La medicina personalizada ha supuesto un gran cambio en el manejo del cáncer gástrico. Como explica Maria Alsina, oncóloga en el Hospital Universitario de Navarra, en la actualidad, tiene un peso muy importante ya que “se aplica a la mayoría de los pacientes”. “En oncología y en cáncer gástrico en concreto, desde que hemos incorporado nuevos biomarcadores en el arsenal diagnóstico, podemos decir que la medicina de precisión es una realidad”, indica. A este respecto añade que este avance “permite individualizar el tipo de tratamiento para cada paciente y en cada momento temporal de la enfermedad”.

En este sentido, explica que este cambio viene de hace poco más de una década. “Desde que en 2010 llegó el primer fármaco dirigido podríamos decir que empezó la medicina de precisión en estas neoplasias; han pasado diez años hasta que se han incorporado nuevos biomarcadores, como ahora que usamos la expresión de PD-L1, la estabilidad o inestabilidad de los microsatélites y, ahora, se está incorporando un nuevo biomarcador que es la expresión de la claudina 18.2 (CLDN18.2), que habrá que ver cómo se posiciona”, desarrolla. Alsina especifica que ”hay una sobreexpresión de CLDN 18.2 en alrededor del 40 por ciento de los pacientes y un cierto grado de coexpresión de CDLN con PD-L1; además, ya existen fármacos dirigidos a esta diana”. Zolbetuximab, desarrollado por Astellas, es el primer tratamiento dirigido a este biomarcador. A este respecto, durante ESMO 2023 se han presentado datos del estudio SPOTLIGHT, que evalúa zolbetuximab en combinación con mFOLFOX6 (oxaliplatino, leucovorina y fluorouracilo) en comparación con placebo más mFOLFOX6. También de GLOW, que estudia la eficacia de zolbetuximab combinado con CAPOX (capecitabina y el oxaliplatino) frente a CAPOX y placebo. Alsina expresa que “es un fármaco eficaz que, a nivel de supervivencia libre de progresión (SLP), endpoint primario del estudio, tiene una hazard ratio muy buena, con alrededor del 30 por ciento de mejoría en la mediana de supervivencia; esta eficacia se traslada a otros endpoints como la supervivencia global”.

Así, determina que “los estudios incluyen quimioterapia, aunque con diferencias, pero en ambos, usado en primera línea se ve eficacia, lo que da consistencia a los datos ya existentes”. Para Alsina, lo más destacado de ambos es que “se ha presentado la actualización de seguimiento de ambos, lo que mejora la estimación de los valores de los endpoints del estudio”. “El endpoint primario de ambos era la supervivencia libre de progresión y, con estos datos, se mejora la estimación a nivel estadístico”. La especialista incide en que “a mayor seguimiento, más fiable es el report de cada uno; antes era de 24 meses y ahora aumenta en casi un año, lo que corrobora la fiabilidad”.
En términos de seguridad, Alsina considera que “es un fármaco que puede considerarse seguro en cuanto a la toxicidad reportada, que sobre todo es digestiva y se da con la primera dosis, al ser ésta más alta que el resto”. La parte positiva es que, está muy reportada y se puede tratar este efecto adverso con fármacos y que, como recalca la especialista, “en las dosis posteriores es mucho menor”.


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