madrid/ El modelo de externalización y concentración de sistemas informáticos de la consejería no permite aplicar la libre elección ni el área única

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El programa AP Madrid, implantado en el 25% de los centros de salud, sufre caídas continuas y no posibilita la interconexión

Los profesionales reclaman un cuerpo informático propio y la creación de comisiones mixtas consultivas que escuchen las necesidades clínicas

| 2010-03-31T14:21:00+02:00 h |

MÓNICA RASPAL

Madrid

Implantar el área única y aplicar la libre elección en la Comunidad de Madrid requieren de una serie de herramientas informáticas que, por el momento, sólo están arrojando “sombras” e incógnitas y despertando la preocupación entre los profesionales precisamente porque se han decidido de espaldas a éstos.

Por ello, reclaman al nuevo consejero de Sanidad, Javier Fernández Lasquetty, que reconduzca la situación en un clima de diálogo y transparencia, creando grupos de trabajo por áreas o comisiones mixtas consultivas para conocer las necesidades reales de los clínicos. Ésta fue la demanda elevada por médicos e informáticos del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) durante la segunda edición del Círculo Sanitario que organiza el sindicato médico Femyts, donde se expusieron los problemas técnicos de sistemas como AP Madrid —implantado con un retraso de más de tres años en sólo el 25 por ciento de los centros de salud— que sufre continuas caídas y no posibilita la interconexión.

Así lo expuso Francisco José Sáez, médico de familia miembro de Femyts y experto en sistemas informáticos del primer nivel, explicando el proceso de ajuste que realizaron durante 15 años los profesionales de AP para adoptar el programa OMI —predecesor de AP Madrid—, un sistema basado en pequeños servidores independientes e interconectados con el que han logrado en muchos centros versiones personalizadas muy avanzadas.

Sin embargo, AP Madrid cuenta con una base de datos única centralizada y, según Sáez, no ha permitido la migración total de los datos clínicos existentes (un tanto por ciento se han perdido). Además, es más lento y dependiente de las conexiones telefónicas —cuyo ancho de banda no soporta el enorme flujo de datos—, no tiene cartera de servicios actualizada, no permite la conexión con los hospitales —la visión de las historias clínicas sufre demoras y poca precisión en los datos— y tardará mucho en permitir la receta electrónica. De hecho, añadió, en la práctica diaria los médicos están recurriendo al viejo sistema OMI para hacer las recetas habituales de un paciente y al papel y bolígrafo para las recetas de nuevas prescripciones.

“En muchos centros cuentan incluso con un kit básico de supervivencia en papel para cuando se cae el sistema y dos de ellos ya han rechazado por escrito el programa”, insistió. A su juicio, el problema estriba en que los que han desarrollado AP Madrid no son clínicos y no saben que éstos necesitan prestaciones dinámicas para dedicar más tiempo a la atención al paciente. En cualquier caso, Sáez considera que este sistema no es una herramienta imprescindible para aplicar la libre elección ni para poner en marcha el área única, pues el OMI ya realiza estas funciones, es gratis y está desarrollado por personal propio del Sermas. De la misma opinión es Domingo Sánchez, presidente de la Asociación de Profesionales de la Informática de la Salud (Apiscam), quien se mostró en contra de la centralización total de los sistemas informáticos que incluye el proyecto de área única, una decisión entre políticos y una empresa privada para la que no se ha contado con los profesionales sanitarios ni de la informática. Así, AP Madrid fue adjudicado a la empresa Stacks, que después fue comprada por la multinacional francesa Cegedín, cuya principal actividad es la venta de datos sobre prescripción de recetas a los laboratorios farmacéuticos, una concurrencia de intereses, en su opinión, preocupante, aunque la Ley de Protección de Datos española es muy rigurosa.

Para el presidente de Apiscam esta dependencia del proveedor tampoco es positiva porque hay que contar con él y pagar cualquier cambio en un producto que además está realizado a medida, por lo que no se ha probado en otros organismos y no se conoce, por tanto, su flexibilidad.

A su juicio, para que la libre elección sea eficiente necesita una Historia Clínica Común (HCC) a la que se pueda acceder desde cualquier centro pero la región madrileña se encuentra, en este momento, a la cola de las comunidades autónomas en este desarrollo. “Los hospitales tradicionales son islas con sistemas informáticos propios e independientes desarrollados desde hace más de 20 años, mientras que la Fundación Hospital de Alcorcón y los nuevos hospitales han externalizado su informática con el programa Selene, de Siemens, que no tiene interconexión con los anteriores”, explicó.

Por todo ello, Sánchez propone a la consejería la creación de un cuerpo informático propio y amplio, que tenga el control técnico y del conocimiento, desarrolle procesos de integración horizontal entre hospitales y AP y cuente con un reconocimiento laboral —el nivel de temporalidad actual de estos profesionales es de un 60 por ciento—, una opción que ahorraría muchos costes y que la Administración ya podría estar considerando ante los problemas que está encontrando con la migración de los datos, para cuya solución está solicitando la participación de este personal.