, no siempre funcionan para todos los pacientes. Estimamos que alrededor de un 20 por ciento de estas personas no responden al tratamiento médico o pueden desarrollar efectos adversos a los fármacos y son candidatos a tratamiento quirúrgico. El momento adecuado para una intervención no está establecido, pero, teniendo en cuenta la intensidad del dolor, es razonable no demorarla en exceso si la persona no responde o no tolera el tratamiento médico», tal y como ha incidido Irimia.


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