| viernes, 23 de septiembre de 2011 h |

Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3

No hay un duro ni para pipas y en cambio ya sabemos que en diez años el uso de chips genómicos al nacer será habitual para predecir enfermedades. O sea que estoy encantado de haber nacido en otro tiempo porque eso de empezar el primer día dando disgustos a los padres me parece fatal. Bromas aparte, Esperanza Aguirre, después de inaugurar el flamante Hospital de Torrejón, esta semana se ha ido desde territorios aéreos a dimensiones galácticas. Todo pasa últimamente en esta comunidad. La ministra Cristina Garmendia, a la que sólo le quedan dos telediarios, y la señora Aguirre, inauguraron el Laboratorio de Investigación de Imagen Cardiovascular del CNIC.

Entre los notables estaban en esa Jornada Cicerone los expertos Dr. Carlos Macaya, Dr. Valentín Fuster y el investigador de la Universidad de Tufts, el profesor José María Ordovás.

Hemos aprendido que, actualmente, los chips genómicos ya consiguen pronosticar el 70 por ciento del riesgo de padecer una enfermedad causada por un solo gen y el 10 por ciento de las causadas por más de un gen.

Tendrán que espabilar los tocólogos y especialistas en partos para coordinar la implantación de tantos chips. Mientras tanto y hasta que llegue ese momento, se preparan los ginecólogos de la Asociación Española Para el Estudio de la Menopausia para la celebración del II Curso AEEM en Zaragoza el 21 de octubre. Se pretende, bajo la coordinación del doctor Antonio Miñano, tratar desde el fallo ovárico precoz hasta las gestaciones tardías pasando por esa relación maléfica entre obesidad, síndrome metabólico y climaterio. Interesa cómo ha evolucionado la endocrinología ginecológica y cómo hemos avanzado en los tratamientos vaginales que aportará la doctora María Jesús Cancelo. Sin embargo, después de las noticias aparecidas como consecuencia de informaciones poco evaluadas sobre los bifosfonatos, nos conviene estar atentos a lo que vaya a contar el presidente, el Dr. Rafael Sánchez Borrego, sobre osteoporosis en Ginecología. Hay que apuntalar la importancia de la vitamina D de la mano del catedrático de Valencia, el Dr. Antonio Cano, o bien la utilización del ralenato de estroncio que matizará el doctor José María Fernández Moya.

Para evitar mis pasiones ginecológicas, recurro a la reumatología ortodoxa para comparar conocimientos por áreas. Le he preguntado al Dr. Jesús Tornero, un clásico de esta especialidad, quien me indica que en caso de osteoporosis “hay muchos fármacos disponibles para tratar esta enfermedad dentro de los cuales los bifosfonatos constituyen un grupo terapéutico fundamental. Se ha demostrado su capacidad de frenar la reabsorción ósea y de restaurar la arquitectura y calidad del hueso. Son múltiples los ensayos clínicos en lo que se demuestra su capacidad de reducir la incidencia de fracturas tanto vertebrales como de cadera o huesos periféricos”. Según Tornero “otros grupos de fármacos utilizados para tratar esta enfermedad incluyen los moduladores selectivos de los receptores de estrógenos (raloxifeno, bazedoxifeno) y estimuladores de la formación como la PTH y la paraparotida. Existen finalmente agentes de acción doble (anti-reabsortiva y estimuladoras como el ranelato de estroncio). Con todo este arsenal terapéutico se ha conseguido ofrecer a la mujer armas muy eficaces para prevenir fracturas”.

El libro coordinado por la doctora María Jesús Cornellana sobre “La menopausia al inicio del siglo XXI” matiza de la mano del Dr. Esteban Rodríguez Bueno que “ante una fractura de cadera puede predecirse el fallecimiento del paciente en el 25 por ciento de los casos durante el primer año desde la fractura (con mayor frecuencia, durante el primer trimestre después del suceso); el veinte por ciento pasará a ser dependiente funcional de otra persona y, otro tanto, necesitará asistencia domiciliarias para realizar sus funciones más elementales”.

En España, las fracturas de cadera suponen unos 40.000 ingresos hospitalarios cada año y, como su tratamiento suele ser quirúrgico, se llega a superar las 30.000 intervenciones, con la necesidad de colocar prótesis de cadera en unos 10.000 pacientes.

Los bifosfonatos orales conforman, según el Dr. Rodríguez Bueno, un tratamiento de primera línea en la osteoporosis posmenopáusica. En los ensayos clínicos, el etidronato, el alendronato y el risedronato demostraron una notable eficacia en la disminución del riesgo de fractura y el aumento de la masa ósea tanto vertebral como de cadera, siendo los únicos agentes antirresortivos que han reducido el riesgo de fracturas no vertebrales. El Dr. Rodríguez Bueno concluye que en el tratamiento de la osteoporosis, la toma de cualquier preparado útil debe complementarse con el suplemento correcto de calcio y vitamina D.