Investigadores del Vall d’Hebron descubren que un fármaco frena la metástasis en cáncer de mama

Los hallazgos de un estudio en Fase I alientan a los expertos a creer que podrían mejorar la supervivencia de determinadas pacientes

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Daniel Massó y Laura Soucek

Investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncolología (VHIO) han demostrado que Omomyc, un fármaco que era eficaz para controlar tumores primarios, permite ahora bloquear la invasión, el establecimiento y el crecimiento de las metástasis en el cáncer de mama, gracias a un nuevo estudio.

Los resultados, que han sido publicados en la revista Cancer Research Communications, se han desarrollado en diferentes experimentos, tanto in vitro como in vivo para conocer con exactitud cómo actúa el fármaco ante la metástasis del cáncer de mama. Tal y cómo indican los expertos, existe “cierta controversia” acerca de la familia de genes MYC en la metástasis, considerando -en base a algunos estudios- que inhibir la MYC podría potenciar la metástasis. Sin embargo, este nuevo estudio ha revelado resultados que han sido calificados como “muy positivos”.

Es conveniente recordar que el cáncer de mama es el cáncer más común en las mujeres y la segunda causa de mortalidad por cáncer, con más de 2,2 millones de casos anuales y una estimación de 685.000 muertes en todo el mundo.

“La respuesta ha sido muy positiva y en todos los casos se ha podido comprobar que Omomyc tiene una importante actividad antimetastásica, en contra de lo que se había especulado”, ha indicado el investigador de Peptomyc y primer autor del artículo, Daniel Massó.

Por su parte, Laura Soucek, codirectora de Investigación Traslacional y Preclínica y jefa del Grupo de Modelización de Terapias Antitumorales del VHIO, profesora investigadora de ICREA y cofundadora y directora ejecutiva de Peptomyc, destaca que, hasta el momento, el fármaco en cuestión, denominado Omomyc, era eficaz en el control de muchos tumores primarios. “Ahora también es un fármaco eficaz al bloquear la metástasis en cáncer de mama”, destaca.

Omomyc es un MYC dominante negativo diseñado por el VHIO, que comprende el dominio de cremallera de leucina hélice-bucle-hélice de MYC y alberga 4 sustituciones de aminoácidos en la cremallera de leucina que alteran su especificidad de dimerización. 

La importancia de MYC

Los investigadores ponen el énfasis en el gen MYC, que tiene una importante función en el desarrollo de la práctica totalidad de los tumores sólidos. Este hallazgo tiene especial importancia porque desde el ámbito investigador se consideraba una “diana inalcanzable”. Sin embargo, hace 20 años, la investigadora Laura Soucek ahondó en su estudio y fruto de sus esfuerzos nació Omomyc, una miniproteína capaz de inhibir a MYC.

Los expertos señalan que Omomyc que ya se está probando en pacientes, en un ensayo clínico iniciado en mayo del año pasado en VHIO. Este paso se ha establecido tras múltiples estudios preclínicos cuyos resultados “han dado la vuelta al mundo”, indican desde el VHIO. Además, los expertos sostienen que, previo al ensayo, Omomyc ya había demostrado una potente actividad antitumoral en múltiples líneas de células tumorales y modelos de cáncer en ratón, independientemente de su tejido de origen y de sus mutaciones.

Omomyc ha estado ligado a estudios basados en tumores primarios, nunca se había probado la eficacia contra la enfermedad metastásica.

Actualmente este fármaco está en siendo estudiado en un ensayo clínico en Fase I, que está valorando únicamente la seguridad del mismo en un grupo reducido de pacientes. Según ha indicado Massó a Gaceta Médica, esperan comenzar con la Fase II en los próximos meses, donde pondrán estudiar la eficacia en pacientes.

Metástasis, barrera de las terapias dirigidas

Las mejoras en prevención, diagnóstico y tratamiento, muchas veces no son suficientes para evitar que las pacientes desarrollen metástasis. Las metástasis son genéticamente inestables, evolucionan y se diferencian, lo que significa que la información del tumor primario de un paciente puede no reflejar con precisión las metástasis. Según los investigadores, esto supone una importante barrera para las terapias dirigidas.

El hecho de que la inhibición de MYC sea eficaz independientemente del perfil mutacional del tumor hizo que los investigadores del VHIO se plantearan que el uso de este enfoque podría superar la barrera de la heterogeneidad de las metástasis. Además, MYC promueve dos aspectos clave de la metástasis, la transición epitelio-mesenquimal y la desdiferenciación, lo que sugiere que su inhibición podría revertir estas características e inhibir las metástasis cuando estas se empiezan a formar.

“Algunos estudios sugerían que MYC podía desempeñar una función antimetastásica, por lo que su inhibición podría ser perjudicial. Pero los datos que hemos obtenido en nuestra investigación muestran todo lo contrario”, apunta Massó, quien añadió que aun así existían algunas cuestiones que invitaban a ser optimistas sobre la posible eficacia de Omomyc para controlar las metástasis.

Líneas de investigación

Para poder demostrar estas hipótesis, se plantearon una gran multitud de experimentos. Se realizaron pruebas tanto en modelos in vitro como en modelos de ratón. En los primeros se probó la eficacia en todos los tipos de tumores, mientras que en los segundos el trabajo se centró en el cáncer de mama triple negativo, una enfermedad que necesita urgentemente mejores opciones terapéuticas.

Para comprobar los resultados de la terapia se emplearon diferentes modelos y técnicas de imagen que permitían medir el desarrollo de los tumores. 

“Así, pudimos ver que, en ratones modificados genéticamente, Omomyc era capaz de hacer que el tumor primario creciera menos pero también observamos que impactaba en el crecimiento de las metástasis y en algunos casos las hacía desaparecer. Cuando administramos Omomyc por vía intravenosa, los resultados fueron también positivos ya que vimos que se producía una disminución del crecimiento del tumor y que se alargaba significativamente la supervivencia de los ratones”, comenta Daniel Massó.

Se analizaron bases de datos de pacientes, en las que se pudo comprobar que aquellas pacientes de cáncer de mama que presentaban sobreexpresión de los genes que bloquea Omomyc tenían una supervivencia más baja. 

“Esto nos hace ser optimistas y pensar que, si estas pacientes se tratasen con nuestro fármaco, quizá podríamos mejorar su supervivencia”, concluye Massó.


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