La dependencia de sustancias es uno de los problemas de salud pública más graves, y entre ellos destaca el trastorno por consumo de alcohol, que exige enormes costos personales, sociales y económicos a nivel mundial. Las recaídas al consumo de alcohol en pacientes con este trastorno que buscan tratamiento es común, provocado por un ciclo de episodios repetidos de abstinencia-recaída, incluso con el uso de las farmacoterapias actualmente disponibles.

Según una investigación realizada en macacos, la terapia génica podría ofrecer una nueva estrategia de tratamiento. Un estudio publicado en al revista Nature Medicine  y firmado por científicos de la Universidad Estatal de Ohio y la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón, ambos en Estados Unidos. La terapia génica, dicen los autores, “ha sido increíblemente eficaz”.

Por el momento, no existen opciones terapéuticas dirigidas a los circuitos cerebrales alterados por este consumo excesivo y continuado de alcohol, pero “una forma de terapia génica utilizada actualmente para tratar el párkinson podría reducir aumentado su consumo entre los bebedores agudos crónicos”, según los autores .

Terapia génica 

El uso repetido de etanol induce neuroadaptaciones de señalización dopaminérgica en las neuronas del Área Ventral Tegmental (VTA) de la vía de recompensa mesolímbica, y la disfunción sostenida del circuito de recompensa se asocia con el retorno a la conducta de beber.

En este estudio, los investigadores probaron esta hipótesis mediante la infusión del vector del serotipo 2 del virus adenoasociado que codifica el factor neurotrófico derivado de la glía humana (AAV2-hGDNF), un factor de crecimiento que mejora la función de las neuronas dopaminérgicas, en el VTA de cuatro monos rhesus machos, otros cuatro conformaron el grupo de control.

El objetivo era introducir un vector vírico en el cerebro con el fin de inducir la actividad continua de GDNF y disminuir así el consumo de alcohol y evitar una recaída tras la abstinencia.

Tras el procedimiento, los científicos comprobaron que el consumo de alcohol en estos cuatro animales se redujo en más de un 90 porciento en comparación con el grupo control.

La expresión de GDNF eliminó el retorno al comportamiento de consumo de alcohol durante un período de 12 meses de desafíos repetidos de abstinencia y reintroducción de alcohol. Este cambio de comportamiento se acompañó de modulaciones neurofisiológicas de la señalización de dopamina en el núcleo accumbens que contrarrestaron el estado de señalización hipodopaminérgico asociado con el consumo crónico de alcohol, lo que indica una modulación terapéutica de los circuitos límbicos que contrarrestan los efectos del alcohol.

Reducción de consumo de alcohol

Según Kathleen Grant, una de las encargadas de llevar a cabo este ensayo, en el centro de Oregón, “el consumo de alcohol se redujo casi a cero“. Según afirma Grant,  “durante meses, estos animales optaron por beber agua y evitar por completo el alcohol, hasta tal punto que no registramos el nivel de alcohol en sangre”.

Se sabe que el GDNF mejora la función de las neuronas que sintetizan dopamina. En el caso del trastorno por consumo crónico de alcohol, la liberación del neurotransmisor dopamina se ve disminuida.

Los científicos creen que este estado “hipodopaminérgico” puede obligar a los consumidores de alcohol en exceso a volver a beber tras períodos de abstinencia. Según Grant, “el consumo agudo de alcohol puede aumentar la dopamina, pero al beberlo de forma crónica, el cerebro se adapta de tal manera que disminuye la liberación del neurotransmisor”.

“Los monos que fueron tratados con este gen de forma permanente surgieron a sobreexpresar dopamina y disminuyeron sustancialmente su consumo de alcohol”

Kathleen Grant, Universidad de Ciencia y Salud de Oregón.

“Los monos que fueron tratados con este gen de forma permanente surgieron a sobreexpresar dopamina y disminuyeron sustancialmente su consumo de alcohol”, afirma la científica.

Krystof Bankiewicz, de la Universidad de Ohio, añade que “este enfoque de terapia génica se dirige a los cambios en la función de la dopamina en la vía de recompensa mesolímbica del cerebro, que son causas por el consumo crónico de alcohol”. “Nuestras conclusiones sugieren que esta terapia puede prevenir las recaídas sin necesidad de una adherencia al tratamiento a largo plazo”. En cualquier caso, en la medida que requiera cirugía, la terapia se limitaría a quienes padezcan las formas más graves del trastorno demostrando que los enfoques convencionales no funcionan para ellos.


También te puede interesar…