Los especialistas ya no se conforman con un índice de severidad y área de la psoriasis (PASI) 75. Ahora quieren (y pueden) hablar de PASI 90, es decir; los pacientes tienen una respuesta óptima y un estado DLQI de entre cero y uno, lo que significa que la enfermedad no impacta apenas en su calidad de vida. Esto es posible gracias a los tratamientos biológicos dirigidos que están indicados para la psoriasis en placas de moderada a grave en adultos.
Bajo el paraguas del 44º Congreso Nacional de Dermatología y Venereología se presentaron nuevos datos de eficacia y seguridad de secukinumab (comercializado por Novartis como Cosentyx) frente a ustekinumab (comercializado por Janssen como Stelara). Algunos de los datos extraídos del estudio CLEAR (a 52 semanas) ponen de manifiesto que con secukinumab, el 76,2 por ciento de los pacientes alcanzaban un PASI 90 frente al 69,2 por ciento con ustekinumab. Hablando de PASI 100, las cifras oscilan entre el 45,9% versus al 35,8 por ciento.
“Otro dato muy relevante tiene que ver con cómo la psoriasis afecta a la vida personal de los pacientes y se ha visto que con secukinumab, el 71.6 por ciento de los pacientes consiguen un DLQI de entre cero y uno, frente al 59,2 por ciento”, expuso el jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de la Princesa, Esteban Daudén, haciendo referencia a los estudios pivotales que manejan los especialistas.
Esta molécula se une a la interleuquina 17-A (IL-17A) y neutraliza su actividad, convirtiéndola en la primera terapia dirigida a la IL-17A, con resultados disponibles en fase III. En este sentido, se están investigando nuevos tratamientos selectivos que inhiban esta proteína y eviten el “ciclo de retroalimentación” que puede provocar y otras patologías autoinmunes.
Para psoriasis moderada-grave, los facultativos cuentan con fototerapia, tratamiento sistémico clásico y fármacos biológicos. En general, tal y como comentó Pablo de la Cueva, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Infanta Leonor y vicepresidente de la Sección centro de la AEDV, esa suele ser la secuencia. “El informe de posicionamiento terapéutico (IPT) en España dice que secukinumab debe administrarse después del sistémico, debido a su repercusión económica”, indicó, al tiempo que precisó que cuando un paciente ya no puede recibir el sistémico clásico, esta alternativa se encuentra “en el primer nivel”, gracias a su “elevada tasa de eficacia y seguridad”.
La opción “más coste-eficaz”
Por tanto, los dermatólogos parecen tenerlo claro. “Si no hablásemos de precio y pudiésemos elegir el tratamiento, sin mirar lo que vale, pondríamos secukinumab”, destacó Rosa Izu, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Basurto.
Una información complementada por el director medico del área de Inmunología y Dermatología de Novartis, Jordi Valls, y el director del Servicio de Dermatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y miembro del International Psoriasis Council, Lluís Puig, quienes hicieron alusión a la comunicación oral ‘Fármacos biológicos para el tratamiento de la psoriasis moderada-grave. La eficacia máxima para los pacientes y la eficiencia del sistema son posibles’.
El objetivo de dicho trabajo fue comparar el coste-eficacia de los biológicos para controlar esta patología y la conclusión a la que llegaron los especialistas que participaron en él fue que “el abordaje terapéutico empezando con secukinumab se muestra como el más eficaz en conseguir el mayor número de pacientes con PASI 90”. Asimismo, todas las combinaciones que incluyen secukinumab como fármaco de inicio son “las más eficientes por tener el menor coste por paciente controlado”. En definitiva, los expertos resaltaron que cuanto más eficaz sea un biológico y más sostenible su eficacia en el tiempo, “mejor se podrán utilizar estrategias de esparcimiento, con el consiguiente ahorro en los costes farmacológicos”.
En este punto, Raquel Rivera, dermatóloga adjunta del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario 12 de Octubre, mencionó que, en estos momentos, hay un estudio multicéntrico e internacional en marcha para ver si a partir del sexto mes de tratamiento —el inicio del tratamiento consiste en una dosis semanal, durante las primeras cuatro y semanas y a partir de la quinta, mensual— aquellos pacientes que son buenos respondedores (PASI 90) se les puede espaciar la dosis y administrársela cada seis semanas en vez de cada mes.
También se debatió sobre las asignaturas pendientes que se deben aprobar en este terreno. Así, los profesionales sanitarios resaltaron que a partir de ahora queda ver cómo los nuevos medicamentos ayudan a controlar todas las comorbilidades asociadas. “No se trata solamente de que el paciente esté controlado desde el punto de vista cutáneo, sino también la patología cardiovascular, articular, las infecciones que pueda parecer, etc., es decir; que tenemos que trabajar en el control de las comorbilidades”, apuntó Salvador Arias, dermatólogo adjunto del Hospital Universitario Virgen de las Nieves.
Otras novedades
Y aunque la psoriasis fue una de las patologías que más atención recibió, fueron muchas otras sobre las que los expertos aportaron información.
Ejemplo de ello, Mariano Ara, jefe del Servicio de Dermatología en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa y presidente del mencionado congreso, quien resaltó a GM que además de los nuevos biológicos para la psoriasis también se debe destacar la llegada “próximamente” de nuevas moléculas que tendrán un papel clave en la dermatitis atópica. “Está cerca el momento en el que aparezcan varios fármacos capaces de inhibir la inflamación derivada de la dermatitis atópica, lo cual es muy importante si tenemos en cuenta que, en los últimos años, ha habido un gran incremento en los últimos años (hoy en día afecta a en torno un 20 por ciento de la población pediátrica en países desarrollados)”, señaló.
En este sentido, Arias resaltó los fármacos que bloquean la vía de señalización intracelular de las Janus Quinasas (JAK), como tofacitinib, con una tasa respuesta que se sitúa alrededor de entre el 50 y 60 por ciento. También puso en valor aquellas opciones, cuyo objetivo es bloquear proteínas como la IL-4 o IL-13, y que logran tasas de respuestas “muy interesantes”.
Arias abrió más el abanico y explicó que en urticaria, por ejemplo, hasta ahora, los especialistas estaban algo “limitados” con los antihistamínicos. “Afortunadamente, ya aparecen publicaciones de series muy largas de pacientes con muy buenas respuestas al tratamiento con omalizumab —un fármaco que bloquea las proteínas relacionadas con esta patología, como la inmunoglobulina E (IgE)— cercanas al 70 por ciento.
Opciones innovadoras para el vitíligo, como el cultivo de melanocitos para conseguir la repigmentación de la piel; el empleo de tratamientos de uso tópico como la minociclina o la dapsona para combatir el acné o los inhibidores del TNF alfa, como infliximab y adalimumab, para tratar la hidradenitis supurativa son algunas de las alternativas que “pueden ser interesantes en el futuro”.
Aparte, los expertos destacaron el póster ‘Estudio multicéntrico sobre el uso de oxibutina oral en hiperhidrosis local y generalizada: resultados, satisfacción de los pacientes y relación de efectos secundarios’. Destacaron los resultados “interesantes” que se consiguen con este tratamiento, así como su precio (una caja de 60 comprimidos de 5 mg no supera los seis euros), el cual sería un factor “determinante” a la hora de considerarlo una opción de primera elección.