La influenza aviar se ha convertido en una de las mayores preocupaciones virales tanto para la salud animal como potencialmente para la humana. Esta enfermedad altamente contagiosa, provocada por el virus de la influenza aviar, pertenece a la familia Orthomyxoviridae y se caracteriza por su capacidad de mutar, adaptarse a nuevos hospedadores y diseminarse rápidamente a través de amplias áreas geográficas.
Aunque tradicionalmente las aves acuáticas han sido consideradas los principales reservorios naturales del virus, su espectro de hospedadores se ha ampliado de forma preocupante en las últimas décadas. Mamíferos como cánidos, mustélidos, félidos, cetáceos y pinnípedos se han visto afectados, lo que subraya la capacidad de estos virus para romper barreras de especie.
Tal y como manifiesta un nuevo estudio, publicado en Journal of General Virology, la preocupación actual se centra especialmente en el linaje A/Goose/Guangdong/1/1996 (Gs/Gd), surgido en China hace casi tres décadas. Este linaje ha dado origen a múltiples variantes del subtipo H5 de alta patogenicidad (HPAI, por sus siglas en inglés), como H5N1, H5N6 y H5N8. Su evolución ha estado marcada por la capacidad de adaptarse a nuevos hospedadores, incluyendo mamíferos, y por su propagación global a través de las aves migratorias.
Desde 2021, la situación ha escalado. Se han documentado infecciones masivas y mortales de gripe aviar en colonias de mamíferos marinos, como focas y leones marinos, especialmente en América y Europa. En algunos casos, como los detectados en Perú y Chile, se sospecha que el virus ha logrado transmitirse de mamífero a mamífero, algo que ya ocurrió con las vacas lecheras de Estados Unidos.
Por otro lado, en un informe reciente de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se indicó que entre el 7 de diciembre de 2024 y el 7 de marzo de 2025, se notificaron 743 detecciones del virus HPAI A(H5) en aves domésticas (239) y silvestres (504) en 31 países de Europa. Las detecciones del virus A(H5N1) fueron predominantes, especialmente en Europa central, occidental y sudoriental. Este brote se centró en aves acuáticas como cisnes y ánsares, siendo el contacto entre aves silvestres y aves de corral un factor clave para la propagación del virus. Esto llevó a sacrificar a miles de animales afectados.
Además, se ha reportado la aparición de mutaciones específicas en proteínas virales, como la hemaglutinina (HA) y la polimerasa PB2, que favorecen la replicación eficiente en mamíferos. Algunas de estas mutaciones ya han sido descritas en virus adaptados a humanos, como el que causó la pandemia de influenza de 1918.
Siberia y la globalización
En esta línea, el trabajo determina que la región de Siberia se ha situado como un epicentro crucial en la dinámica ecoepidemiológica del virus de la gripe aviar. Cada año, entre 200.000 y 400.000 aves silvestres convergen allí durante la temporada de cría, conectando rutas migratorias de Asia, Europa y África. Este cruce masivo de especies facilita la mezcla genética de diferentes cepas de influenza aviar y su posterior diseminación a otras partes del mundo.
Paralelamente, la expansión de la industria avícola global, con movimientos intensivos de animales vivos y productos avícolas, ha amplificado el riesgo de brotes locales y ha acelerado la diseminación del virus, como ocurrió con las sucesivas oleadas de H5N8 en Europa y Asia entre 2016 y 2021
Impacto del virus en la Antártida, Groenlandia y Oceanía
El alcance del virus ya no se limita a las zonas habituales. En 2023, se confirmaron los primeros casos de H5N1 en aves de la Antártida y Groenlandia, poniendo en riesgo ecosistemas únicos que hasta ahora se habían mantenido relativamente aislados de las grandes pandemias aviares.
Además, la situación en Oceanía también preocupa, ya que en marzo de 2024, se detectó el primer caso humano de infección por H5N1 clado 2.3.2.1a en Australia, asociado probablemente a la exposición a aves infectadas. Aunque no se ha documentado transmisión sostenida entre humanos, los expertos consideran que la aparición de casos humanos en nuevas regiones “abre una ventana de riesgo” para la eventual adaptación del virus al ser humano.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta abril de 2025, los casos de infección humana por gripe aviar siguen siendo esporádicos, pero el potencial pandémico del virus persiste. “Cada salto entre especies ofrece al virus nuevas oportunidades evolutivas”, advirtió recientemente Sylvie Briand, directora de Preparación para Riesgos Infecciosos de la OMS.
Frente a este escenario, los investigadores abogan por estrategias de vacunación dirigidas, no solo en aves de corral, sino también en fauna silvestre particularmente vulnerable. Aunque la vacunación masiva de aves salvajes plantea enormes desafíos logísticos y ecológicos, algunos proyectos piloto ya están en marcha, especialmente para proteger especies en peligro de extinción.
Un informe de la FAO de 2024 sugiere que, en ciertas situaciones, la vacunación selectiva de especies clave podría ayudar a contener brotes locales y proteger la biodiversidad sin alterar drásticamente los ecosistemas.
Por otro lado, los expertos destacan la importancia de reforzar la vigilancia genómica del virus en animales silvestres y en los mercados de animales vivos, así como de desarrollar vacunas humanas de “prepandemia” capaces de cubrir diferentes subtipos de influenza aviar.