Diez años después de la primera aprobación regulatoria de un anticuerpo inmunoconjugado (ADC) para el tratamiento de un tumor sólido (trastuzumab emtansina para cáncer de mama metastásico HER2 positivo), la situación actual, con mayor cantidad de datos, ensayos clínicos y nuevas aprobaciones, plantea un nuevo escenario de preguntas y respuestas sobre cómo utilizarlos de forma eficaz.

Todos estos interrogantes se han tratado en la sesión ‘Antibody drug conjugates: Current data and future role in drug development’, celebrada en el Congreso Europeo de Oncología Médica (ESMO), que tiene lugar en Madrid.

“Los ADCs permiten administrar la quimioterapia de una manera muy dirigida, evitando la toxicidad en las células normales. En Europa, contamos con tres ADCs aprobados para el tratamiento del cáncer de mama. Sin embargo, en Estados Unidos ya se han otorgado las primeras aprobaciones para su uso en el cáncer de vejiga, ovario y cérvix”, explica a GM Irene Braña, investigadora clínica del Vall de Hebrón Instituto de Oncología (VHIO).

Durante la presentación, los expertos han debatido sobre la posibilidad de combinarlos con la terapia convencional y en qué fase del tratamiento es más eficaz administrarlo. 

“Para estos tratamientos altamente dirigidos es necesario contar con un biomarcador. Por tanto, si el tumor muestra una alta sobreexpresión, tiene sentido administrar el tratamiento en la primera línea, ya que es poco probable que se pierda el receptor como un mecanismo de resistencia”, continúa Braña.

Asimismo, la especialista destaca otro de los beneficios de los ADCs de nueva generación en relación con el tratamiento de las pacientes que presentan una expresión baja de HER2. “Anteriormente, estos anticuerpos solo tenían beneficio en aquellas pacientes que presentaban una expresión muy alta”, enfatiza.

Sin embargo, la nueva tanda de fármacos está demostrando ser efectiva en un grupo más amplio de pacientes y en áreas del cuerpo que históricamente eran difíciles de tratar. “Ahora ya se está empezando a utilizar en pacientes con expresiones más bajas de HER2. Con lo cual, un gran porcentaje de la población entra dentro del tipo histológico y puede beneficiarse de este tipo de tratamiento“, subraya la investigadora, quien recuerda la importancia de la secuenciación genómica.

‘Anticuerpos inmunoconjugados: Datos Actuales y Futuro Papel en el Desarrollo de Medicamentos.

Asimismo, la investigación también ha permitido un cambio en la distribución corporal de las terapias, alcanzando partes del cuerpo donde antes penetraban mal, como es el caso del cerebro. “Se ha comprobado que con poca cantidad ya se consigue un efecto biológico”, resalta.

En definitiva, los ADCs ya esbozan un escenario prometedor en cáncer de mama y empiezan a ofrecer datos positivos en otros tipos de tumores. “Dentro de los tumores de cabeza y cuello, el grupo de las glándulas salivales que también expresa HER2, podría beneficiarse de los ADC, según los datos de los estudios básquet”, incide.

Manejo de toxicidades

Por su parte, la sesión celebrada en el marco del congreso europeo también ha enfatizado la importancia del manejo precoz de las nuevas toxicidades asociadas a estos tratamientos.

“Por ejemplo, en el caso de trastuzumab deruxtecan (Enhertu), contamos con varias guías que detallan cómo abordar una posible toxicidad pulmonar. Aunque se trata de un evento poco frecuente, es crucial detectarlo a tiempo, ya que de lo contrario podría llevar a la interrupción de un fármaco que está beneficiando a la paciente”, agregó la investigadora


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