carmen m. lópez Madrid | viernes, 24 de enero de 2014 h |

Tras varios meses de trabajo, el Comité Permanente de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ha aprobado un documento con las líneas generales del desarrollo de la gestión clínica y sus unidades en el Sistema Nacional de Salud.

Durante la reunión de los representantes sindicales se sentaron las bases generales que defiende la organización, al igual que la Federación de Asociaciones Científico Médicas (Facme) hizo unos meses atrás (Ver MG nº 490).

En este caso, CESM defiende la adhesión voluntaria, respetándose los derechos adquiridos y la relación contractual. “El personal sanitario podrá acceder a cualquier iniciativa de gestión clínica en centros de gestión directa o indirecta, sin precisar modificación de tal relación jurídica”. Asimismo, la confederación apuesta porque las unidades de gestión clínica (UGC) carezcan de personalidad jurídica propia, dependiendo de las gerencias. En este punto, CESM exige apoyo constante y leal junto a las áreas de gestión económica, administrativa, logística, admisión y documentación para que la autonomía de dichas unidades sea real. También pide que se implanten “sistemas de información de costes y asistenciales, accesibles y fiables, que permitan una evaluación y un control periódico y permanente”.

Del mismo modo, el sindicato pretende impulsar una organización basada en los procesos asistenciales, lo que supone diversos grados de complejidad, desde la unidad de gestión hasta áreas funcionales interdisciplinarias, que incluyen integración intercentros e interniveles, con modelos organizativos internos participativos, sencillos y eficaces.

En cuanto al liderazgo, tiene que estar bien definido, con selección transparente, basada en la igualdad, mérito, capacidad y publicidad, alejada de servidumbres políticas, con prescripción de la libre designación, y adecuada al tipo de gestión clínica —asistencial médica, cuidados de enfermería etc—.

Para todo esto, desde la Confederación se apuesta por un contrato de gestión “comprensible, asumible, realista y posible”. En este sentido, CESM considera necesaria la autonomía de gestión real que implica un soporte constante y leal de gerencias, áreas de gestión económica, administrativa, logística, admisión y documentación, con sistemas de información de costes y asistenciales, accesibles y fiables, que permitan una evaluación y un control periódico y permanente.

El texto aprobado por el Comité propone incentivos económicos vinculados al grado de cumplimiento de objetivos, nunca al ahorro del presupuesto pactado, algo que no es nuevo para el sindicato ya que hace unas semanas el coordinador del grupo de trabajo, Tomás Toranzo, señalaba a GM su propuesta de que tanto en el ámbito hospitalario como en atención primaria, las UGC tienen que estar dotadas suficientemente para que se financien las actividades en función de la cartera de servicios de la unidad y de la capacidad asistencial que tenga. Además, tienen que estar incorporados los incentivos, que, a su entender, no pueden salir de recortar el presupuesto asignado para Sanidad. “Si se cumple el presupuesto destinado a la asistencia y además los objetivos asistenciales, se podrá disponer del presupuesto destinado a incentivos”. Del mismo modo, el coordinador adelantó que los responsables de estas unidades tienen que ser nombrados en base a los méritos y la capacidad profesional de cada candidato, evitando así la arbitrariedad. Por último, el consenso apunta asimismo a que atención primaria requiere un diseño específico en función de sus características.