Almudena Fernández Madrid | viernes, 24 de enero de 2014 h |

Desde el punto de vista de la seguridad, el papel del farmacéutico en las urgencias hospitalarias cobra más protagonismo aunque su implantación en España es aún variable, tal y como le manifestó a este suplemento Beatriz Calderón, coordinadora del Grupo de Trabajo de Atención Farmacéutica en Urgencias (Faster) de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

Y es que el farmacéutico, al ser el técnico que mejor conoce los medicamentos, dispone de la formación y el tiempo necesarios para analizar si el tratamiento que toma el paciente en urgencias es adecuado a la situación aguda que padece, mientras que el médico tiene que ocupar gran parte de su tiempo en diagnosticar qué es lo que le está pasando al enfermo, por lo que la coordinación de ambos consigue reducir los errores a nivel de prescripción. Además, la colaboración estrecha con los enfermeros en la administración también evita fallos en este campo.

Por otro lado, cuando alguien acude a un servicio de urgencias, tanto él, como sus familiares y el equipo que lo atiende inicialmente se centran en el problema agudo, mientras que nadie se responsabiliza desde el comienzo de abordar otra serie de enfermedades que también pueda tener y, si son desatendidas, podrán desestabilizar más al enfermo, por ejemplo, en el caso de un diabético que sufre un infarto si no recibe la insulina que necesita. Es aquí dónde se hace necesaria la figura del FH que se encargará de coordinar todos estos tratamientos. La ‘Guía para la conciliación de los medicamentos en urgencias’, elaborada por el Grupo de Trabajo de Faster, agrupa una serie de recomendaciones sobre los medicamentos por los que se ha de preguntar en el momento agudo en que el paciente acude al servicio de atención urgente para que situaciones de este tipo no ocurran.

Aproximación a urgencias

Cuando se empezaron a implantar las nuevas tecnologías en los servicios de urgencias, muchos farmacéuticos se empezaron a aproximar desde el punto de vista logístico pero, una vez que comenzaron a trabajar conjuntamente con los médicos, se dieron cuenta de hasta qué punto podían colaborar. Para ello, los FH se forman “cada vez más desde el punto de vista clínico y no solamente logístico”e intervienen de forma cada vez mayor en las decisiones sobre la medicación del paciente.

En cuanto a la formación de estos profesionales, además de ser imprescindible que sean farmacéuticos de hospital para manejar correctamente las enfermedades críticas, no se puede olvidar el conocimiento de las patologías crónicas, pues en urgencias pueden confluir ambas en pocas horas.

Además, este grupo de la SEFH está en la actualidad trabajando en varios proyectos. Uno de ellos será el convertir la guía que elaboraron en una app que todos los profesionales puedan llevar en su móvil. Otro será un programa a través del que gestionar su conocimiento: Actualización en Urgencias para Farmacéuticos (AUFAR), con la idea de que distintos profesionales que gestionen patologías diferentes agrupen esos contenidos y que estén disponibles para el resto de farmacéuticos para convertirlo en “una especie de biblioteca accesible para todos” que sea útil para poder desarrollar su trabajo en el día a día dentro de la enorme presión asistencial de las urgencias.