A lo largo de 2024 se estima que los casos de cáncer en España alcancen los 286.664, lo que supone un ligero aumento con respecto a 2023 cuando se diagnosticaron 279.260 casos, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Este incremento va en consonancia con las estimaciones de la Agency for Research on Cancer, que indica que para el año 2040 en todo el mundo se alcanzaran los 28 millones de casos de cáncer.

No obstante, el aumento de la prevalencia de esta enfermedad también ha ido de la mano de una reducción en la mortalidad, lo que supone un aumento del número de largos supervivientes.  

De acuerdo con Ruth Vera, coordinadora del Grupo de Trabajo de Largos Supervivientes de SEOM y jefa de Servicio de Oncología Médica del Complejo Hospitalario de Navarra, “estas personas tienen muchas necesidades, de diferente tipo y que además también cambian según el tipo de tumor que hayan pasado. Si las tuviésemos que resumir serían físicas, psicológicas y desde el punto de vista social”.

Desde el punto de vista físico los efectos secundarios de los tratamientos pueden derivar en dolor crónico o en neuropatía, disfunción sexual, en general problemas de fertilidad e insomnio. Por otro lado, estos pacientes presentan una mayor tasa de ansiedad, depresión y problemas para relacionarse con otras personas. Y, desde el punto de vista social, principalmente se enfrentan a obstáculos para incorporarse a la vida laboral y problemas financieros. “Además, son pacientes en los que tenemos que también hacer un seguimiento para prevención de recaídas o prevención de segundos tumores”, añade Vera.

Preparar al sistema

El incremento de estos supervivientes supone una mayor carga para el sistema sanitario público español. Un sistema que en los últimos años se ha caracterizado por sus largas listas de espera para cualquier especialidad.

“No sé si está preparado o no, lo que sí que tenemos claro es que se tendrá que preparar. Se tiene que estar preparando ya porque no es algo nuevo, llevamos muchos años viendo como de forma progresiva cada año va aumentando la incidencia, pero por suerte también van mejorando los datos de supervivencia”, señala la especialista. “De hecho Europa ha puesto de manifiesto esta necesidad a nivel de todos los países europeos. Además, establece un plan de cáncer y que todos los países tienen que elaborar o planificar estrategias de abordaje para pacientes con cáncer con lo cual, posiblemente no estemos preparados en este momento, pero tenemos que trabajar ya. Es más, ya tendríamos que estar trabajando en ello”, añade.

Por otro lado, no solo hay que preparar al sistema para la asistencia, también a sus profesionales tanto en formación como en investigación. “Hay que fomentar la investigación sobre cuáles son las necesidades reales, queda mucho por saber en este ámbito porque es un ámbito en el que tampoco se ha invertido y deberíamos de saber y de conocer más alrededor de esto”, indica Vera. “Por una parte están los problemas agudos muy dependientes del especialista y por otro problemas secundarios durante el tratamiento, por ejemplo. Hace falta formación en muchos ámbitos, no solo desde el punto de vista de la especialidad oncológica sino de otros campos como la Atención Primaria (AP), la psicología, el trabajo social, la nutrición y la prevención de segundas neoplasias”, señala.

Desde la Atención Primaria

Los profesionales de AP tienen un papel fundamental a la hora de llevar un seguimiento a los pacientes que hayan superado un cáncer. En este sentido, “es necesario establecer protocolos individualizados y diferentes por tipos de tumor de una forma multidisciplinar en la que es una pieza clave la AP”, asegura la especialista en oncología. La coordinación entre la AP y el oncólogo es fundamental para poder llevar a cabo un protocolo.

“Es necesario establecer protocolos individualizados y diferentes por tipos de tumor de una forma multidisciplinar en la que es una pieza clave la AP”

No obstante, como apunta la especialista esto es muy dependiente de los modelos sanitarios de cada Comunidad Autónoma e, incluso, en función del tipo de tumor. “En cáncer de mama sí está más establecido, hay comunidades autónomas que tienen programas específicos de seguimiento de forma conjunta con Atención Primaria y hay otras comunidades que tienen elaborado algún protocolo concreto. Pero se trata de medidas puntuales, no está establecido de manera generalizada”, explica Vera, que además añade que “en la Estrategia Nacional del Cáncer está contemplado que se debe de abordar al superviviente con cáncer y tener protocolos de derivación y de trabajo de forma conjunta con AP, pero, como en muchas ocasiones, lo que tenemos son situaciones o experiencias aisladas”.

Inteligencia Artificial en seguimiento oncológico

La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en todos los campos de la medicina y, en el caso de la oncología, es una herramienta que aspira a tener diversas funcionalidades. En este sentido, desde el punto de vista de los supervivientes de cáncer, “la IA posiblemente se convierta o se esté convirtiendo ya en una de las herramientas más utilizada en el mundo sanitario desde muchos puntos de vista”, apunta la oncóloga. “Desde medir las necesidades de los pacientes, los efectos secundarios que pueda reportar o los patients reported outcomes”, añade.

En este sentido, el Hospital público Puerta de Hierro de Majadahonda está coordinando el proyecto de investigación europeo Clarify (Cancer Long Survivors Artificial Intelligence Follow Up), que tiene como objetivo el seguimiento a largo plazo de pacientes supervivientes de cáncer mediante la IA y el Big Data.

Todas las herramientas que sirvan de ayuda y de mejora son bien recibidas por los profesionales, sin embargo, hacen falta medios para que estas se incorporen de manera generalizada en los centros de nuestro país. “Ojalá tuviéramos unos sistemas de información robustos en nuestros hospitales para poder incorporar todo este tipo de herramientas”, recalca Vera. “Claramente podrán ser utilizadas en el futuro, pero requerimos también de sistemas de información robustos que nos puedan ayudar a incorporarlas en nuestro día a día y en nuestro sistema sanitario”, señala.

Por otro lado, para poder utilizar adecuadamente estas nuevas tecnologías también es necesario contar con otro tipo de profesionales expertos en inteligencia artificial o en sistemas de información. “Esto es necesario porque necesitamos que puedan estar trabajando con nosotros en el sistema sanitario para ayudarnos a incorporar todas estas nuevas tecnologías”, concluye la especialista en oncología.


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