Un estudio realizado con casi 500.000 personas ha demostrado que fumar acorta los fragmentos finales de los cromosomas de los glóbulos blancos del sistema inmunitario. La longitud de estos fragmentos finales, llamados telómeros, es un indicador de la rapidez con que envejecemos y de la capacidad de nuestras células para repararse y regenerarse.

Coincidiendo con la Semana Europea del Cáncer de Pulmón, el hallazgo se ha presentado en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea. “Nuestro estudio demuestra que el hábito de fumar y la cantidad de cigarrillos pueden provocar el acortamiento de la longitud de los telómeros de los leucocitos, que es un indicador de la autorreparación, regeneración y envejecimiento de los tejidos. En otras palabras, fumar puede acelerar el proceso de envejecimiento, mientras que dejar de fumar puede disminuir considerablemente el riesgo relacionado”, ha afirmado Siyu Dai, profesora adjunta de la Facultad de Medicina Clínica de la Universidad Normal de Hangzhou e investigadora postdoctoral honoraria del Departamento de Pediatría de la Universidad China de Hong Kong.

Los telómeros son longitudes de secuencias repetitivas de ADN que protegen los extremos de los cromosomas. Cada vez que una célula se divide, los telómeros se acortan ligeramente, hasta llegar a ser tan cortos que la célula ya no puede dividirse con éxito y muere. Esto forma parte del proceso de envejecimiento. La longitud de los telómeros en los glóbulos blancos (llamados leucocitos) se ha relacionado anteriormente con el tabaquismo, pero, hasta ahora, apenas se había investigado si el hábito de fumar y la cantidad de cigarrillos fumados causaban realmente el acortamiento de la longitud de los telómeros.

Dai y Feng Chen, de la Universidad China de Hong Kong, analizaron los datos del Biobanco del Reino Unido, que contiene información genética y sanitaria de medio millón de participantes británicos. De esta forma, analizaron si una persona era fumadora actual, anterior o no había fumado nunca, su nivel de adicción al tabaco, cuántos cigarrillos fumaba, así como información sobre la longitud de los telómeros leucocitarios extraída de análisis de sangre.

Utilizaron un método llamado aleatorización mendeliana, que utiliza las variaciones en los genes heredadas de los progenitores, para inferir cómo la exposición a un factor ambiental modificable (como fumar) está causalmente relacionada con una enfermedad o condición de salud (como telómeros leucocitarios más cortos). La aleatorización mendeliana evita el problema de que otros factores, a menudo desconocidos, afecten a los resultados, lo que permite a los investigadores estudiar si un factor concreto es la causa de una afección, en lugar de estar simplemente asociado a ella.

Descubrimos que la condición de fumador actual se asociaba de forma estadísticamente significativa con una menor longitud de los telómeros leucocitarios, mientras que los fumadores anteriores y las personas que nunca habían fumado no mostraban una longitud de los telómeros leucocitarios significativamente menor. Entre las personas que solían fumar, se observó una tendencia hacia una menor longitud de los telómeros, pero no fue estadísticamente significativa. Las personas que fumaban un mayor número de cigarrillos presentaban una longitud de los telómeros leucocitarios significativamente más corta. En resumen, fumar puede causar el acortamiento de la longitud de los telómeros leucocitarios, y cuantos más cigarrillos se fuman, más fuerte es el efecto de acortamiento”, dijo Dai.

En los últimos años, estudios observacionales han relacionado el acortamiento de la longitud de los telómeros leucocitarios con muchas enfermedades, como las cardiovasculares, la diabetes y la pérdida de masa muscular. Esto significa que el efecto del tabaquismo sobre la longitud de los telómeros probablemente desempeña un papel fundamental en estas enfermedades, aunque se necesita más investigación para comprender los mecanismos subyacentes.

Los investigadores llevarán a cabo nuevas investigaciones para validar los resultados actuales. También están interesados en seguir explorando el efecto de la exposición pasiva al humo en la autorreparación, regeneración y envejecimiento de los tejidos, en particular en la forma en que podría afectar a los niños.


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