Plan

Cuatro años después de su lanzamiento, el Plan Europeo contra el Cáncer sigue siendo una de las principales estrategias comunitarias para abordar el impacto sanitario, social y económico de esta enfermedad. En este sentido, la reciente jornada ‘Cuatro años del European Beating Cancer Plan: Evaluación y perspectivas’, organizada por Fundación ECO, dentro del marco de CANCER NOW y con el apoyo de Fundamed, ha servido para analizar los avances logrados, identificar las barreras aún existentes y proponer líneas de acción que permitan consolidar una respuesta más cohesionada y equitativa en España y en el conjunto de la Unión Europea.

El cáncer representa una de las principales causas de enfermedad y muerte en Europa, con cerca de 2,7 millones de nuevos casos y 1,2 millones de muertes en 2024. Además, el impacto económico supera los 100.000 millones de euros anuales. Frente a este escenario, el Plan Europeo contra el Cáncer aspira a convertirse en una hoja de ruta integral que aborde todos los aspectos de la enfermedad. Sin embargo, pese a la relevancia del problema, los recursos destinados —unos 4.000 millones de euros— se consideran aún insuficientes, y su distribución desigual está generando importantes diferencias en el acceso a la atención entre países y regiones.

Este Plan persigue objetivos concretos, como alcanzar una cobertura de vacunación contra el VPH del 90% en niñas para 2030, extender el cribado a toda la población objetivo en los principales tipos de cáncer, o asegurar que el 90% de los pacientes tenga acceso a centros oncológicos integrales antes de 2030. Y, aunque se han registrado avances en algunas áreas, los indicadores muestran que las metas aún están lejos de cumplirse.

España presenta una situación algo más favorable en determinados indicadores, como la tasa de mortalidad por cáncer o la cobertura de programas de cribado de mama. Sin embargo, persisten desafíos importantes, como la fragmentación del sistema sanitario, la falta de actualización y disponibilidad de datos fiables, la escasez de profesionales especializados, y las barreras administrativas que dificultan la innovación.

Uno de los principales obstáculos es la falta de comunicación fluida entre las autoridades responsables de implementar el Plan y los profesionales que deben aplicarlo en la práctica clínica. Muchos actores del sistema sanitario desconocen cómo se está aterrizando este Plan en el ámbito estatal y autonómico, y no han participado en grupos de trabajo ni en el diseño de las prioridades.

Esta desconexión provoca descoordinación, duplicidades y una sensación de incertidumbre sobre los pasos a seguir. Además, la falta de transparencia en los mecanismos de seguimiento y evaluación impide conocer con claridad qué medidas se han puesto en marcha, qué resultados están generando y qué ajustes son necesarios.

Ante este escenario, se plantea la necesidad de construir una hoja de ruta nacional sólida, basada en el consenso y el conocimiento técnico, que permita alinear los objetivos del Plan Europeo con las particularidades del sistema sanitario español. Esta estrategia debe apoyarse en datos actualizados, una financiación adecuada, y un marco de gobernanza que incluya a profesionales, gestores, pacientes y responsables públicos.

También se propone consolidar redes de atención oncológica, en lugar de sistemas fragmentados. Trabajar en red no implica centralizar todos los recursos en pocos centros, sino fomentar la colaboración entre hospitales, garantizar que los pacientes accedan a una atención de calidad independientemente de su lugar de residencia, y asegurar que los tratamientos más complejos se realicen en centros con suficiente experiencia y volumen de casos.

La formación y especialización del personal, especialmente en enfermería oncológica, es otro de los elementos clave para mejorar la calidad de la atención. Esto requiere estructuras de soporte adecuadas, reconocimiento profesional y capacitación continua.

El Plan Europeo contra el Cáncer representa una oportunidad única para transformar el abordaje del cáncer en España y en Europa. Pero para que sus objetivos se cumplan, es imprescindible pasar de la declaración de intenciones a la acción efectiva, implicar a todos los niveles del sistema y fomentar una cultura de evaluación, participación y mejora continua.


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