Es fundamental disponer de herramientas que mejoren la calidad de vida de los pacientes oncológicos para que éstos puedan recuperar su vida normal y su funcionalidad en la medida de lo posible, pero sobre todo para poder mantener controladas todas aquellas comorbilidades asociadas al cáncer, como el dolor irruptivo oncológico (DIO). 

El DIO es un tipo de dolor repentino e intenso que aparece a pesar de estar recibiendo tratamiento para controlar el dolor crónico. Puede resultar incapacitante, y por lo tanto, es fundamental que se aborde entre los profesionales sanitarios.

Se estima que este tipo de dolor afecta al 59 por ciento de los pacientes con cáncer1 y tiene un impacto significativo en las actividades diarias de los pacientes, afectando su estado de ánimo, capacidad para caminar, capacidad para trabajar, relaciones sociales y la calidad del sueño, y el disfrute de la vida en general2.

En este sentido, el dolor irruptivo oncológico ha sido objeto de atención en la conferencia anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés) dónde se han abordado nuevos tratamientos que palian el dolor de los pacientes oncológicos.

Terapias continuas

Los cuidados continuos o de soporte han sido presentados como una vía de tratamiento satisfactoria, tal y como ha asegurado Javier Pozas Pérez, oncólogo en el Hospital Ramón y Cajal, en una entrevista con Gaceta Médica. “Los cuidados continuos en oncología hacen referencia a un enfoque integral del paciente oncológico a lo largo de todo su proceso de tratamiento, desde el diagnóstico hasta la cronificación de la enfermedad o el final de la vida”, ha señalado.

“Estos cuidados se centran en atender las necesidades físicas, emocionales y psicosociales de los pacientes, aplicándose de forma complementaria a las terapias antineoplásicas específicas, y suelen ser de carácter multidisciplinar, involucrando a diferentes profesionales de distintos ámbitos de la salud”, ha incidido Pozas.

Según el especialista, dentro de los cuidados continuos destacarían las terapias de evaluación y planificación del tratamiento, la valoración nutricional, el control de síntomas y toxicidades derivadas de los fármacos, el apoyo emocional y psicosocial a paciente y familiares y, por último, los cuidados paliativos  dirigidos al alivio del dolor y otros síntomas, así como en el apoyo emocional y espiritual. 

Según el último manual de cuidados continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM)3, la evidencia científica apoya la integración multidisciplinar de los servicios de estos cuidados al tratamiento oncológico estándar de los pacientes con cáncer avanzado. 

Aunque los modelos de atención en cuidados paliativos son variados, Pozas ha recalcado que, para brindar unos cuidados continuos de calidad, es necesario “un equipo multidisciplinar amplio que incluya oncólogos médicos y radioterápicos, médicos especializados en cuidados paliativos, psicólogos, nutricionistas, enfermeras, médicos de otras especialidades con formación específica en toxicidades derivadas de los tratamientos antineoplásicos, etc”. 

“Habría que hacer un especial esfuerzo para integrar los cuidados continuos desde el inicio del tratamiento del paciente y no relegarlo a las etapas finales de la enfermedad”, ha afirmado Pozas.

Respecto a esta multidisciplinariedad, el oncólogo del Ramón y Cajal asegura que es fundamental que todos los profesionales sanitarios que puedan integrarse en el tratamiento frente al cáncer se formen apropiadamente. Y uno de los métodos para llevarlo a cabo es acudir a conferencias como la de ASCO.

“No sólo es importante asistir a las sesiones científicas sobre cuidados paliativos y DIO, también lo es el ‘networking’, que es muy enriquecedor y es, muchas veces, donde nacen colaboraciones nacionales o internacionales”, asegura Pozas.

Estigmatización de los tratamientos con opioides

Superar la estigmatización de los cuidados paliativos y los tratamientos con opioides requiere de un trabajo conjunto para, según ha explicado Pozas, “destacar la importancia de estos enfoques integrales en la atención médica y resaltar los beneficios que pueden brindar a los pacientes y sus familias en términos de alivio del dolor y mejora de la calidad de vida”.

Entre los distintos factores que influyen en esta estigmatización, Pozas ha señalado la falta de conocimiento y comprensión, el miedo a una potencial adicción, temor a perder la autonomía, así como las barreras culturales y religiosas.

“Existen mitos erróneos en torno a los cuidados paliativos y el uso de opiáceos, lo que lleva a percepciones negativas y a la estigmatización”, ha destacado Pozas.

“Aunque los opioides pueden ser adictivos cuando se utilizan de manera inapropiada o sin supervisión médica, en el contexto de los cuidados paliativos, su uso está regulado y supervisado para garantizar un alivio efectivo  del dolor y mejorar la calidad de vida de los pacientes”, ha afirmado.

Referencias

  1. Fallon M et al. Management of cancer pain in adult patients: ESMO Clinical Practice Guidelines. Ann Oncol. 2018; 29(4):iv166–iv191
  2. Camps Herrero C et al. Breakthrough cancer pain: review and calls to action to improve its management. Clin Transl Oncol. 2020;22(8):1216-1226
  3. Manual de Cuidados Continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). 3ª edición, 2019. https://seom.org/images/Manual_Cuidados_Continuos_2019.pdf

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