El linfoma es una neoplasia hematológica que afecta a las células del sistema linfático. Según el documento ‘Las cifras del cáncer 2023’, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y HematoREDECAN en el año 2024 se diagnosticarán más de 11.000 casos de esta patología en España. Al igual que en otros cánceres hematológicos, la investigación ha cambiado el paradigma del tratamiento.

Con motivo del Día Mundial del Linfoma que se conmemora cada 15 de septiembre, Raúl Córdoba, coordinador de la Unidad de Linfomas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, explica que “en este último año estamos viendo cómo nuevas estrategias de tratamiento están llegando a muchos tipos de linfomas”. “Entre ellos, estamos viendo un aumento en los esquemas libres de quimioterapia, que van a ser la opción de tratamiento preferidas para aquellos pacientes a los que esta terapia no les haya funcionado o hayan recaído de manera precoz”, apunta.

CAR-T y anticuerpos biespecíficos

Teniendo en cuenta toda la innovación que está llegando a esta enfermedad, Córdoba destaca “las terapias celulares con linfocitos T, que cada vez van a tener más indicaciones para diferentes subtipos de linfomas”. En España, como especifica el especialista, “ahora mismo están disponibles para los linfomas B agresivos en tercera línea y estamos esperando autorización para linfoma de células del manto, que está disponible en todos los países europeos menos en España”. Además, el hematólogo augura que “en los próximos años iremos viendo como estas CAR-T llegan a nuevas indicaciones como el linfoma folicular o la leucemia linfocítica crónica”.

“Otro gran bloque de tratamientos que va a cambiar el esquema actual son los anticuerpos biespecíficos”, asevera. Córdoba apunta que la principal ventaja de estas terapias es que “no necesitan ningún tipo de manufactura como los CAR-T, están directamente en la farmacia del hospital y están dado resultados especialmente buenos en pacientes con muy mal pronóstico o de muy alto riesgo”. El experto detalla que en estos momentos están disponibles en Europa varios tratamientos de esta índole: mosunetuzumab para linfoma folicular y glofitamab y epcoritamab para linfoma B difuso de células grandes. “Son dos opciones en las que el anticuerpo va en monoterapia en pacientes refractarios o con múltiples recaídas, y están ofreciendo resultados muy positivos en pacientes a los que les había fallado todo lo disponible”.

En definitiva, respecto a los biespecíficos, Córdoba incide en la gran ventaja que supone su uso, reduciendo las barreras en acceso de las CAR-T, lo que va a tener como consecuencia “que se puedan acercar estas terapias al paciente y que este no tenga que desplazarse a otra ciudad o comunidad autónoma para recibir el tratamiento”.

Evolución en el tratamiento

Precisamente estas dos terapias que menciona Córdoba son las que considera que han marcado el punto de inflexión en el tratamiento de la enfermedad. Y es que, desarrolla “la llegada de los linfocitos CAR-T es una revolución en varios sentidos, también porque en los últimos años lo que estamos aprendiendo es que vamos a poder utilizar estas terapias para sustituir el trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos y esto ha sido un hito enorme”.

Respecto a los biespecíficos, el hematólogo considera que “todavía estamos por vivir su irrupción”. En España precisa que “a día de hoy sólo se puede acceder a ellos dentro de programas de ensayos clínicos”. Siguiendo este hilo cuenta que sus pacientes “han tenido la fortuna de poder recibirlos gracias al programa de ensayos clínicos tan avanzado que tiene la Fundación Jiménez Díaz en patología linfoide”. Pero, con el curso que está siguiendo el avance de estos estudios, Córdoba se muestra optimista y espera que “en pocos meses puedan comenzar a utilizarse”. “Esta estrategia de tratamiento va a ser útil para un gran número de pacientes y va a poder ser administrado en cualquier centro de España, lo que va a suponer una revolución en el corto plazo”.

Con la vista en el futuro y lo que está por venir, Córdoba alude a que “lo siguiente que estamos viviendo es la combinación de varios esquemas de tratamiento, aunando otras estrategias disponibles en el mercado”. Yendo al detalle, se refiere a que “los biespecíficos se están explorando en ensayos clínicos con otros anticuerpos monoclonales o inmunomoduladores para ver si así podemos mejorar incluso los resultados positivos que ya tenemos; las combinaciones son parte de la gran revolución que vamos a tener”.

Del diagnóstico al seguimiento

Córdoba enumera varios desafíos pendientes que hay más allá del tratamiento de los linfomas. “En diagnóstico, en lo siguiente que tenemos que avanzar es en la incorporación de biomarcadores en el Sistema Nacional de Salud; parece que otros tipos de cáncer los están incorporando de manera más rápida y hay que ver cómo acelerarlo en esta patología para utilizarlos de manera rutinaria en el diagnóstico”. A este respecto agrega que “los estudios de seucenciación masiva mediante NGS se están posicionando como algo necesario para clasificar mejor a los pacientes, sobre todo en algunos tipos de linfoma, porque sabemos que algunos se van a beneficiar más de determinadas terapias”. En términos de diagnóstico, también opina que la biopsia líquida va a suponer un gran avance y un cambio en la manera detrabajar “porque se va a poder utilizar para detectar mutaciones del lingoma que están circulando en la sangre y quizá no estén presentes en el único ganglio que vamos a utilizar para biopsiar”.

En cuanto al seguimiento de los pacientes, Córdoba destaca dos aspectos: el seguimiento de otras comorbilidades y la atención a los largos supervivientes. Primeramente, se refiere a la “prevención cardiovascular de los pacientes con linfoma, ya que muchas de las terapias que administramos pueden tener un efecto adverso en este ámbito, como la hipertensión, la insuficiencia cardiaca o la cardiopatía isquémica”. El hematólogo expresa que se está aprendiendo a prevenir y manejar esas complicaciones, “tratando de que el paciente no las desarrolle y se siga beneficiando de la terapia”.

En segundo lugar, Córdoba pone de relieve la atención al largo superviviente. “Afortunadamente muchos pacientes de linfoma se curan y no sufren recaídas, pero por los tratamientos, pueden surgir complicaciones y secuelas a largo plazo”. Por este motivo, pone de relieve que mientras que en países como Estados Unidos están surgiendo clínicas de largos supervivientes en cáncer para atender las necesidades de los pacientes curados que probablemente acarreen secuelas de los tratamientos y que, “en España vamos muy por detrás y no hay una estrategia clara en cómo tratar de hacer seguimiento de estos largos supervivientes”.


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